Ť González de León habla del edificio que albergará la embajada de México
Se logrará que en Berlín nos vean como un país viejo y renovado
Ť El proyecto arquitectónico, realizado al alimón con Francisco Serrano, resultó ganador
Ť Tendrá cinco pisos y una fachada dominada por un gran portal de fuerte plasticidad
Miryam Audiffred Ť La arquitectura contemporánea tiene una cita con Berlín, asegura Teodoro González de León, quien desde hace casi dos meses mantiene una estrecha relación con la que promete ser la metrópoli más moderna del viejo continente. Y es que sin importar dónde se encuentre, su mente de arquitecto está siempre del otro lado del Atlántico ųcasi en el centro de Europaų ideando las rectas y las curvas que, poco a poco, dan vida al rostro que mostrará México en la capital de Alemania.
La responsabilidad es enorme, asegura. ''Construimos la primera huella de los mexicanos que habrá en el lugar que, sin lugar a duda, será un muestrario de la arquitectura contemporánea internacional".
Creador, con Francisco Serrano, del proyecto arquitectónico de la embajada de México en Berlín, González de León habla emocionado a unos días de su regreso de Alemania. Sabe que la arquitectura es uno de los bienes más duraderos de la cultura. ''Dura más que los hombres que la hacen y este hecho es una fatalidad que debemos tener presente siempre".
Monumentalidad transparente
El edificio que albergará la representación diplomática será el reflejo de un México moderno. La construcción no acudirá a ''nacionalismos a priori" porque, asegura, ''toda la arquitectura nacionalista es fatal, porque pasa de moda en una forma insólita.
''Además, creo que México necesita dar una imagen totalmente contemporánea como toda la arquitectura que debemos hacer en este comienzo de siglo."
Caballero andante que ųen palabras de Alejandro Rossių ''no deja de luchar por la dignidad visual de todos", Teodoro González de León comenta que el edificio tendrá una ''monumentalidad muy transparente" que permita recordar que México es un país viejo y renovado.
Creador de las embajadas de México en Brasil (1972-1975) y Belice (1992-1996), menciona que no fue fácil diseñar el nuevo recinto porque era necesario cumplir con ''reglamentos que en México ni soñamos". Es el caso de los ordenamientos urbanos que preven la obligatoriedad de ocupar la manzana completa y tener una altura constante de 18 metros; que es la de todos los edificios de la calle Klingelhöfer.
No obstante este control en la forma urbana, los arquitectos diseñaron un edificio en el que las personas podrán realizar sus actividades en forma placentera.
''Creo que esta es la obligación del arquitecto ųindicaų. Debemos lograr que la gente se sienta cómoda, que al moverse siempre tenga vistas diferentes para que la rutina se convierta en una especie de paseo arquitectónico en el que no cabe la solemnidad."
Con base en esas ideas, la embajada tendrá cinco pisos y una fachada dominada por un gran portal de fuerte plasticidad arquitectónica. ''Tiene un parte-luz que se va moviendo e inclinando para formar la entrada. El efecto que provoca es fascinante porque cuando se le observa de lado da una vista masiva, mientras que si se le mira de frente vuelve transparente al edificio".
La embajada estará en los dos pisos superiores, el consulado y el centro cultural ocuparán un piso intermedio; habrá una sala de usos múltiples y una biblioteca en la planta baja, y un hall con un cilindro de 18 metros de altura y 14 metros de diámetro que tendrá un jardín escalonado.
El último piso tendrá un jardín cuyos únicos elementos de construcción serán el fin de los dos portales, el cilindro y la bóveda de la oficina de doble altura del embajador.
''Será una aventura inolvidable", dice. Como la legación será de concreto blanco cincelado ųcomo el Conservatorio Nacionalų será necesario trasladar a una cuadrilla de doce cinceladores de Chimalhuacán para hacer el acabado; actividad que requiere de mano de obra intensiva y eso, en Berlín, es prohibitivo. Sencillamente, imposible.''
Será el próximo 15 de noviembre cuando el paisaje berlinés cuente con el primer edificio mexicano. Para entonces, todos los alemanes residentes de Berlín ya habrán memorizado las formas y la palidez de los muros.
Puede sonar exagerado, pero no lo es. La embajada estará en un punto clave de la urbe. ''No podríamos tener mejor ubicación ųdice González de Leónų. Estamos a 50 metros de Tiergarten, el bosque central".
De hecho, la construcción es erigida en una pequeña manzanita de mil 200 metros cuadrados entre las avenidas Landwehrkanal y Tiergarten. No hay duda de que se trata de una de las áreas más importantes, pues constituye un lazo de unión entre barrios de naturaleza muy diversa.
A un lado están las embajadas de los países nórdicos, cinco edificios envueltos por una fachada que los unifica urbanamente y fueron construidos en casi 10 meses; con la misma rapidez con que han sido edificados la mayoría de los inmuebles de esta metrópoli.
Alejarse de la dogmática moderna
Al igual que en el resto de sus creaciones, el proyecto de la embajada de México en Berlín deja al descubierto a un González de León alejado de los postulados más dogmáticos del movimiento moderno, no obstante conserva el ideal del arquitecto ubanista. Su preferencia por construir edificios públicos ųcual señales visuales para definir grandes espacios urbanosų marcan su trayectoria y la de muchos. ƑQuién no se ubica en la ciudad tomando como punto de referencia al edificio del FCE o el Museo Tamayo?
Si bien ha edificado conjuntos habitacionales, este hombre, nacido en el DF en 1926 pierde interés por diseñar castillos secretos. Sus manos han trabajado para dar forma a espacios de goce público como la Universidad Pedagógica Nacional, el Museo de Sitio en el Tajín, El Colegio de México y el Conservatorio Nacional de Música que, viéndolos bien parecen, simplemente, terminados por los vientos de la historia.