''Nueva etapa'' de la UNAM

* Octavio Rodríguez Araujo *

LA GACETA UNAM DEL 10 DE FEBRERO cabecea su primera plana con el siguiente texto: ''Devuelta la UNAM a los universitarios, comienza una nueva etapa de su historia moderna: su transformación''. Este breve texto dice mucho sobre el concepto que tienen las autoridades centrales de la Universidad Nacional en la situación actual. En primer lugar se está sugiriendo que la UNAM no estaba en manos de universitarios; en segundo lugar se está omitiendo la forma en que fue "devuelta", y todo lo que esto implica, y en tercer término se plantea esta devolución como el parteaguas de una "nueva etapa" hacia su transformación.

Los estudiantes del CGH, mientras no se demuestre lo contrario, eran y son universitarios, por más delitos que se les quiera cargar. Iniciaron su movimiento, y la huelga, porque las autoridades de la UNAM, en marzo y abril del año pasado, no usaron el diálogo que se demandaba sobre el tema de las cuotas e impusieron éstas a pesar de que los estudiantes habían anunciado su huelga como medio para echarlas abajo. Diferentes factores, que ya han sido analizados en su momento, radicalizaron al CGH e incluso lo llevaron a posiciones que ellos mismos aceptaron en llamar ultras. De este proceso no es ajena rectoría ni, hasta donde se sabe, la Secretaría de Gobernación.

Las nuevas autoridades universitarias usaron la fuerza pública para la devolución de las instalaciones universitarias, pero no resolvieron el conflicto. Además de que los procedimientos fueron ilegales, así como también las detenciones llevadas a cabo el 6 de febrero, las autoridades provocaron una crisis de gobernabilidad y con ésta un enorme desprestigio de los órganos de representación en la UNAM.

La nueva etapa, por lo tanto, quizá plantee la transformación de la Universidad Nacional, pero en la lógica de las autoridades la posible transformación se llevará a cabo: 1) desconociendo como universitarios a los miembros del CGH; 2) olvidando que quienes promovieron un congreso para discutir el presente y el futuro de la UNAM fueron precisamente esos estudiantes que ahora no se les reconoce como universitarios, y 3) que la "nueva etapa" hacia la transformación se funda en la derrota del contrario (el CGH) por la fuerza y no mediante métodos universitarios (diálogo y negociación de posiciones).

Desde la famosa reunión del Consejo Universitario del 15 de marzo de 1999 hasta ahora, la rectoría y sus consejeros afines ųque un día aprueban una cosa y al otro lo contrarioų, han hecho hasta lo imposible por desprestigiar a los órganos colegiados de representación. Con este desprestigio han provocado algo que pudiera ser muy grave para la vida de la universidad: el asambleísmo al margen y en contra de la legalidad y de las instituciones todavía vigentes en la casa de estudios. El descrédito de las formas representativas legales se traduce ahora en la impugnación y el desconocimiento de las mismas por asambleas, mayoritariamente estudiantiles, que tampoco representan a nadie pero que se asumen, sin serlo, como la auténtica democracia en una universidad donde "la otra" democracia ųhay que decirloų tampoco ha funcionado, con contadas excepciones. Carlos Ramírez (El Universal, 22/2/00), con toda razón escribió: "El desbordamiento de las movilizaciones sociales por encima del gobierno, de las leyes y de las autoridades no debe ser entendido como un acto de rebelión social, sino más bien como una expresión de la falta de canales adecuados a las nuevas demandas sociales de los ciudadanos". Los canales adecuados para atender las demandas sociales, en este caso las de los estudiantes que se opusieron a las medidas de rectoría, no sólo fueron usados en su contra sino que incluso fueron seriamente cuestionados (y negados en los hechos) al pedirse la intervención de la fuerza pública para una solución que debió darse entre universitarios y en el marco de la autonomía de la Universidad Nacional.

Permítaseme poner un ejemplo de la crisis de gobernabilidad que han provocado las autoridades centrales de la UNAM: En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, una de las muy pocas, si no la única, donde el Consejo Técnico es paritario, una asamblea con menos de 200 estudiantes y ocho profesores ha planteado esta semana el posible desconocimiento de la representación legal de profesores y estudiantes (que suman más de ocho mil), a pesar de que este órgano colegiado ha reprobado la intervención de la fuerza pública en la universidad y ha exigido la libertad de los estudiantes presos además del desistimiento de las órdenes de aprehensión en su contra.

Urge una reforma profunda de la Universidad Nacional Autónoma de México, cierto, pero deberá pensarse con seriedad que las reformas intentadas o logradas por sus autoridades, por la forma en que han sido impuestas, lo único que han logrado ha sido un río revuelto del que algunos pescadores han querido y quieren sacar provecho. Confiamos que la idea del congreso universitario no sea también expropiada y pervertida. *