A pesar de que la historia es conocida, vale la pena
recordarla, por insólita. Hace cuatro años se solicitó
a la Filmoteca de la UNAM una copia de la película Los olvidados,
que Luis Buñuel filmó en 1950. Mientras se recuperaban los
rollos de la bodega, ¡oh, sorpresa!, se hallo uno marcado con la
leyenda "final". Cuando se revisó el negativo, se dieron cuenta
de que el original ya lo contenía, y que ese era, en efecto, un
final, pero distinto al que se conoce.
Cuando se entrevistó a los sobrevivientes del filme,
el fotógrafo Gabriel Figueroa y el actor Roberto Cobo, principalmente,
dijeron no recordar que esa secuencia se hubiera filmado. Hecho nada raro
por la manera fragmentada como se realizan los rodajes. Casi siempre, el
único que conoce el rompecabezas completo es el director. Sin embargo,
ahí estaban los personajes de la tragedia buñuelesca, la
maestría de Figueroa, aunque no la mano de Buñuel: era un
"final feliz", por así decirlo.
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tragedia buñuelesca, la maestría de Figueroa,
aunque no la mano de Buñuel: era un "final feliz", por así
decirlo.
En la versión por todos conocida, El Jaibo (Roberto Cobo) asesina a Pedro (Alfonso Mejía), porque lo delató ante la justicia y éste a su vez es muerto por un policía. En el otro final, Pedro se salva y se ve que reinicia su vida yendo a la escuela. Hasta el momento no se ha podido determinar si esas escenas fueron filmadas por el cineasta aragonés o Producciones Calderón las realizó para atenuar la sordidez del filme, que fue tan polémico como vapuleado en su tiempo. Lo cierto es que ese otro final existe. Aquí presentamos
la secuencia completa, tal y como fue encontrada por Iván Trujillo,
director de la Filmoteca, a quien agradecemos su generosidad para incluirla
en este diario.
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