Ť Mi único dominio es el de las palabras, dice en exclusiva para La Jornada
El libro, lugar donde dos extraños logran una relación íntima: Auster
Ť Me considero más que un novelista, un cuentacuentos, define el escritor estadunidense
Renato Ravelo Ť El único lugar en donde dos extraños pueden hacer una relación íntima es en el libro. Sólo escritor y lector pueden lograr eso, opina Paul Auster, en entrevista exclusiva con este medio, quien agrega: ''Uno no escoge cómo escribir un libro, el libro lo escoge a uno. Entonces el único dominio que me queda es el de las palabras. Es como algo que me hace cosquillas en las orejas. Mi ideal sin embargo es lograr un texto en el que el lenguaje desaparezca y sólo quede el sentido".
Auster defiende el libro, defiende la lectura, cuando comparece con la prensa nacional, previo a la entrevista. Ahí comparte mesa con Maureen Howard, y de entrada recibe una comparación con Scott Fitzgerald, que es atrevida y provocadora, pero prefiere evadirla: "Fitzgerald no describía el sistema de vida estadunidense, él era parte de ese sistema".
Auster (Nueva Jersey, 1947) está en el país por auspicio de la embajada de Estados Unidos, la coordinación de asuntos internacionales del CNCA y el Instituto Cultural Mexicano de Nueva York. Su incidente en el aeropuerto, que casi lo hace perder la nave que lo llevó a Oaxaca, insisten en aclarar en el CNCA, fue a causa de la compañía Mexicana y no de Migración. Sin más preámbulo la entrevista, que apoyó la traductora Guadalupe Escalante.
-ƑCómo inicia su relación con la poesía francesa?
-Cuando estudiaba en Nueva York, a los 18 o 19 años. Cuando tenía como 20 años empecé la traducción, porque había varios poetas que me gustaron, particularmente Jacques Dupin y André du Bouchet. Después, en el 67 o 68, que era un momento de problemas políticos en Estados Unidos, me interesé por el surrealismo. Mi primer libro era una pequeña antología de poesía surrealista, con alrededor de 12 o 13 poetas diferentes. Hace tanto tiempo de eso que el libro se publicó en mimeógrafo.
-ƑQué le atraía en ese momento de la poesía surrealista?
-Que eran poetas, artistas que trataban de combinar el activismo político y el arte para crear una realidad nueva, pero no era un realismo social, como todos los poetas del ala izquierda. Como un joven entre todos, buscaba modelos.
Políticos sin barrio
-Para seguir con el tema: Ƒsu novela Leviatán tiene tanta intención política como la crítica ha querido ver?
-El libro realmente no se trata de política. Lo pensé como una historia respecto de alguien de mi generación y lo que algunos pasaron. Algunos de los políticos ideales de los sesenta se olvidaron de su barrio, la corriente, de la vida americana. Benjamin Sachs, el héroe del libro, está tratando de encontrarse a sí mismo mediante un nuevo tipo de activismo, que es sólo simbólico.
-ƑActualmente cuál es su política ideal?
-Sigo enojado respecto de todo.
-Aunque niega que su obra sea autobiográfico es recurrente el personaje en primera persona, Ƒcon qué intención?
-No sólo pasa eso respecto de mí, también respecto de los lectores que tienen el libro. Considero que el único acto íntimo entre dos extraños, que todavía es posible, es el de la lectura. Yo mismo no sería capaz de expresar completamente la razón. De hecho no sé qué es lo que hago y no sé por qué lo hago. Para escribir un libro hay que sentir un tremendo impulso y un deseo enorme. En realidad uno no escoge el libro, el libro lo escoge a uno. Realmente no siento estar en control del tema. Lo único que puedo controlar es la escritura misma, las palabras.
-En Oaxaca dijo: ''sólo sé cómo quiero que suenen las palabras''.
-Sí, la historia se me presenta como un tipo de música. Cada libro tiene una música diferente. Es algo muy físico, no es nada más una cosa intelectual, sale dentro de mí mismo, domina.
-Como es esa condición.
-Ese tono de música es como algo que me está haciendo cosquillas en los oídos, algo que siento en la sangre, que me habita debajo de la piel, en los huesos. Por eso me resultan tan difícil hablar de eso.
-Tengo la tesis de que nunca se ha podido separar de la poesía, y esa sensación que describe es similar a la inspiración del poeta, diferente a la del novelista...
-Sí, estoy de acuerdo. Pero para mí es también la historia, el cuento que hay que contar. Con mucha frecuencia no me considero como un novelista, sino como un cuentacuentos. En la conferencia de prensa se hablaba de la dimensión sociológica de la ficción. Es algo que no me interesa demasiado. Cuando alrededor de los 30 años dejé de escribir poesía, era porque ya antes había tirado a la basura mi prosa, aunque siempre había querido escribir novela. Cuando volví a escribir, solamente sé que fue prosa y no poesía.
Prioridad por la historia
-Cita a Walt Withman en The Ghost, Ƒhay una época en particular que le hubiera gustado vivir de la historia de Estados Unidos?
-No. Este es un buen momento.
-Pero en la novela da la sensación de una cercanía muy emocional a la circunstancia histórica de Withman.
-Es posible. La mayor parte de la literatura que me interesa está en esa época. Melville, Thoreau, Emerson, Emily Dickinson... una y otra vez regreso a esa época. Recientemente he estado leyendo mucho de la familia de (Nathaniel) Hawthorne, que para mí es una de las historias más conmovedoras y fascinantes. El tenía tres hijos. La primera se llamaba Una, que murió muy joven, cuando tenía 32 o 33 años. Pasaron algo de tiempo en Italia cuando tenía 15 años y entonces le dio la fiebre. Ella nunca se recuperó después de eso.
"El siguiente hijo, Julian, vivió hasta los 86 años, hasta 1934, y se convirtió en escritor. Escribió novelas, poesía e historia. Escribió 200 libros en total y todo el mundo se ha olvidado de él. Este fue el pequeño niño que conoció a Hermann Meville y a todos los famosos de la época.
"Incluso Julian llegó a estar en la cárcel por problemas con la bolsa de valores. Estuvo encarcelado durante un año y escribió un libro excelente sobre esa experiencia. Previamente había participado en la primera guerra mundial. Todo el mundo se olvidó de él.
"La tercera hija era la más interesante Rose, porque era una turbulenta pelirroja que se casó repentinamente a los 19 años con un poeta y escritor joven: Laudraup, el cual siento que trató de aprovecharse de la fama del papá, autor de La letra escarlata. Ellos vivieron una vida literaria y bohemia. Su hijo murió en una forma muy trágica y el matrimonio empezó a desintegrarse. Rose se apegó al catolicismo. En algún punto, entre los 35 y 40 años, cambió su vida totalmente y empezó a cuidar a los pacientes de cáncer terminalmente enfermos, que entonces se consideraba enfermedad infecciosa
"Ella fundó una clínica pequeña para servir a los más pobres en el Lory East Side de Nueva York, en la parte baja. Esta organización se desarrolló y ella se convirtió en Monja y dedicó el resto de su vida a cuidar a los enfermos terminales. Todavía fuera de Nueva York hay una institución grande donde los pacientes pueden mudarse. Desde la vía Franklin Delano Roosevelt se llega y en el centro hay un edificio con una fotografía enorme de Rose. Más grande que esta pared".
-Deme tres razones para vivir en Nueva York...
-No sé si puedo dar tres. Sé que es mi lugar, pero no puedo pensar en una razón para vivir ahí, es muy caro, muy difícil.
-ƑLee más historia o literatura?
-En general leo de todo, pero con un énfasis en la historia. No leo mucha novela.
-ƑQué novelistas modernos le agradan?
-Italo Calvino, George Perec; de Kundera un par de novelas... Acabo de leer a Saramago, Ensayo de la ceguera, a mi amigo Don De Lillo y un escritor alemán W. G. Sehald, que tiene usted que leer porque es muy original. Pero le podría dar 50 nombres más.
-ƑAlguna vez lo han comparado con Henry Miller? Ambos escriben en primera persona y como en trance...
-No, pero me gustaba mucho Henry Miller. No siento demasiada conexión, pero a los 21 o 22 años leí todo lo que escribió Henry Miller, y desde entonces nunca lo he vuelto a leer.
-ƑSe van a hacer libro las historias del programa de radio?
-Espero que sí. Llevamos seis meses con historias que nos envían los estadunidenses de todas partes. Calculo que en un año más habrá material suficiente. Con ellas se puede hacer otra historia de Estados Unidos, que es el único lugar que crece sin historia, sobre las ideas y sus contradicciones.