MIERCOLES 1o. DE MARZO DE 2000
Ť Comentaron El libro de oro del teatro mexicano
De la pasión al desencanto, viaje del Ibargüengoitia dramaturgo
Ť Incluye 23 artículos del autor de Los relámpagos de agosto
Carlos Paul Ť Entre 1953 y 1963, Jorge Ibargüengoitia escribió trece obras de teatro, cuatro piezas para niños, recibió tres becas, dos premios nacionales y uno internacional, además de tener el reconocimiento de maestros y condiscípulos que lo consideraban un dramaturgo nato. Sin embargo, en esos 10 años sólo dos de sus obras y una de las piezas infantiles fueron estrenadas de manera profesional, ''siempre con modesta fortuna, lo que de alguna forma explica" que a sus 35 años desistiera del teatro para convertirse en uno de nuestros más notables narradores. Con esta ubicación biográfica, Luis Mario Moncada comenzó anteayer la presentación, en el teatro Julio Prieto, de El libro de oro del teatro mexicano en el que se reúnen 23 de los 31 artículos que el escritor guanajuatense publicó entre 1961 y 1964, en la Revista de la Universidad.
Publicado por Ediciones El Milagro y el Instituto Mexicano del Seguro Social, en estos artículos, apunta Moncada -autor de la introducción del volumen-, Ibargüengoitia ''no hizo más que poner en evidencia el rosario de males que aquejaba (y aqueja) al teatro mexicano: se ensañó con los viejos y jóvenes dramaturgos, mostró su desconfianza hacia los 'artistas de culto', subrayó las contradicciones de la políticas culturales del gobierno y, de paso, aprovechó para purgar con ironía sus frustradas experiencias teatrales. Sus críticas fueron respetadas por su agudeza, humor y anticomplacencia, aunque también fueron duramente cuestionadas por su tendencia a los juicios 'impresionistas' y subjetivos''.
Un incomprendido del medio teatral
De igual manera, comenta, podemos advertir ''por un lado su visión radical, irónica, amarga y devastadora del teatro y del público motivada por su propia experiencia y, por otro, seguir su paso por el teatro más o menos desde que deja de estrenar hasta que abandona las tablas. Una muestra de ello son cuatro textos que están dedicados exclusivamente a sí mismo, y uno en especial, que para mi gusto es todo un documento para la historia del teatro que titula Oración fúnebre en honor de Jorge Ibargüengoitia, producto de una polémica que sostuvo con (Carlos) Monsiváis".
Estos textos servirían para una reflexión teatral, añade el creador escénico, ''en la medida en que sus críticas podrán tener todos los calificativos emocionales, no obstante poseen una enorme carga de lucidez. Muchas de las cosas que dice son ciertas y son de esas cosas que todo mundo sabe, pero nadie se atreve a decir, lo cual es una delicia".
En la presentación de El libro de oro del teatro mexicano, Germán Castillo señaló, luego de contar su relación y experiencias con el autor de Los relámpagos de agosto, que ''el medio teatral no lo supo entender y simplemente lo apachurró y lo motivó a sacar su cañoncito que hoy vemos es bastante poderoso".
Fernando de Ita, por su parte, destacó el ingenio y agudeza de don Jorge y, a manera de broma, señaló que si uno no está aludido en sus artículos se pueden leer con deleite, pues poner en ridículo a las vacas sagradas del momento tiene su chiste, ya que ''su rencor por el teatro se debió más por el mal teatro".
Rodrigo Johnson en su intervención, y tras señalar que existen cuatro formas diferentes de hacer crítica, destacó que don Jorge ''ve el teatro como lo vemos todos, al menos, eso nos hace creer. Partiendo de un me gusta o no me gusta, pasa a ofrecer sus razones, que sin darnos cuenta conforman el focus teórico de su pensamiento teatral".