* Margo Glantz *

ƑConstruir?, Ƒdestruir?

He recibido un correo electrónico de Mario Muchnick ųeditor argentino que vive en Españaų, quien ha fundado editoriales y difundido libros memorables, entre otros, los de Elias Canetti, premio Nobel, por ejemplo El otro proceso de Kafka y La lengua absuelta. Mario me remite una carta y me pide que la haga circular, cosa que realizo desde aquí, debido a la magnitud del problema y a su significado actual. Se trata de evitar que se destruya el cementerio judío de Praga para construir en su lugar un barrio residencial y con seguridad un centro comercial.

El rabino mayor de Praga, Efraín Sidón, dirige una carta abierta al ministro de Cultura de la República Checa, Pavel Dorstal (email: [email protected]), que transcribo:

''Le escribo para protestar por la presión que el gobierno checo ha ejercido en contra de la comunidad judía de Praga, para que se permita la construcción de propiedades residenciales en el sitio del cementerio judío del barrio judío de esa ciudad.

''Este antiguo cementerio ųque sobrevivió a la destrucción sistemática nazi de monumentos judíos en la Europa central y orientalų es el último de su tipo y contiene las tumbas de numerosos eruditos judíos.

''Me dirijo a usted en su calidad de ministro de Cultura checo para que actúe inmediatamente y así evitar la profanación y destrucción de ese cementerio."

Quiero comentar que este panteón, de gran belleza melancólica ųobviamente, es un cementerioų es físicamente singular; tumbas numerosas yacen desparramadas, muchas veces unas encima de las otras con caracteres hebreos que recuerdan los nombres de quienes allí reposan; las avenidas son irregulares y cerca de la entrada hay un viejo reloj ųcantado por Jorge Luis Borges en sus poemasų que cuenta las horas al revés, es decir, las manecillas del reloj van en el sentido de las letras del alfabeto hebreo, de derecha a izquierda.

La gran sinagoga de Berlín, completamente destruida en tiempos de los nazis, se volvió a erigir en el barrio judío, en la calle Oranienberg, al lado se sirve comida kosher. Curioso contrasentido, en Alemania se reconstruyen los monumentos destruidos por los nazis y en la Praga de Kafka se intenta derribar un cementerio estrechamente ligado no sólo a los judíos sino a la vida de la ciudad, esa urbe por donde anduvieron el autor de La metamorfosis y el Golem de Meyrink, de Borges, de los talmudistas. Destruir el cementerio, para liberar, ''limpiar de judíos" a Europa, como querían los nazis, borrar sus huellas ahora, las del cementerio, es como borrar las huellas, en Praga, de la Catedral de San Vito (que siempre contemplé cubierta de andamios) o del Castillo, o de la Mala Strana. ƑQué dirían los habitantes de esa ciudad cuyas piedras, pisos y paredes han sido objeto de meticulosas y bellas fotografías si se quisiera derribar la catedral o el reloj medieval que anuncia las horas, a veces con una figura alegórica de la muerte, o las fuentes de la ciudad para construir centros comerciales? Quizá se acabaría el turismo, pues para comprar Armanis o Versaces también están París y Viena y, Ƒpor qué no?, Berlín. Insisto, Ƒqué pasaría si se intentase destruir el cementerio de Père Lachaise, el panteón Español de México o Highgate en Londres?

Quiero terminar este texto citando unas palabras de Paul Celan, el gran poeta originario de Czernovitz, ciudad que cuando él nació ų1920ų pertenecía al imperio austro-húngaro. Cuando cumplió un año, era de Polonia; luego de la Unión Soviética, de la Rumania nazi y más tarde a la Rumania comunista. Celan que eligió entre todas las nacionalidades y lenguas que tuvo que aprender su lengua madre, la que le enseñó su progenitora, el alemán, el idioma del imperio y el idioma de los nazis que exterminaron a sus padres y a casi todos los judíos, sinagogas, cementerios y libros de la región.

Transcribo libremente sus palabras. Fueron dichas cuando le otorgaron un premio en Alemania, en Bremen:

''El paisaje de donde vengo... es quizá poco familiar para ustedes. Es ųfueų el lugar donde nació una porción no desdeñable de cuentos jasídicos relatados de nuevo por Martin Buber en alemán. Era, si me permito añadir algo a este esbozo topográfico, que reaparece ante mis ojos desde muy lejos, era una región donde muchos seres humanos y libros vivieron alguna vez".