LUNES 6 DE MARZO DE 2000

Ť Evitó el colapso, pero no levantó lo que se esperaba: Ebrard, candidato del PCD


Esta gestión recibió de Espinosa un avión en picada

Ricardo Olayo Ť Cuarto en las preferencias electorales para la ciudad, pero lejos de montarse en el primer sitio, Marcelo Ebrard, candidato del Partido de Centro Democrático (PCD) a jefe de Gobierno del Distrito Federal, usa una figura para describir el trabajo del actual gobierno: "Evitó el colapso del avión en picada que les dejó Oscar Espinosa".

Y aunque el avión no levantó lo que se esperaba, "difícilmente se puede encontrar otra administración tan mala, a juzgar por los indicadores, como la de Espinosa", dice este aspirante a mandatario y quien fue copiloto de Manuel Camacho Solís, entre 1992 y 1993, en el área de Gobierno del entonces DDF.

Hoy Ebrard asume que una parte de la tarea del PCD, junto con los nuevos partidos, es presionar a las tres principales fuerzas políticas para que acaben con el conservadurismo político que les deja tener el mayor número de intereses entre la población.

Hay que empujar, porque además está inconclusa la reforma política, y se debe reactivar, menciona como otra de las tareas de estos partidos emergentes que contienden con los más bajos recursos y escasa cobertura, ubicados en franca minoría.

El PCD pretende llenar un espacio que va dejando el PRI, pues se ha desplazado hacia la derecha y quiere significar también una opción a los tres partidos grandotes, que ya parecen "camisa de fuerza" para el electorado, dice en entrevista.

"Se va a necesitar un espacio de centro para el futuro político de la ciudad en la medida que el PRI se ha ido corriendo a la derecha cada vez más; de modo que el centro tenderá a ser cada vez más un espacio político que debe tener su propia fisonomía", sostiene.

"Un centro genuino debe tener compromisos sociales importantes, y si a eso se le quiere llamar centro izquierda, bueno, pero nosotros le decimos centro democrático", abunda.

Elegido por él mismo como el tema en el cual se pueden apreciar las diferencias en la propuesta, menciona el asunto de la seguridad pública.

"La visión de derechas es que se aplica la ley y en ese momento ya no vas a tener problema, o vas a poder contender con él, o se refugian en la pena de muerte; eso es falso". En la idea de izquierda, el asunto de la inseguridad es un problema social, "y tampoco sirve", manifiesta.

La diferencia, expone, es si debe hacerse una reforma en lo relacionado con la prevención del delito y la impartición y la procuración de justicia porque el actual sistema no es eficaz para contener la delincuencia, pero "estamos claros que tenemos toda una generación apartada, que no ha crecido la economía de la ciudad porque no hay oportunidades, y eso esta provocando niveles de violencia importantes.

"Entonces, necesitas la respuesta por dos vías: recuperar el crecimiento económico de la ciudad, y lo segundo: un programa, sobre todo en oportunidades, de educación y capacitación"; ademas, se requiere "un sistema de becas muy grandes para ayudarles a los jóvenes a que puedan llevar algo a su casa y no tengan que dejar de estudiar".

Inexistentes, pleitos de familia con el tricolor, asegura

Como diputado federal, Ebrard realizó una jugada que le ganó los reflectores en diciembre pasado, al revelar los primeros datos de las pensiones de jubilación de José Angel Gurría y Oscar Espinosa Villarreal.

Aquello, asegura, "tiene un efecto electoral limitado", pero de alguna forma ha influido a su crecimiento, que él calcula en este momento puede ser hasta de 3 por ciento.

Algo también ha ayudado su reciente eliminación de debates o actos públicos a los que asisten otros candidatos, en forma especial el priísta Jesús Silva Herzog. Aunque no por ello se considera "víctima". Aún no hay registro oficial de candidatos, pero el silbatazo de salida ya se dio.

Con el tricolor, se defiende Ebrard, no hay pleitos de familia, porque el PCD se separó del PRI para que sus propuestas "sean evaluadas por sus propios méritos" y porque "uno no puede estar de acuerdo, por ejemplo, con el rescate bancario".

Y marca aún mayores distancias cuando habla de los regentes Manuel Aguilera y Oscar Espinosa. Al referirse al primero, aprovecha para recuperar su imagen de la aeronave en caída:

"No son todas las regencias, porque el avión despegó un día. Iba volando, lo entregamos a Aguilera en 1993 en condiciones de operación y funcionamiento, con muchas cosas. Hicimos dos líneas completas del Metro; ahora, en siete años, se ha hecho la mitad de una línea, pero con un montón de deuda". Precisa: si bien es cierto que se absorbió la deuda heredada, "a cambio hubo un esfuerzo propio para recuperarse financieramente".

-ƑY la experiencia con este gobierno?

-El gobierno de la ciudad que recibió Cuauhtémoc Cárdenas era como un avión en picada; realmente la ciudad estaba al borde de un colapso. Ya había crecido la deuda 11 veces, la delincuencia se triplicó, se paralizaron las grandes obras de la ciudad, el acuaférico y obras viales, y se dio marcha atrás en muchos rubros; por ejemplo: la figura vecinal que eliminó Espinosa, pero esperábamos no sólo que evitarán el colapso, sino que el avión tomara altura, y ahí estuvo el problema: va volando bajo.