Ť Noche de brillante oscuridad, en El Circo
Volaron los vampirillos al compás de Murphy
Juan José Olivares Ť Horas de espera fueron segundos la noche del sábado en el escenario de El Circo Volador, para presenciar el cambio de piel del señor de la elegancia oscura, Peter Murphy, en concierto de histrionismo musical puro.
Reunión de diferentes generaciones de negras almas, que percibieron el olor del cosmopolita gentleman inglés y sus súbditos. Hizo acto de presencia con aureola propia. No necesitó la luz del proscenio para iluminar los rostros perplejos de los miles de vampirillas y murcielaguillos que, conmovidos, aplaudieron todo a su deidad.
Dos o tres canciones y el estruendo como de una puerta que fue vencida por la banda darky que no tenía lana, pero que necesitaba sentir la voz de Murphy. Cavidad bucal, que lenta y cadenciosa nos introdujo en su mundo de poesía e introspección. Coito colectivo con esos timbres bucales cavernosos. "šHay que inclinarse ante el maestro!", gritaba un pálido rostro.
Sonaba Subway, Gluting like a whale, Disappearing y Deep ocean, vast sea, y los fluidos se derramaron por la entrega incondicional de las almas hipnotizadas por felinos movimientos de una voz que se hizo dictatorial, una potente batería con un rico sampler de Kevin Haskins, que se oyeron hasta el Metro La Viga, una guitarra de Peter D'Stefano que hizo reverencia al convertirse en violín, un bajo de Eric Avery que removió la cerilla y unos teclados de Doug Deangelis, que se volvieron chelos y cantos celtas; conjuntados, maravillaron a los reunidos. Fascinante sencillez para mostrar el lado bucólico de la música profunda.
Se escuchó un adiós y un regreso de Murphy pegado a una lira, con la que nos regaló Indigo eyes en versión cachonda. Eclecticismo, poder y más rolas: The scarlet thing in you, Mercy man, Roll call y el griterío en éxtasis.
Otro "nos vemos", y tenía que escucharse Cuts you up para cortar nuestro cuerpo en varios trozos y entregarlos al amor propio de escuchar a un músico que remuneró sus deudas con los mexicanos amantes de la música contemporánea de culto.