La Jornada miércoles 8 de marzo de 2000

PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
Un ataque a la razón

Ť La UNAM: un asunto de rebeldía social Ť ƑLa solución? Difícil y llegará cuando haya garantías para pensar distinto Ť Los partidos políticos se hacen los desentendidos Ť De nuevo intolerancia y autoritarismo Ť Magú quiere amparo

Decía un ilustre revolucionario que no entendía una lucha política, una lucha social, una lucha económica, una lucha pues, que no aspira a tomar el poder. Claro el sub Marcos podrá insistir que la lucha zapatista no busca el poder, pero esa es otra historia, es marketing. Y viene a cuento el recuerdo por el ataque a la razón, el lunes en la Universidad Nacional. Cuando por la pantalla del televisor se reflejó aquel rencor, aquella agresividad, aquel salvajismo, volvieron, en imágenes en blanco y negro, los recuerdos del 6 de febrero pasado, cuando la Policía Federal Preventiva entró a Ciudad Universitaria. Jamás imaginé que un grupo de jóvenes universitarios, luchadores sociales -avalados por sus papás, que seguro fueron y son más luchones que sus hijos--, con los rostros cubiertos, a patadas y a plena luz del día rompieran puertas, ventanas y tomaran por asalto la razón. Los tiempos pasados no han sido mejores, fueron distintos, pero no recuerdo a mis compañeros del comité de lucha de Ciencias Políticas, a aquellos líderes históricos del Consejo Nacional de Huelga (cierto, muchos defenestraron luego) cubrirse el rostro para tomar la oficina del maestro Enrique González Pedrero, (director de la FCPS por aquel 1968), mucho menos para salir a las calles, para aparecer en las marchas, para presidir los mítines. šQué va! eran otros tiempos, con un gobierno más intolerante y autoritario que el de Zedillo, con una sociedad también más autoritaria que ésta que conformamos en este inicio de siglo, y la cual, aunque no nos guste, ya muestra proclividad a la intolerancia y el autoritarismo, aun entre los jóvenes como los que asistieron al futbol en el estadio de CU el domingo... impresionantes, por el dramatismo del blanco y negro, la imágenes que transmitió la televisión la tarde-noche del lunes 6 de marzo.

URNA TRANSPARENTE Los revolucionarios luego traen tesis convincentes, dicen algunos discursos de lo más interesantes y compartibles. Hace unos días leía en un diario europeo unas declaraciones del comandante Raúl Reyes. Es el segundo hombre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), movimiento insurgente de origen marxista que comenzó a conformarse a mediados de los sesenta; liderado por un campesino, Manuel Marulanda Vélez, que el Ejército y los paras (paramilitares, claro) conocen como Tirofijo. Pues el comandante Reyes (53 años) es uno de los negociadores de las FARC, el tolerante que come en la misma mesa, comparte el hotel y viaja en el mismo avión que personeros del gobierno (A Tirofijo jamás lo veremos en la mesa de negociación, aunque el hombre fuerte de la guerrilla hace política de altura), pues el segundo hombre de las FARC decía con ese tono dulzón de colombiano: "...Ƒqué cuando se firma la paz? Difícil. La paz vendrá cuando la gente deje de aguantar hambre, cuando vaya a la escuela, cuando tenga empleo, cuando no la maten, cuando tenga garantías para pensar distinto, cuando los que disienten no sean asesinados, no vayan a la cárcel, no tengan que exiliarse". Y explicaba el revolucionario: "Lo que se busca en la mesa de negociación no son la desmovilización de los rebeldes y la entrega de armas, sino la solución a fondo de los problemas, social, económico y político del país". Y allá, con todo y las armas, hay una mesa de negociación. Las FARC, con 20 mil combatientes (según las autoridades) son un poder político reconocido y eso les da una gran capacidad para negociar, para decidir el futuro colombiano. Y precisa el comandante Reyes: "Nosotros no somos electoreros... somos revolucionarios y estamos dispuestos a disputarles el poder a los partidos políticos tradicionales, a como dé lugar, en las calles o en las plazas". Y no se trata aquí de hacer la apología de las FARC, esa guerrilla colombiana que "ha perdido su rumbo ideológico y se mantiene viva por sus vínculos con el narcotráfico" -asegura el comandante del Ejército Fernando Tapias (La Jornada, 7 de marzo)-, sino de imaginar otras realidades con problemas similares a los nuestros, y en la búsqueda de garantías para pensar distinto, para disentir de la autoridad, para abrir una mesa de negociaciones y dialogar, para convencer y discrepar, para rechazar los ataques a la razón.

La toma violenta de la rectoría por un sector de los ultras del CGH no es otra cosa que un ataque a la razón. Sí, a la fuerza de la razón que los universitarios no pueden descartar. En un artículo sobre la UNAM después de la entrada de la fuerza pública, el maestro emérito Adolfo Sánchez Vázquez (La Jornada, 23 de febrero) hacía ver que el uso de la fuerza en la universidad (hace un mes la policiaca, hoy la de un grupo ultra del CGH) para resolver sus conflictos es incompatible con su propia esencia como espacio de convivencia, de reflexión y, en definitiva, de la razón... Bien, pero aceptemos que los cegeacheros están en rebeldía y la sociedad así como sus partidos políticos ya los han dejado solos; en estos tiempos de lucha electorera, hasta les sacan la vuelta. ƑSolución en la UNAM? Difícil preverla, porque habrá un avance cuando se abra el diálogo, cuando rectoría acepte -como el 10 de diciembre del 99- que el CGH es un interlocutor válido; cuando todos los universitarios, aun los ahora encarcelados y los que tienen orden de aprehensión, se integren a la comunidad; cuando se avance en la reforma universitaria; cuando se reconozca que el conflicto universitario tiene que ver con la política económica y los rezagos sociales que ninguno, ninguno de los candidatos presidenciales se atreven hoy a enfrentar...Vale recordar a los revolucionarios, aunque sea de vez en cuando. Y le cuento: apareció Magú y con toda su malicia dice que es más difícil quitarle lo horrible a Fernández de Cevallos que tener un amparo de la justicia federal.

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