La Jornada miércoles 1 de marzo de 2000

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Diódoro Carrasco y Madrazo (Jorge, no Roberto) andan de gira por el norte firmando cuanto papel antinarco les ponen por delante (firmo, luego existo), mientras en el IFE hay quejas, como las del consejero Juan Molinar Horcasitas, porque los medios ponen más atención a lo chusco de los políticos (los candidatos presidenciales) que a sus presuntas declaraciones serias y formales.

México vive un ataque del poder narco que busca sangrientos reacomodos (el cártel de Juárez contra el de Tijuana, ambos apadrinados por políticos pesudos, palancudos y muy formalitos a la hora de hacer declaraciones o de firmar acuerdos de saliva), mientras en Ciudad Universitaria ataca el cártel de la coladera que, con sus subcomandantes Carrancá y Burgoa al frente, hizo estallar ayer bombas de estiércol en la UNAM.

El país está sometido a la presión cíclica del juego de máscaras llamado certificación y a los estados de ánimo del virrey de la Nueva Sicilia, Jeffrey Davidow, pero, mientras tanto, el cártel de gobernadores del sureste sigue adelante en su tarea de conservación del poder local a toda costa: José Antonio González Curi nada de a muertito con la esperanza de que pronto se olvide el impúdico ataque de autoritarismo agudo que le acometió contra Layda Sansores y sus camarógrafos (y también apuesta, González Curi, a que los choques internos del PRD dejen en el abandono a Layda, a quien antes apoyó con todo Amalia García pero que hoy aparece como una damnificada del porfirismo); Víctor Cervera Pacheco continúa adelante con su programa de reparto gratuito de bicicletas a cambio de futuros votos por el tricolor y espera sonriente próximas visitas presidenciales dedicadas a bucear, a indagar lo subterráneo, la hermosura de las profundidades; Joaquín Hendricks se hace el desentendido ante las graves acusaciones hechas en su contra (y contra otros muchos políticos más, como el presidente Zedillo y sus hermanos constructores que habrían pretendido hacer negocios en Cancún, como ha sido del dominio público y como ahora ha denunciado el prófugo Mario Villanueva); Roberto Madrazo aprieta la marca contra el autor de la frase de "mariquita sin calzones", Arturo Núñez, quien ahora pareciera estar decidido a aplicarse su propia jugarreta verbal, al denunciar (él, que fue subsecretario de Gobernación y lleva décadas en el juego político de las serpientes y las escaleras) que el gobernador de Tabasco le ha puesto orejas y cola de espionaje; Roberto Albores Guillén... Bueno. ƑQué de nuevo se puede decir del coronel tuxtleco?...

Así están los focos rojos del México que ha sido despertado por la insensibilidad de los globalifílicos, de los tecnócratas, de los neoliberales, de los doctores graduados en el extranjero: hasta priístas conspicuos, como José Murat o Alejandro Cervantes Delgado (gobernador de Oaxaca, el primero, y ex gobernador de Guerrero el segundo), han advertido recientemente de los riesgos de estallidos sociales y de explosión política que hay en el sureste del país, adonde se envían pocos recursos pues se prefiere incentivar el desarrollo del centro y el norte, que se apegan más a los modelos económicos de las metrópolis estadunidenses.

Por lo pronto, millar y medio de estudiantes normalistas de Oaxaca se manifiestan en solidaridad con sus compañeros de El Mexe. Y en la UNAM resuenan los clarines de combate aun en la mismísima sede de la ultra derechista, la Facultad de Derecho, en la que ayer se volvió a pulsar el descontento insepulto. Y Vicente Fox lanza los dardos a sabiendas del blanco al que alcanzan: sin alternancia en el poder no se acabará el narco, el PRI está dominado por las mafias, dice con voz a la que no necesita acompañar una tambora para saber que es un corrido sinaloense. Y Labastida, a su vez, da confianzas que alarman, otorga certezas que son revulsivas: tranquilos, dice, no se va a privatizar el Seguro Social (lo dice él, que tiene entre sus amigos más cercanos a Olegario Vázquez Raña, uno de los hombres que se preparan para ganar millonadas gracias al nuevo sistema de seguros privados de salud, con los que se irá desmontando el aparato institucional de salud pública). Y Cuauhtémoc se la lleva suave, esperando que los cadáveres políticos de sus adversarios pasen frente a su balcón (lo malo es que esa táctica del pianista impávido entre la balacera de los cowboys en el saloon no se reflejará necesariamente en el ánimo de los futuros votantes: no está de más preguntarse qué pasa cuando, a pesar del bajo nivel de discusión pública de dos candidatos, éstos continúan manteniéndose en una buena posición en encuestas y, aún peor, hay quienes aseguran que la irresponsabilidad declarativa, las balandronadas, están recibiendo premios en algunas mediciones demoscópicas).

šAh! Pero en Ciudad Juárez y Tijuana han blandido sus plumas fuente, con energía republicana, el secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, y el procurador federal de justicia, Jorge Carpizo, perdón, Madrazo (otra vez los ataques de alzheimer temprano a este columnista), para firmar acuerdos de coordinación entre fuerzas federales, estatales y municipales que combatirán sin tregua al narcotráfico. Los grandes capos deben estar en estos momentos escondidos tras las faldas de sus mujeres, temerosos del anuncio de impacto hecho en aquellas tierras donde la mafia tarda menos de 48 horas en devolverle en ataúdes sus palabras al propio Presidente de la República.

Y, para colmo, este tecleador desmemoriado y desordenado no ha difundido con especial entusiasmo alguna declaración trascendente, alguna propuesta de altísimo nivel, algún plan o programa histórico que hubiesen presentado los candidatos a puestos de elección popular. Fox, Labastida y Cárdenas no produjeron ayer ninguna frase digna de ser escrita en letras de oro. ƑAcaso lo harían Porfirio, o Camacho, o Rincón Gallardo? ƑO quién, Señor de los Periodistas, Hado de los Columnistas, quién producirá las palabras sabias, profundas, destacables que el IFE quiere que atendamos en lugar de destacar lo chusco nuestro de cada día?

Astillas: Basta con que usted teclee en su computadora alguna palabra clave como "terrorismo" o "bomba" para que ingrese al universo de las sospechas cibernéticas. Según las denuncias públicas hechas en torno al asunto de Echelon (el sistema de espionaje anglosajón que intercepta diariamente millones de mensajes de fax, teléfono e Internet), el volumen total de mensajes interceptados es filtrado mediante robots que, dotados de una especie de diccionario, van detectando palabras clave (keywords), frases, nombres y lugares que por formar parte de los textos, imágenes o datos enviados por particulares, hacen que esos envíos sean filtrados y sometidos a una revisión especial. El asunto, que parece de ciencia ficción y que mueve a escepticismo de muchos, sobre todo en un lugar como México, ha sido abordado con toda seriedad en semanas recientes en varios medios internacionales y en especial a partir de que el pasado 22 de febrero, se dio a conocer un estudio elaborado por encargo del Parlamento Europeo. Este domingo reciente, el programa 60 Minutos, de la CBS, permitió conocer denuncias en el sentido de que Margaret Thatcher espió a dos ministros incómodos de su propio gabinete mediante Echelon, y que otros de los espiados han sido el papa Juan Pablo II, Lady Di y la Madre Teresa de Calcuta. Hay una organización internacional que lucha contra Echelon y que tiene un sitio con abundante información sobre el tema. La dirección electrónica es www.echelonwatch.org. Por lo demás, se puede leer buen material sobre el asunto recurriendo a los buscadores de Internet de El País y ABC, de España; Clarín, de Argentina; La Repubblica, de Italia, y varios de EU como The New York Times. No es ciencia ficción ni juego: es mucho más serio de lo que debería suponer un país colonizado y atrasado como el nuestro, vecino de una potencia que considera ese espacio, el mexicano, traspatio al que se debe vigilar con toda precisión para evitar malos ratos.

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