MARTES 29 DE FEBRERO DE 2000
Ť Comentaron su libro El espejo habitado
Abraham Nuncio incursiona en el terreno de la crítica de arte
Ť Aborda la trayectoria del pintor Federico Cantú
David Carrizales, corresponsal, Monterrey, NL, 28 de febrero Ť Hombre de izquierda, el ensayista y autor de textos políticos Abraham Nuncio incursiona en la crítica de arte con El espejo habitado.
El libro, comentado en días pasados por Alfonso Rangel Guerra y Jorge García Murillo en el Museo de Historia Mexicana, es el homenaje que hacía falta para reconocer la trayectoria artística del pintor nuevoleonés Federico Cantú.
Hasta el filósofo Agustín Basave Fernández del Valle, contrario ideológico de Nuncio, se acercó a éste para felicitarlo por su nuevo libro.
La única objeción fue de García Murillo, ex director del Museo de Monterrey, pero no por su contenido, sino por considerar una lástima que no se incluyera color en las reproducciones de la obra de Cantú.
Rangel Guerra, ex secretario de El Colegio de México y ex rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, comentó que con este libro se cumple una vieja deuda que tenía su tierra con Federico Cantú, ya que es un artista de las artes plásticas que sin duda puede identificarse como uno de los creadores más importantes de Nuevo León en el siglo XX.
Citando a Nuncio señaló: ''El dominio que llegó a tener del dibujo ųFederico Cantúų debió ser producto de un ritmo permanente y casi tan espontáneo como su respiración''.
Recordó cuando coincidió con el artista en un viaje por Doctor Arroyo, municipio del sur de Nuevo León, enclavado en el semidesierto. ''Era 1970, había varios jinetes. Federico sacó inmediatamente su pluma y sobre el papel de una invitación dibujó fácil y rápidamente la escena que se le ofrecía desde la ventanilla del autobús. Bastaron dos o tres minutos para que recogiera en trazos ágiles la imagen de caballos y jinetes. La tituló Caballada en Doctor Arroyo, la firmó y me la obsequió".
Nuncio dijo que los espejos son un contagio. De ahí la idea y título del ensayo. ''Su clave la encontré en un poema de José Emilio Pacheco: No leemos en otros; nos leemos en ellos. Así también el pintor; no pinta a otros, sino que se pinta en ellos".