* Durante su exhibición en Montreal fue admirada por 61 mil 266 personas
Mexican Modern Art, muestra en Ottawa con obras poco difundidas
* La Galería Nacional albergará 274 piezas entre pintura, escultura, fotografía y grabado
* Se estudia la posibilidad de traerla a México, pero eso depende de los propietarios
Merry Mac Masters * Después de su exitosa estancia en el Museo de Bellas Artes de Montreal, y con posibilidades de venir a México ųdecisión que en mucho dependerá de la disposición de los coleccionistas que facilitaron la obraų, la exposición Mexican Modern Art, 1900-1950 (Arte mexicano moderno, 1900-1950), será inaugurada hoy en la Galería Nacional de Canadá, en Ottawa donde, con el nuevo subtítulo de ''sol y vida" permanecerá hasta el 17 del próximo mayo. La muestra es una iniciativa de la parte canadiense, si bien contó con el apoyo de las instituciones mexicanas. Hay obra de colecciones particulares europeas, sudamericanas y estadunidenses, que difícilmente se obtienen en préstamo para exhibirse. Se trata, por tanto, de materiales poco difundidos.
Todo, menos murales
Durante los tres meses (4-XI-99 a 6-II-00) que la muestra de 274 obras, entre pintura, escultura, fotografía y grabado, se exhibió en el museo de Montreal, rebasó expectativas al ser vista por 61 mil 266 personas. De acuerdo con el departamento de prensa la institución esperaba una afluencia de 50 mil visitantes. Claro, la cantidad final no se compara con muestras como Pablo Picasso: Encuentro en Montreal (20-VI-85 a 10-XI-85), que con 517 mil visitantes es la más taquillera en la historia del recinto.
Informa Catherine Guex que muchos hispanos la visitaron y por vez primera se ofrecieron periplos guiados en español, una costumbre que quizá se retome para exhibiciones mayores.
Objeto de una amplia, incluso inusitada cobertura periodística, Mexican Modern Art llegó a la portada de la revista estadunidense Time, en su edición latinoamericana del 17 de enero de 2000. En el índice del semanario una reproducción del óleo Trigo crecido (1940), de María Izquierdo, anuncia en el pie que esta ''nueva retrospectiva" trae todo, ''menos los murales".
Para Steven Henry Madoff, autor del artículo El rostro oculto de México, la muestra pretende añadir otra hilera de nombres a la marquesina, así como revisar la visión común del arte de aquellos tiempos. A decir del curador Luis-Martín Lozano, la luz que ilumina a los muralistas como los guardianes de la flama nacionalista, llenando muro tras muro con campesinos anhelantes y el tumulto sangriento del mando mexicano, tiene demasiado brillo, ya que nos ciega respecto de los demás artistas agitándose en el torrente de ideales políticos. Nos distrae, continúa, del verdadero sentido cosmopolitano del arte moderno del país.
La muestra curada por Lozano, dice Madoff, ofrece una oportunidad extraordinaria para mirar mucho arte que casi no se ha visto, ''bueno y malo'', década por década. El periodista sostiene, no obstante, que dentro de la exhibición hay otra más intrigante, más una coincidencia que intencional, que no tiene nada que ver con estilo o política, sino ''con la sensibilidad, con la cruda energía lavada en sueños que llevó a André Breton, en 1938, a aclamar el surrealismo natural del paisaje mexicano y su gente".
Repaso del arte de Norteamérica
Un segundo artículo, Sin los murales, no es una muestra de arte mexicano, publicado en The Globe and Mail (25-XI-99), edición de Toronto, encierra su queja en el título. Su autor, el crítico de artes visuales con base en Montreal, Blake Gopnik, escribe: ''La muestra de Montreal, a pesar de todo el alboroto que trata de despertar ųla anuncian como el repaso norteamericano más grande (sin decir que es el mejor) de arte mexicano desde 1943ų, no nos deja ver un solo fragmento de arte mural original. (Lo pudieron haber hecho. Diego Rivera, por ejemplo, produjo murales que no están adheridos permanentemente a sus muros.) En cambio, tenemos que ver un vulgar video de 20 minutos, de algunos puntos cumbres en el arte mural mexicano, realizado en un estilo de documental turístico clásico, circa 1976".
Gopnik opina que ese notorio hueco en el corazón de la exhibición, lo hace casi inútil como una introducción ''decente" al modernismo mexicano. ''Realmente no puedo culpar a los museos canadienses por no haber conseguido préstamos de importantes pinturas murales; sí los culpo por haber seguido adelante con esta muestra una vez que se dieron cuenta que no se podía".