El difícil tránsito de "adelitas" a dirigentes partidistas

 

Mujeres y política: lento avance

Mireya Cuéllar Ť La pregunta es recurrente: Ƒqué tanto participa la mujer hoy en política? Reivindicada en el discurso por los varones, la realidad hace preguntarse hasta dónde las quieren junto a ellos. Si nos remitimos a los hechos, las prefieren preparando las comidas de campaña, haciendo sonar las matracas en las convenciones, dirigiendo las porras y adornando con sus faldas cortas -de edecanes- desde el salón de sesiones del IFE hasta los pasillos del Senado.

Ya no batallan con el charro empistolado que la cinematografía legó como prototipo del mexicano, pero šcuánto les ha costado entrar a ese terreno ancestral de hombres que es la política!, šcómo navegan por ese mundo que los teóricos definen como espacio de construcción del orden social! No ha sido fácil. Ni entrar ni navegar. En la Constitución de 1857 no alcanzaron la escala social de los "estafadores" y "ebrios". A ellos se les excluía del derecho al voto, a ellas ni siquiera se consideró necesario mencionarlas. Un siglo después se les dio derecho al voto y otro medio siglo más tarde se cuentan con los dedos de las manos las mujeres que tienen un cargo de primer nivel en los poderes de la Unión.

Mujeres Banda de Guerra cop En casi dos siglos de vida independiente sólo dos mujeres han encabezado -y como sustitutas de varones que accedieron a mejores posiciones- la Cámara de Diputados: Socorro Díaz Palacios y María de los Angeles Moreno. Finalmente los senadores permitieron que una mujer los comande: María de los Angeles Moreno, y también porque Fernando Ortiz Arana primero, y Genovevo Figueroa después, tuvieron mejores asuntos que atender. Hay una jefa de Gobierno del DF, Rosario Robles Berlanga, quien tomó la estafeta cuando Cuauhtémoc Cárdenas se fue de candidato a la Presidencia.

No valió que fueran obreras desde principios de siglo o que hubiesen desfilado por los campos de batalla durante la Revolución Mexicana -las "adelitas". Cuando se discutió la Constitución de 1917 se alegó que no habían desarrollado "conciencia política" como para poder dar un paso fuera de la cocina. Hubo en esos años un grupo de "revoltosas" que hicieron fila frente a las casillas pero todos sus votos fueron anulados. A Lázaro Cárdenas le fue imposible convencer al Senado de que estaban "capacitadas" para la vida pública. La iniciativa que presentó en 1937 para modificar el 34 constitucional y darles derecho al voto prosperó ante los diputados pero no en el Senado.

Ellas no se desanimaron. Comunistas y priístas (entonces del PNR) siguieron unidas en el Frente Unico Pro Derechos de la Mujer (FUPDM), que fundaron en 1935 con una meta central: obtener el derecho al sufragio. En 1923, el gobernador de San Luis Potosí ya les había dado ese derecho, aunque sólo para los comicios municipales. En 1946, una reforma al 115 constitucional les permitió votar y ser votadas en las municipales de todo el país. Pero no alcanzaron su objetivo hasta 1953. El 17 de octubre de ese año se aprobó la reforma al 34 de la Carta Magna.

Las mexicanas votaron y fueron votadas plenamente por primera vez en los comicios de 1955. Cuatro mujeres llegaron a la Cámara de Diputados. El Senado siguió reservado para los hombres. Hasta 1963 las damas se sentaron frente a frente con los caballeros de la llamada Cámara alta.

Alcanzaron un lugar en la Constitución Política gracias a "la compañera" María Es-ther Zuno de Echeverría, quien logró que su marido, que despachaba de Presidente de la República, promoviera una iniciativa de reformas en 1974. La entrada fue por la vía del artículo cuarto: "son ciudadanos de la República los varones y mujeres..."

José López Portillo llevó al gabinete el 13 de agosto de 1980 a la guapísima Rosa Luz Alegría. Está ya en las páginas de la historia como la primera mujer en México que logró un cargo de ese nivel, aunque haya sido en una secretaría tan menor como la de Turismo. Miguel de la Madrid volvió a hacer del gabinete un "club de Tobi". Carlos Salinas dio un paso más: incluyó a María de los Angeles Moreno en Pesca y a María Elena Vázquez Nava en la Contraloría.

La mejor cosecha se ha dado en los últimos años. Hubo tres mujeres en el gabinete hasta que Oscar Espinosa se quedó sin chamba y Silvia Hernández le entregó Sectur. Actualmente Rosario Green, en la SRE, y Julia Carabias, en Semarnap, están en el gabinete.

La situación de los partidos políticos es poco usual. Dos mujeres, Dulce María Sauri Riancho (PRI) y Amalia García Medina (PRD), comandan sus formaciones políticas. Pero en el caso del tricolor, que una mujer sea la presidenta no implica que la estructura esté permeada. De los 18 cargos importantes en el Comité Ejecutivo y organizaciones afines sólo cuatro son ocupados por mujeres, y uno de ellos es por obligación, ya que se trata del órgano femenino del partido. En el PRD, de 20 carteras que tiene la dirección nacional, en siete están mujeres y es el único partido donde además de la presidencia ocupan posiciones importantes, como la secretaría electoral o la de relaciones políticas. En Acción Nacional los miembros del CEN son 40 en total y aunque en él hay 10 mujeres, muchas de ellas ocupan cargos más bien honorarios, como la esposa del fallecido Manual J. Clouthier.

Acción Nacional es señalado por las especialistas en mujeres y política como el partido que más las relega. El puesto más importante en la escala de dirección partidista que una mujer ha alcanzado ahí es el de secretaria general adjunta que tuvo Cecilia Romero en tiempos de Luis H. Alvarez y Carlos Castillo Peraza. Los blanquiazules recibieron incluso un llamado de atención del IFE para que en sus estatutos incluyeran el derecho de mujeres -que ya les había dado el Cofipe- a tener 30 por ciento de candidaturas en la próxima elección.

Vale decir a su favor que la primera mujer candidata a gobernadora fue del PAN, en los sesenta: Rosario Alcalá, por Aguascalientes. Sin embargo, la primera gobernadora fue Griselda Alvarez, de Colima, en 1979; Beatriz Paredes, de Tlaxcala, en 1987; Dulce María Sauri, interina en Yucatán, en 1991, y Rosario Robles, jefa del GDF desde 1999.

Es cierto que mientras Clara Zatkin proponía en Copenhague (1910) que el 8 de marzo fuera conmemorado como el Día Internacional de la Mujer, en México muchos varones todavía creían que la mujer debía estar "como la escopeta": cargada y tras la puerta. Casi un siglo después, los partidos ejercitan su ingenio para dar la vuelta a la disposición legal que les entrega 30 por ciento de candidaturas a las mujeres. Cheque usted el avance. šAh!, y no se olvide de escuchar hoy los discursos de los candidatos y políticos de todos colores y tamaños.