La Jornada domingo 20 de febrero de 2000

Angeles González Gamio
Crónicas y testimonios de los barrios

Sin duda la crónica ha sido desde siempre parte de la vida de los pueblos. Podemos imaginar a un ancestro, anciano venerable, sentado junto a otros alrededor de una fogata, al anochecer, haciendo la crónica de la historia del lugar, de sus dioses, de las hazañas de los cazadores y los guerreros más valerosos. Algunos otros la hicieron con bellos dibujos en las paredes de las cuevas que les servían de hogar; más tarde utilizarían muros de edificios y materiales diversos: papiros, pergaminos, amates, piedras, madera, con el fin de contar sus anécdotas, aconteceres, leyendas, tradiciones y todo lo que salvaguarda la memoria histórica de un lugar, sea una aldea o una gran ciudad.

El titulo de cronista de la ciudad de México fue creado por el rey Carlos I de España y V de Alemania, siendo el primero Francisco Cervantes de Salazar, quien fue nombrado en 1558, dejando unos maravillosos diálogos que permiten conocer la ciudad del siglo XVI. Le siguieron una lista de notables que han registrado los tiempos pasados de la capital, junto con los acontecimientos cotidianos que les tocó vivir, entre otros: Juan Francisco Sahagún y Arévalo Ladrón de Guevara (1733), Luis González Obregón (1925), Artemio del Valle Arizpe (1942), Salvador Novo (1965), Miguel León Portilla (1974) y José Luis Martínez.

En 1985 el presidente Miguel de la Madrid nombró a Guillermo Tovar de Teresa, quien se dio cuenta de que era imposible que una ciudad de las dimensiones de la capital mexicana tuviera un solo cronista, y propuso la creación de un consejo que reuniera a los representantes de la crónica y a intelectuales destacados preocupados por la ciudad. Así, mediante un decreto presidencial, nació, el 18 de febrero de 1987, el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, integrado por 24 miembros sobresalientes de la cultura y los cronistas de delegaciones y barrios.

En los últimos cuatro años, el consejo ha venido realizando el Programa de Historia Oral de los Barrios y Pueblos, con el apoyo de las delegaciones políticas y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, entrevistando a las personas de mayor edad, quienes platican sus vivencias, tradiciones, leyendas e historias, conformando así la memoria histórica de la ciudad de este siglo. Los resultado de este esfuerzo se han venido difundiendo en la gaceta trimestral que publica el organismo, con el titulo Crónicas de la Ciudad de México, y se está iniciando la publicación de cuadernillos que contienen lo más rico de diversos barrios, pueblos y colonias.

Recientemente salió a la luz el primero de la delegación Benito Juárez, que habla de cuatro barrios de gran tradición: Mixcoac, San Simón Tucumán, Santa Cruz Atoyac y Xoco y de una colonia de sabrosa historia: Unión Postal. Como botón de muestra, mencionamos algunos datos de gran interés de Santa Cruz Atoyac, que es la zona en donde se encuentran las oficinas de la delegación política, las del periódico Reforma, y Plaza Universidad. Originalmente allí había un asentamiento prehispánico dependiente del señorío de Coyoacán. Atoyac significa en náhuatl "lugar de manantial o río", y cuenta la leyenda que, al excavar los franciscanos para erigir su templo, encontraron un ídolo de piedra, que fue transformado en la cruz atrial que hoy podemos admirar.

En palabras del vecino don Eduardo Vargas Casas, "esta zona estaba dedicada básicamente a la agricultura; aquí se daba de todo, estabamos llenos de agua por todos lados; lo que es Plaza Universidad era una laguna..."

Sobre el "progreso", dice: "Aquí nos vinieron a desgraciar la vida en el año 56-57, cuando nos pasó por el pueblo las avenidas Cuauhtémoc, Municipio Libre y nos abrieron Zapata... Municipio Libre pasó en medio de la sala de mi casa..."

Historias semejantes cuentan los antiguos pobladores de los barrios añejos de la ciudad, ahora devorados por la supuesta modernidad, pero que luchan por conservar vivas algunas de sus tradiciones, como la fiesta del santo patrono.

Un buen ejemplo es el antiguo pueblo de Xoco, en donde a pesar de estar totalmente rodeados de construcciones modernas y avasallantes, como el Centro Financiero Bancomer, la Cineteca Nacional y la Plaza Comercial Coyoacan, celebran la fiesta de San Sebastián, a la manera tradicional. Comenta don Paulino Flores: "En el cabildo hay unas libretas donde las familias se apuntan para tener un cargo y responder el día de las festividades en dar el desayuno a los músicos y a los danzantes y los que vienen; la familia que se hace cargo les tiene que dar de comer... es mucho problema, tiempo y dedicación; uno lo hace por la tradición de nuestros antepasados..."

Leer este delicioso cuadernillo permite descubrir la fuerza enorme que tiene la cultura local, el arraigo de las personas a su lugar, a su patrimonio y tradiciones, valores que debemos tratar de preservar porque dan identidad a los habitantes de esta magna, complicada y fascinante ciudad. En esta delegación se encuentran buenos sitios para comer, entre otros, cantinas de tradición, como El Desván, Los Cuates y El Faisán, situados en los alrededores de Avenida Universidad y Municipio Libre.

Por cierto, el cuadernillo se puede adquirir en la delegación Benito Juárez o en las librerías Pórtico de la ciudad de México, ubicada en Eje Central 24 o en el Pasaje de Libros, ubicado entre las estaciones Zócalo y Pino Suárez del Metro.

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