Ť Marcos: el señor de los espejos se presentó en el Centro Cultural San Angel
La derecha desacreditó la utopía, afirma Vázquez Montalbán
Ť Esa posición político cancela la posibilidad de repensar el mundo, dijo el escritor
Miryam Audiffred Ť La última presentación en México de Marcos: el señor de los espejos se efectuó entre las críticas y denuncias de un sector de la sociedad civil que está cansado de ser testigo mudo de la historia de una nación llena de ''incidentes''.
Manuel Vázquez Montalbán, quien anteriormente se había presentado en la Universidad de Nuevo León y en el Museo Café de San Cristóbal de las Casas, habló en el Centro Cultural San Angel, para disfrutar de los recuerdos del diálogo entre el subcomandante Marcos y el creador del personaje Pepe Carvalho, ante no jóvenes sumisos o callados que son digno ejemplo de las familias conservadoras del país ni los adultos que, con ojos atónitos, sólo saben comparar los malos tiempos del México de hoy con los buenos y "maravillosos" instantes del pasado.
Tampoco estuvieron los ancianos cansados de la vida ni las mentes alimentadas por los noticiaros de televisión o los "turistas revolucionarios", como calificó Felipe González a los que vienen a México convocados por el zapatismo. Quienes estuvieron allí ųcon el autor de Y Dios entró en La Habana, y los periodistas Luis Hernández y Jesús Ramírezų fueron hombres y mujeres decididos a mantener los ojos bien abiertos y a luchar contra la intolerancia que poco a poco se apodera del país. Era ese sector de la comunidad que, a gritos, exhorta al resto de población a "quitarle el sueño al incidente de Los Pinos" y a borrar una de las realidades más dolorosas de los indígenas mexicanos: usar pasamontañas para ser notados.
Debajo de la alfombra
Un teatro lleno hasta en los pasillos fue el escenario en el que cientos de almas politizadas recibieron con interés el "panfleto" ųcomo el autor llamó a su obraų que pone en claro que el movimiento zapatista busca la "reivindicación de ese México barrido debajo de la alfombra por los criterios modernizadores" y significa, al mismo tiempo, "el primer síntoma del globalizado contra la globalización".
''Ni globalifóbico ni globalifílico", el también autor de Almuerzos con gente inquietante aseguró que hay una crisis en la vieja idea de modernidad. Así es que mientras algunos proponen todavía las soluciones de carácter liberal, el crecimiento continuo y no racionalizado, como la clave que traerá una enorme riqueza que finalmente será distribuida entre todos, Manuel Vázquez Montalbán expresó que "lo que se necesita no es instalar o recuperar la nostalgia de antiguas tablas de comportamiento de la izquierda ni instalarnos en la posmodernidad como un periodo de tránsito ideologizado, sino construir una nueva propuesta de la modernidad que incluye, perfectamente, lo que significa zapatismo".
Si bien durante la presentación realizada en Chiapas comentó que la conspiración actual de la derecha consiste en ''impedirnos la vuelta al pasado porque sabe que está lleno de culpables y lo que quiere es una historia sin culpables", aquí enfatizó que esa ideología también ha desacreditado la utopía para descalificar la necesidad de repensar el mundo actual.
Por eso, Marcos: el señor de los espejos plantea la revisión de un movimiento que ha ido más allá de ser la última revolución del siglo XX o la primera del siglo XXI, al despertar esperanzas, fanatismos y rencores; sentimientos que estuvieron presentes a todo lo largo y ancho de las manecillas que registraron el acto de ayer.
"Piensa que no soy el Tarzán de la selva Lacandona", dijo Marcos a Vázquez Montalbán durante su encuentro en febrero de 1999. ƑQué hubiera dicho al escuchar que hay quienes lo consideran un profeta encapuchado o al atestiguar el descontento por la intervención policiaca en la UNAM y la salida de Samuel Ruiz de la diócesis de San Cristóbal de las Casas?
Si se trata de adivinar, seguramente se hubiera admirado de que fueran vendidos más de 150 ejemplares del libro que lleva su nombre en tan sólo una hora y media.