* Nada ofrece EU a cambio, dice especialista
El control migratorio fracasa pues no se negocia con México
* Plantea Papademetriou abordar la ayuda para el desarrollo
Jim Cason y David Brooks, corresponsales /II, Washington, 5 de marzo * La política de control migratorio entre México y Estados Unidos es un fracaso, en gran parte porque el gobierno estadunidense jamás ha tenido la voluntad de realizar una negociación seria y recíproca sobre el tema con su vecino, afirmó el ex funcionario de asuntos migratorios estadunidense y ahora analista Demetrios G. Papademetriou.
''Jamás hablamos con los mexicanos, nunca dijimos bien, esto es negociable. No estamos ofreciendo nada a México a cambio de un avance en el tema de la migración'', afirmó Papademetriou, director del Programa de Migración Internacional en el Carnegie Endowment for International Peace en esta capital.
Aclaró: no es que no se haya tocado el tema, se habla de migración todo el tiempo, pero ambos países nunca han realizado negociaciones reales sobre cómo abordar el asunto.
''Lo que necesitamos es una forma diferente de pensar sobre los controles de inmigración'', consideró Papademetriou en entrevista con La Jornada.
''Ya hemos probado lo existente, los programas de control interno así como en la frontera. Lo que ha resultado es que los costos se han incrementado y la efectividad sigue más o menos tan mal como estaba hace cinco años''.
Además, el analista de asuntos migratorios advirtió que de mantenerse las mismas políticas de control de inmigración, no sólo habrá más explotación de mano de obra aquí, y más discriminación, sino que podría provocar hasta 700 muertes en la frontera durante el próximo año, arriba de los cerca de 400 inmigrantes que han muerto en el intento por cruzar la frontera el año pasado.
Seguir el ejemplo europeo
Para Papademetriou no hay solución real a largo plazo de la problemática de la migración en la agenda bilateral sin hablar del desarrollo y la democratización de México.
''La única manera en que a futuro podremos quitar a la migración como asunto (conflictivo) de la mesa de negociación con México es si seguimos el ejemplo europeo'', afirmó. ''La Unión Europea invirtió extensamente en ayudar a los países miembros pobres a desarrollar su infraestructura social para mantener a sus pueblos en sus países, así como la infraestructura física para generar empleo''.
Este proceso podría comenzar desde ahora. Estados Unidos gasta unos 2 mil millones de dólares en controles fronterizos cada año. Papademetriou señala que un primer paso sería tomar un monto pequeño de esos fondos --150 millones-- y empezar a probar iniciativas de desarrollo socioeconómico en las comunidades que expulsan migrantes.
''Así, podríamos mantener una patrulla fronteriza a un nivel superior que hace cinco años, pero al mismo tiempo podríamos ver si funcionan algunas propuestas de desarrollo con México'', ofreció.
Pero para empezar este proceso de cambio, Estados Unidos primero debe estar dispuesto a negociar la migración seriamente con México, consideró el analista. Eso nunca ha ocurrido, dijo. Cuando ambos países negociaban el Tratado de Libre Comercio a principios de los noventa, recuerda Papademetriou (quien participó en las pláticas), el gobierno de George Bush estableció que el tema no estaba sobre la mesa.
Este fracaso para establecer una negociación bilateral ha impedido avances reales en esta problemática binacional.
''Nosotros nos dedicamos a simplemente a hacer demandas'', indicó. ''Los mexicanos son listos: nosotros demandamos y ellos simplemente nos dicen 'si' hasta el olvido''.
Señaló el experto que se ha logrado avanzar en algunos aspectos pequeños --acuerdos sobre el retorno de inmigrantes criminales, programas de difusión de información a comunidades migratorias, entre otros-- pero sobre el tema en grande no hay cambios.
Estas negociaciones podrían iniciarse con algunos primeros pasos. Como ejemplo, Papademetriou mencionó una propuesta para elevar los límites actuales sobre el número de familiares de México a los que se les autoriza ingresar a Estados Unidos para reunirse con inmigrantes legales con residencia, o aumentar el número de visas para la migración mexicana legal de las 100 mil actuales a 300 mil al año.
Las redes de contrabando humano
Una vez que Estados Unidos demuestre su voluntad de negociar con México, Papademetriou propone que Washington trabaje con el país vecino para reducir el flujo migratorio de nacionales de terceros países que llegan a este territorio a través de México.
Señala que Estados Unidos tuvo un programa conjunto con México en 1994 para detectar las redes de contrabando humano de otros países y funcionó por un breve periodo. ''Se desplomó el número de personas de terceros países que llegaban a Estados Unidos a través de México'', explicó. ''Pero México después se dio cuenta de que era un arreglo de un solo sentido y que no estaban beneficiándose con nada por parte de Estados Unidos, y con ello se elevaron las entradas de migrantes otra vez''.
Esa experiencia, dijo, demuestra que México puede tomar acción sobre estos temas, pero sólo si recibe algo a cambio por parte de Estados Unidos.
Otro renglón de mayor cooperación, señaló el analista, sería un programa de cooperación entre las agencias de inteligencia de ambos países a fin de destruir las operaciones de contrabando humano. Pero aquí el problema es que en el pasado Estados Unidos sólo ha hecho demandas unilaterales. ''El año pasado enviamos información a México sobre siete casas en Tijuana y les dijimos que fueran ahí. Nos dijeron 'claro que sí', respondieron, y esperaron 72 horas; cuando llegaron ya estaban vacías''.
Enfatizó: es poco probable que México mejore su cooperación a menos que se ofrezcan beneficios recíprocos en otros temas.
A la larga, Estados Unidos no tiene otra opción más que iniciar esta negociación, opinó Papademetriou. ''No me importa cuántos recursos uno pone en la frontera, una vez que una persona está esperando pasar la frontera, la apuesta tiene que ser a favor de que lo logrará. Podría ser tras 11 intentos, pero cruzarán'', afirmó.
Por lo tanto, se deben tomar pasos para cambiar esta problemática, para poder superarla, algo que no se logrará de inmediato pero que a largo plazo podría hacer que la inmigración sea un asunto más ordenado y menos conflictivo.
''Si las fronteras entre Estados Unidos y Canadá desaparecieran mañana, nada ocurriría'', sostuvo. ''Tenemos que preparar nuestra relación con México para que la inmigración deje de ser un asunto (de conflicto político)'', concluyó.