MARTES 7 DE MARZO DE 2000
Ť Luis Miguel Aguilar, seleccionador y prologuista de un libro de poesía mexicana
Desaparecer el nombre del autor es una de las grandes virtudes del gusto popular
Ť Ausencia, melodía que se atribuye a Rodrigo Pratts, pero la compuso Fernando Celada, dice
Ť ''Cuando nos enamorábamos lo primero que hacíamos era transcribir Nocturno a Rosario''
Renato Ravelo Ť Poesía popular: ''Todito te lo consiento menos faltarle a mi madre"... ''y en medio de nosotros, mi madre como un Dios"... ''šYo soy Garrick!... cambiadme la receta"... ''Yo no brindo por ella, compañeros, siento por esta vez no complaceros". Poesía casi anónima, porque como define Luis Miguel Aguilar, ''una de las grandes virtudes del gusto popular, en su intento de apropiarse de la poesía, es que desaparece el nombre del autor".
El autor de la selección y prólogo de Poesía popular mexicana (Cal y Arena) encontró que mientras la mayoría de los mortales nacionales al escuchar ''buscaba mi alma, con afán tu alma", se remite a Cuco Sánchez, la autoría del poema en el que se basa la canción es de un reconocido poeta mexicano. O bien que la canción que dice ''ausencia quiere decir olvido/ decir tienieblas, decir jamás", que los cubanos de Buenavista Social Club llevan con su éxito por el mundo es del poeta xochimilca Fernando Celada y no de Rodrigo Pratts, músico cubano a quien se atribuye Ausencia.
-ƑCómo surge el proyecto?
-Hace más de 10 años, por 87-88, realizaba una investigación sobre la poesía mexicana del siglo XIX, que se publicó como La democracia de los muertos, ensayo de poesía mexicana de 1800 a 1921. Entre las lecturas que realicé para hacer este libro me encontré, al leer Pasionarias, de Manuel María Flores, que él era el autor de una canción famosísima de la música popular mexicana, Amémonos.
-ƑLa de Cuco Sánchez?
-La que cantan todos los tríos. Yo no sabía que tenía un autor y que era ni más ni menos que uno de los grandes poetas del siglo XIX. Descubrí también, en la lectura del Presbítero José Manuel Sartorio, en sus poesías sagradas y profanas, que era autor de lo que siempre consideré una oración popular de la escuela de jesuitas donde estudié, el Instituto Patria.
''Así, descubrí poemas que estaban en el gusto popular pero que se habían vuelto anónimos. Luego tuve la certeza de que, en un mundo moderno donde nos quejamos de que la poesía no se vende, habían trascendido hasta las afueras del Metro, como Antonio Plaza, con su álbum del corazón.
''Esta selección tiene que ver con el gusto popular. José Alfredo Jiménez y hasta Cri Cri es poeta popular, pero limité mi antología a esas manifestaciones cuyo origen era culto y sus autores nunca se imaginaron que iba a ser del gusto popular."
-Ese ha sido despreciada.
-Este es despreciado por la poesía moderna por anticuado, que tiene que ver con los poetas del siglo pasado y los modernistas, algunos en desprestigio. Ojalá que el volumen sirva para que el gusto moderno le dé una revisión a esto que tenemos como desechable, como anticuado, como pasado de poesía.
-Pero es fuerte el imaginario. Me hubiera sido muy difícil animarme a comprar, por ejemplo, El declamador sin maestro.
-Otro de los motivos para el libro fue un modo de volver a mi infancia y adolescencia. Todos entramos a la poesía precisamente por este lado, por Los tesoros del declamador, como por la escuela, igual que socialmente cuando nos enamoramos lo primero que hacemos es tomar el Nocturno a Rosario y transcribirlo.
Díaz, por la declamación en escuelas
-ƑCómo crees que sobrevivió esta vena en la historia?
-Para México es una circunstancia estrictamente porfiriana. Por un lado, los bohemios que se declamaban sus poemas entre ellos, por un gusto que no era para el vulgo, aunque después pasara al dominio público. Luego Porfirio Díaz fue el impulsor de declamar en las escuelas. Ahí tiene que ver la fiesta de centenario, aunque desde antes. Los gobiernos emanados de la Revolución siguieron. A mí me tocó un gran concurso nacional para declamar el poema de los Niños Héroes, de Amado Nervo (''como renuevos cuyos aliños/ un viento helado marchita en flor,/ así cayeron los héroes niños/ ante las balas del invasor"). Y, por otro lado, lo que en el porfiriato se llamaría ''El álbum de señoritas", que eran grandes lectoras de poesía. Algun día tendría que hacerse un estudio serio porque una gran parte del público lector se compone de mujeres.
-Y algunas películas.
-Claro, esas películas de Bustillo Oro que son México de mis recuerdos, donde actúa Don Susanito Peñafiel y Someyera (Joaquín Pardavé), y aparecen como personajes Luis G. Urbina, Amado Nervo, todos estos poetas de la corte porfiriana. Nervo tiene la mayor cantidad de poemas populares, como poeta culto. No así los más populares que son El brindis del bohemio, Nocturno a Rosario y, Reír Llorando, de Juan de Dios Peza.
-ƑPoesía popular mexicana de otros lares?
-Así titulé a la segunda parte. Cualquier mexicano sabe aquello de ''yo soy un hombre sincero de donde crece la palma". Se trataba de aquellos poemas que forman parte de ese recuerdo popular nacional, sin haber sido escritos por mexicanos.
''El criterio original eran poetas como García Lorca, que escribió 'y yo que me la llevé al río creyendo que era mozuela', pero también algo como Poeta en Nueva York; Díaz Mirón que tiene Paquito, pero también sus grandes poemas; Rubén Darío que tiene Los motivos del lobo, pero también La epístola a Madame Lugones; o Pablo Neruda que tiene ''puedo escribir los versos más tristes esta noche", pero también Residencia en la tierra. Sor Juana, todos estaban en esos casos. La verdad es que cada vez que mencionaba este proyecto la gente me pedía El seminarista de los ojos negros, La chacha Micaila y Qué doloroso es amar. Incluí Por qué me quité del vicio y La costurerita que dio aquel mal paso.
-ƑNo fue ceder demasiado al proyecto original?
-No, incluso hay una historia emotiva. Empecé a transcribir Romance del feo y siempre di por hecho que era de Rafael de León que es el mismo de ''todito te lo consiento menos faltarle a mi madre", o el de la profecía aquella de ''no siendo ni tu amigo, ni tu esposo, ni tu amante, soy yo quien más te ha querido y con eso tienes bastante".
''Resultó que mi hermano Juan José, un día platicando de esto, él tenía esos discos todavía. En la carátula venía atribuido Romance del feo a Manuel Benítez Carrasco, el del Perro cojo. Hablé con Benítez Carrasco a Granada para pedirle autorización y me dice que no es suyo, que todos los discos venían mal, 'pero anda usted cerca', me dijo, 'es Antonio Quintero'."