Ť El cuerpo del escritor será cremado hoy en el panteón español
Con Benítez se cierra un ciclo quizá irrepetible de la cultura en México
Ť Fue ajeno a la mafia que los maledicentes inventaron, señaló Fernando González Gortázar
Ť Slim: queridísimo amigo y gran periodista Ť Actuó con el corazón abierto, dijo Monterroso
César Güemes Ť Todos los tirios y troyanos que de la tecla o la pluma de ganso vivan en nuestro mexicano domicilio tienen una deuda con él. Y también los que practican el galano oficio de la ficción con la honesta meta de completar un libro, porque nadie recuerda a Fernando Benítez si no es escribiendo, a diario, acompañado de un cigarrillo de muy largo aliento.
-Es que es una lata andar prendiendo cigarros cortitos a cada rato -le dijo una vez al reportero ante la curiosidad expresa.
Este lunes, a las 2 de la mañana, el corazón de tinta china del maestro dejó de latir luego de 90 años de cumplir con sus deberes. No dejó, pese al empeño que puso frente a sus papeles, un solo libro pendiente. Acaso un esbozo en torno del arte religioso prehispánico y colonial. No más.
A cambio, del término escribir hizo un sinónimo del verbo amistar. Por eso a primera hora de ayer, en cuanto terminó la misa de cuerpo presente con la cual inició el sepelio, José Luis Cuevas se apersonó en la capilla fúnebre para acompañar a la familia Benítez, conformada en principio por su esposa Georgina Conde y su único hijo, también Fernando de nombre.
Compromiso con la verdad
Recuerda Cuevas: ''Llegué un día a ese suplemento mítico que fue México en la cultura, cuando contaba yo con 19 años, a proponerle una colaboración. Estaba yo muy nervioso. Me dijo que le gustaba mucho lo que le llevaba y que le parecía yo un niño. Ahí se inició una amistad entrañable."
Al lado de Leopoldo Zea, Raúl Anguiano, Octavio Paz, Arturo Arnáiz y Freg, Alberto Barajas, Guillermo Haro, Jorge L. Tamayo, José E. Iturriaga y Jorge Carrión, conformó la Sociedad Mexicana de Estudios y Lecturas. Al respecto dice Zea, quien se allega al sitio: ''Su más grande aporte, de los muchos que hizo, fue que era necesario incorporar a las culturas indígenas al México moderno respetando sus usos y costumbres, tal como debe ser".
Otro de los sobrevivientes de aquella agrupación, el maestro Raúl Anguiano, apunta: ''Mi sentimiento en nombre de todos los miembros que estamos aquí todavía es reconocer y conservar la memoria de este gran mexicano que fue Fernando Benítez. Un hombre con sentido crítico, independiente y valeroso que no temía comprometerse con la verdad. No siempre coincidimos en ideas políticas pero fuimos muy buenos compañeros. Fue un gran impulsor de periodos brillantes de la cultura nacional".
Fernando González Gortázar dice, durante su visita a la capilla fúnebre, que don Fernando ''fue un hombre particularmente querido y admirado por mí. Querido como un amigo leal. Admirado como un personaje de talentos múltiples. Fue ajeno enteramente a la mafia que los maledicentes inventaron y, por el contrario, creador de grupos flexibles, abiertos, incluyentes, que jamás se convirtieron en grupos de complicidades o de elogios mutuos".
El sentir de Gonzalo Celorio es doble, según explica: ''Por una parte en cuanto al carácter afectivo, más otro de orden cultural. El fue para mí un verdadero maestro, la primera pesona que confió en mi escritura. Tengo una deuda impagable para con él. En términos más amplios creo que fue un extraordinario divulgador de la cultura, como lo pueden decir justamente los títulos de los suplementos que dirigió".
También cercano a don Fernando, Augusto Monterroso dice: ''Tuvo tres características: fue gran periodista, gran maestro y gran amigo. Esas tres vertientes las unía y nunca las dejó de aplicar en todo cuanto hizo. Actuó siempre con el corazón abierto".
Recordar que cultura es soberanía
La maestra Margo Glantz lamentó el deceso ''no sólo porque fue un periodista de primer nivel, sino un magnífico escritor. Todos sus libros son extraordinarios".
Bárbara Jacobs lo considera ''un padre, un amigo y un maestro; lo conocí hace mucho tiempo a través de Augusto Monterroso y sé que le nacía la generosidad, lo mismo que el ser didáctico. Era un hombre muy sincero en su actitud frente a los demás como sólo puede serlo un verdadero maestro".
José María Pérez Gay hizo, por su parte, este resumen de la trayectoria y los aportes del fallecido periodista: ''Con Fernando Benítez se cierra un ciclo de la cultura mexicana quizá irrepetible. Fue no sólo un escritor fuera de serie y un historiador de primera, sino sobre todo un impulsor cultural de las nuevas generaciones literarias mexicanas que a partir de 1960 empezaron a tomar plaza en el horizonte cultural del país. Como periodista creo que fue un espléndido reportero y un ensayista polémico. Sintetiza de una manera apasionada e inteligente lo mejor de la inteligencia mexicana de 1939 hacia 1985".
Carlos Slim atraviesa la sala a todo tren. Presenta sus respetos a la familia y permanece con los deudos un lapso considerable. Al salir de la capilla expresa su posición ante el hecho: ''Fue un queridísimo amigo, un gran periodista y un gran mexicano". Y a todo tren abandona el recinto.
Quien permanece es Víctor Hugo Rascón Banda y dice: ''Con su mirada periodística y con llevar la nuestra a las poblaciones indígenas bastaría para recordarlo, pero más allá de eso es preciso rescatar su actitud frente a los valores propios en un momento como el actual en el cual el mundo se globaliza. Benítez nos permite recordar que cultura es soberanía".
Al caer la noche hacen guardia de honor ante el féretro Rafael Tovar, Juan Villoro, Miguel Limón y Gerardo Estrada. El titular del CNCA como el secretario de Educación consideran que el mejor homenaje, ya que no se efectuará uno de cuerpo presente en Bellas Artes, es la lectura de su obra.
Hoy a las 9 de la mañana será cremado el cuerpo del maestro en el Panteón Español.
La máxima es: nunca fallece un periodista sin que otro lo sepa. Esa es la tranquilidad última.