DOMINGO 5 DE MARZO DE 2000
* La estabilidad económica del país, el compromiso
Si pierdo, no obstaculizaré a otro partido, dice Labastida
* Asegura que hay condiciones para un relevo sin crisis sexenales
Antonio Castellanos y Roberto González Amador, enviados, Acapulco, Gro., 4 de marzo * Francisco Labastida, candidato del PRI a la Presidencia de la República se comprometió hoy aquí ante banqueros, empresarios e inversionistas de todo el país, a no obstaculizar el gobierno de otro partido en caso de perder las elecciones, y aseguró: "Nunca haré nada que ponga en riesgo la estabilidad económica".
Labastida fue el tercer candidato que participó en la 63 convención bancaria y ofreció emprender cambios que destierren la corrupción y la impunidad que ofenden a la sociedad y deterioran la imagen del gobierno, provocando que por la ilegal conducta de unos pocos, miles de servidores públicos, honrados y eficientes, sufran críticas injustas.
En su alocución, dijo que existen las condiciones para que el relevo en el gobierno se realice dejando atrás las crisis sexenales. Sin embargo, esto también depende de candidatos y partidos, que tenemos la obligación de hacer del proceso electoral un nuevo avance democrático y un motivo de aliento a la confianza de los mexicanos en el futuro de México.
Labastida expresó que para alcanzar nuestras metas sociales, la condición necesaria es que logremos que el crecimiento sea, por lo menos, 5 por ciento como promedio anual, para poder crear, por lo menos, un millón de nuevos empleos cada año. Para que los cambios tengan rumbo y destino seguro, es fundamental preservar un ambiente de estabilidad, certidumbre y confianza.
El candidato resumió sus prioridades: mayor generación de empleo y mejores salarios, estabilidad en el crecimiento económico que debe ser de 5 por ciento, un fuerte ataque contra la inseguridad pública y un gran apoyo a la calidad de la educación y la salud.
Discurso del candidato:
En primer término, quiero felicitar al ingeniero Héctor Rangel por su designación como nuevo presidente de la Asociación de Banqueros de México, deseándole el mayor de los éxitos.
Expreso un sincero reconocimiento a mi amigo, el licenciado Carlos Gómez y Gómez. Su empeño y dedicación al frente de la asociación fueron decisivos, sin lugar a dudas, para avanzar en el delicado proceso de reforma bancaria, que hoy abre nuevas y mayores perspectivas al sistema financiero mexicano.
Agradezco la invitación a participar en este importante evento, así como su interés por conocer los espacios relevantes de mi plataforma política. Quiero que el poder sirva a la gente. Para lograrlo, propongo profundos cambios en distintas áreas de la vida nacional y del quehacer gubernamental; cambios con rumbo, que cuentan con el consenso de la sociedad.
Estamos iniciando en el país una nueva etapa, en la que tenemos las mejores perspectivas de elevar el crecimiento y sostenerlo en el mediano y en el largo plazos. Hemos puesto las bases de una economía sólida y de un crecimiento estable.
Es cierto, no se vive en los cimientos, pero sin ellos no podríamos aspirar a edificar la casa fuerte, la casa digna en la que todos podemos vivir con seguridad y esperanza de progreso.
Para construir la casa, a nadie se le ocurre, al menos a nadie sensato, destruir los cimientos, así de sencillo.
Hoy contamos con fuerzas muy importantes a favor del cambio, la nueva dinámica demográfica, la incorporación de modernas tecnologías, los tratados comerciales que impulsan nuestro crecimiento, la mayor participación de las mujeres y de los jóvenes, la estabilidad y la paz social, el avance democrático, el ejercicio irrestricto de las libertades.
Los signos económicos son positivos, el crecimiento está por arriba de lo esperado, con menor inflación y más empleos, con menor déficit público y exportaciones al alza, con flujos importantes de inversión extranjera directa y menor riesgo ante eventuales problemas externos.
La autonomía del Banco de México asegura una política monetaria acorde al objetivo de reducir la inflación; la política de tipo de cambio flexible, determinado por el mercado, nos da mayor seguridad a mediano y a largo plazos; las finanzas públicas se guían de manera responsable.
En el extranjero se valora con optimismo la situación de México, lo que podría hacer que en el futuro alcancemos el llamado grado de inversión y en un futuro cercano, fortalecerá, sin lugar a dudas, el atractivo para inversiones permanentes, que son las que mejores beneficios reportan al país.
Las expectativas económicas son positivas, pero lo que la gente me pregunta es: Ƒqué voy a hacer para que los beneficios lleguen a todos, al bolsillo de los trabajadores, de los campesinos, de las amas de casa, de las clases medias del país? y esto es precisamente de lo que vengo a platicar con ustedes.
Parte de un hecho, la crisis no está en el horizonte del país. Si fortalecemos los cimientos que ya tenemos, podemos impulsar una segunda generación de reformas en el país, que tengan por objetivo mayor crecimiento económico para elevar la calidad de vida de los mexicanos.
Vamos a lograr que haya más empleos y mejores salarios; vamos a elevar la cantidad y calidad de los servicios públicos, con un mejor gobierno, eficiente y honrado, y así elevar la calidad de vida de nuestra gente.
Pondré todo mi empeño, toda la experiencia, junto con las mujeres, el mejor equipo y los mejores hombres del país, para asegurar el crecimiento económico y también la distribución de sus beneficios.
Eso es para mí que el poder sirva a la gente, como también lo es erradicar al intolerable clima de inseguridad que se vive en algunas ciudades.
La delincuencia nos está llevando a un clima de temor, de permanente zozobra. No podemos permitir que esto continúe. Asumo total y plenamente un compromiso con la sociedad, con todos ustedes, derrotar a la delincuencia, devolver a las mexicanas y mexicanos su derecho a vivir seguros.
Esta no es una promesa de campaña, es un compromiso de honor con la memoria de mis amigos y colaboradores, hombres honestos y valientes que pagaron con su vida su heroica entrega a esta causa.
Esa es la fuerza moral que animará siempre mi determinación de combatir a la delincuencia en todo el país.
Lo voy a lograr, porque sin alarde tengo la preparación, voluntad y carácter para librar y ganar la gran batalla contra la delincuencia y dar a la sociedad la tranquilidad, la armonía y la seguridad que está exigiendo. No me van a temblar las manos, las tengo limpias y firmes.
En mis seis años de gobierno en Sinaloa, así como la lucha contra el crimen que promoví como secretario de Gobernación y que ya está empezando a dar resultados, son el mejor aval de estos compromisos:
Realizar cambios que destierren la corrupción y la impunidad que ofenden a la sociedad y deterioran la imagen del gobierno, provocando que por la ilegal conducta de unos pocos, miles de servidores públicos honrados y eficientes sufran críticas injustas.
Haré los cambios necesarios para terminar, de una vez por todas, con la inútil tramitología, con la discrecionalidad y el burocratismo, laberintos en donde el ciudadano se pierde y la corrupción encuentra terreno fértil.
Voy a impulsar un rediseño total del gobierno, de las empresas públicas y de los organismos de seguridad social, para que los criterios de calidad, eficiencia y la honradez a toda prueba, sean normas cotidianas en la relación entre gobernantes y gobernados.
Si quiero ser Presidente es para que el poder del gobierno sirva a la gente. Propongo metas sociales de la más alta importancia, como la de transformar nuestro sistema educativo para que le demos la calidad a la que nuestros niños y jóvenes tienen derecho.
Realizaré con la sociedad una gran alianza a favor de la educación de calidad, que es el mejor bien que el Estado puede entregar a las nuevas generaciones.
Más recursos para la educación, maestros mejor capacitados y mejor pagados, más apoyo a los padres de familia, escuelas dignas y bien equipadas. Es un cimiento para dar a nuestros jóvenes las oportunidades de un mejor porvenir.
Propongo cambios para que la seguridad social sea de mayor calidad, que proteja al trabajador y a su familia, que asegure mejores pensiones, guarderías suficientes para los hijos de las mujeres trabajadoras, que dispongan de buenas clínicas y hospitales.
Propongo multiplicar por tres el número de viviendas que se construyen en México cada año. Los industriales de la construcción, ampliando su capacidad, pueden producir en el curso de los próximos 6 años los materiales e insumos suficientes para alcanzar la meta de más de 600 mil viviendas al año, obviamente que requiere indispensablemente una banca con gran capacidad para dar crédito.
Diseñemos, desde ahora, los instrumentos que permitan apoyar a miles de familias, asegurando la recuperación de los créditos y con ello la multiplicación del número de usuarios de los servicios bancarios. Es una meta ambiciosa, lo sé, pero si aspiro a ser Presidente, es para proponer grandes cambios, grandes realizaciones. Eso es lo que están exigiendo legítimamente todos los mexicanos.
De la misma manera, el fortalecimiento del crédito será determinante para impulsar el turismo, la agroindustria, la pequeña y mediana empresa y la construcción y adecuado mantenimiento de la infraestructura.
También es necesario impulsar el crédito de la banca de desarrollo, mejorando su organización y distribución de tareas; asegurando la correcta y transparente asignación de sus recursos a las zonas de actividades prioritarias.
Para alcanzar nuestras metas sociales, la condición necesaria es que logremos que el crecimiento económico sea, por lo menos, 5 por ciento como promedio anual, lo que permitirá crear un millón de nuevos empleos cada año y contribuirá a incorporar al mercado formal de empleo a miles de trabajadores que hoy se encuentran en la informalidad, o en el subempleo, con todos los beneficios que ello implica, entre otros, aumentar nuestro propio ahorro interno.
Para que los cambios tengan rumbo seguro es fundamental preservar y fortalecer un ambiente de estabilidad, de certidumbre y de confianza. Reitero mi compromiso. Nunca haré nada que ponga en riesgo la estabilidad económica. Haré cambios para superar problemas, abatir rezagos y abrir mayores oportunidades de progreso para los mexicanos, nunca para poner en riesgo lo que con mucho esfuerzo hemos alcanzado.
Una reforma pendiente es la fiscal, que además de simplificar los trámites y otorgar mayor certidumbre jurídica a los contribuyentes, permita reducir la evasión y elevar los ingresos tributarios para financiar sanamente el mayor gasto social. Tenemos que alcanzar los acuerdos sociales y políticos que la hagan posible.
Creo firmemente que en la política las buenas decisiones pasan por el camino del derecho, por la ley. Es por ello que me comprometo a seguir impulsando la aprobación de las reformas legales, que permitirán a los bancos y a sus clientes una mayor certidumbre y confianza.
Ustedes saben bien que si esas reformas y otras, como la del sector eléctrico, no han sido aprobadas en el Congreso, no ha sido por culpa de los legisladores de mi partido, sino de quienes hoy forman la mayoría en la Cámara de Diputados, que no las han aceptado, aduciendo razones que poco o nada tienen que ver con los fines que dichas reformas persiguen.
Un mejor marco jurídico es fundamental para concluir el proceso de restructuración del sistema bancario y para impulsarlo en esta nueva etapa.
Desde luego, tenemos que dejar atrás la cultura del no pago y evitar la proliferación de grupos que se aprovechen de los problemas de los deudores para sus propios fines políticos.
Porque si miles de mexicanos dejaron de pagar sus créditos, en el caso de la inmensa mayoría, no fue por incumplidos, sino por las crisis y las elevadas tasas de interés.
Lo que propongo es corregir la causa. La solución de fondo está en que perseveremos en el combate a la inflación hasta reducirla a un nivel similar al de nuestros principales socios comerciales del orden de 2 o 3 por ciento, a la mayor velocidad y en el menor plazo posible.
La menor inflación deberá reflejarse en menores tasas de interés y, por ende, en mejoría para los deudores y en la reactivación del crédito. El crecimiento será más alto, más firme, más equitativo, con un sector financiero moderno, sólido y competitivo, con instituciones bien capitalizadas y un marco regulatorio y de supervisión moderno y eficiente, pues ello es la base de la certidumbre y confianza de los ahorradores y clientes de los bancos.
El marco normativo de los bancos y del sistema en su conjunto debe ser claro y sencillo, dejando atrás la redundancia de controles e informes compatibles con las evidencias mundiales a la apertura de los mercados y la acelerada competencia por dar mejor servicio a los clientes.
Los bancos mexicanos están mejor preparados para enfrentar los retos que planteen las nuevas tecnologías de comunicación y los nuevos incrementos de intermediación financiera.
La banca mexicana, estoy seguro, será instrumento fundamental para asegurar el crecimiento al que aspiramos, porque en ustedes el país tiene una comunidad con capacidad técnica y humana y, sobre todo, comprometida por los mejores intereses de México.
Señoras y señores:
Existen las condiciones para que el relevo en el gobierno se realice dejando atrás para la historia las crisis sexenales; sin embargo, eso también depende hoy de que los candidatos y partidos que tenemos la obligación de hacer del proceso electoral un nuevo avance democrático y un motivo de aliento a la confianza de los mexicanos en el futuro del país.
Por eso asumo mi candidatura a la Presidencia con la emoción, responsabilidad y seriedad que ustedes y todos los mexicanos merecen. Por eso pido el voto de los mexicanos con total claridad sobre la oferta política, sobre en qué y sobre en cómo.
Por eso propongo cambios con rumbo, con metas que podamos alcanzar, con voluntad y trabajo, en democracia, en pluralidad. Con justicia y equidad construyamos desde ahora la grandeza de México en el siglo XXI.
Muchas gracias por su atención.