PARABOLA Ť Emilio Lomas M.
Petróleo: precio de mercado pero no precio marcado
Hasta hace dos o tres semanas, el comportamiento de México ante el mercado petrolero internacional podría ser caracterizado como impecable. Como tradicionalmente lo hacía con los consumidores que le compran crudo desde hace muchos años --Estados Unidos el principal--, México cumplió fielmente sus compromisos con los productores con los que arribó a acuerdos para evitar mayores caídas del precio del preciado oro negro. Así, junto con el impulso de Arabia Saudita y Venezuela, nuestro país coadyuvó de manera importante en un manejo adecuado de la oferta de petróleo, logrando que Noruega y prácticamente todos los miembros de la OPEP cumplieran con la racionalización de su producción. Nunca --como se explicó hasta el cansancio-- se trató de una intervención artificial en el mercado, como gustan hacerla algunos grandes consumidores para provocar caídas violentas del precio, no sólo del petróleo sino de prácticamente todas las materias primas de las que los países en desarrollo abastecen a los desarrollados, trátese de café, cocoa, jugos y frutas tropicales, zinc, cobre, hierro y otros minerales. La intervención fue una respuesta coordinada de productores frente a un abatimiento drástico de la demanda mundial de crudo por la crisis de Japón, Corea y demás países del sudeste asiático. Pues bien, dentro de esta ortodoxia pura, y ante la recuperación sorpresivamente alta del crecimiento económico en toda esta región del mundo, lo más razonable era que los productores reconocieran, como antes lo habían hecho con el descenso, la nueva situación de ascenso de la demanda mundial de crudo. Y así, coordinadamente, atender esta nueva situación extraordinaria en tanto el mercado regulariza --como seguramente lo hará-- y retoma los ritmos de crecimiento anual que venía registrando en los últimos años, con tasas anuales cercanas a 2 por ciento, lo que representa un aumento absoluto anual ligeramente mayor al millón y medio de barriles. Esta es la visión de muchos expertos. Resulta nítida y clara. Y a ella retornó la Secretaría de Energía luego de un vaivén provocado por las presiones de los vecinos del norte, que ya ven un aumento de la tasa de interés como consecuencia de la elevación de precios del crudo y del alza interna de los precios. Luego entonces, de dar la apariencia (Ƒsólo apariencia?) de volver a animarse a jugar solo o acompañado únicamente por los vecinos, México regresó al marco que tanto esfuerzo le ha costado para enfrentar las presiones especulativas que, apoyadas en la caída real de la demanda, llevaron el precio de nuestra mezcla mexicana de exportación a menos de 8 dólares en diciembre de 1998. Así, esperamos que Luis Téllez sea consecuente y en las reuniones de Madrid (primero de marzo) y Londres (2 de marzo) coadyuve a que Noruega, primero, y Arabia Saudita y Venezuela, después, ratifiquen el ánimo común de enfrentar coordinadamente las nuevas condiciones del mercado. Por cierto, profesores ortodoxos de economía aseguran que no es lo mismo dejar actuar las libres fuerzas del mercado que enfrentarlas anárquica y descoordinadamente. Si el mercado --como aseguran sus apologistas-- tiene una lógica, lo mejor es descubrirla en cada momento y enfrentarla. Este es, aseguran los profesores de marras, el sentido genuino del laissez-faire, laisser-passer de Adam Smith. Las fuerzas del mercado, las violentas fuerzas del mercado, no nos pueden aplastar. Pareciera que los meses que Luis Téllez fue ayudante de un famoso maestro de economía en el MIT poco ayudaron. Ojalá nos equivoquemos. Que no hay cartas, marcadas... por favor. Ahh... y antes que se nos olvide, en una consulta a estos mismos economistas, nos aseguran que los efectos del precio del petróleo en la inflación de Estados Unidos son los siguientes: un dólar que incrementa el precio del crudo eleva el Indice de Precios al Consumidor del vecino país en un rango de entre 0.06 y 0.07 puntos porcentuales, por la estructura de consumo de nuestros vecinos, que por cada mil dólares de gasto pagan cerca de tres dólares en productos petroleros. El aumento de un dólar en el precio del crudo implica que de esos cien dólares se destinarían seis centavos a productos petroleros. O sea que exageran nuestros vecinos.
Melée
Por cierto que en estos días nada se le ha escuchado decir al director general de Pemex, la empresa nacional petrolera de México, no se nos olvide. Ya habíamos adelantado en esta columna --y, lamentablemente parece que no nos equivocamos-- que el nombramiento no era adecuado. Los momentos tan delicados que pasa el mercado, los compromisos de México y su papel significativo en el mundo petrolero de hoy, exigían un directivo con experiencia y conocimiento que se ganara el respeto de propios y extraños, aspecto central en el trato del mundo hoy, en el que nadie cree en nada ni en nadie. Y sin embargo... lamentablemente no nos equivocamos.