Juan Angulo Osorio
Los amigos del Ejército
En Guerrero la militarización sigue su marcha con todo el apoyo de las autoridades civiles del gobierno estatal. Y, como consecuencia, crecen las denuncias por atropellos cometidos por soldados en la región mixteca del municipio de Ayutla de los Libres, en el muncipio de Acatepec, en el corazón de La Montaña, donde habitan los tlapanecos, en la sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán ųcerca de Zihuatanejoų, donde se movilizan campesinos contrarios a la tala de los bosques.
Denuncias documentadas por autoridades de los pueblos hablan de violaciones sexuales a mujeres, saqueo de viviendas, robo de cosechas, patrullajes en los pueblos, instalación de retenes, detenciones e interrogatorios ilegales y torturas. También, disparos a diestra y siniestra con fines intimidatorios ųcomo lo hicieron en la comunidad de Mesón Zapote, de Ayutlaų, así como metralla disparada desde un helicóptero en un cerro de la misma región mixteca, como si hubiese una guerra.
Los indígenas de Acatepec integraron una lista de agravios que han sufrido desde 1998 y la enviaron ya al presidente Ernesto Zedillo. Y, con indígenas de otros municipios y organizaciones sociales que han sufrido atropellos similares, comenzarán una marcha el próximo 24 de febrero desde Chilpancingo a la ciudad de México, a la que esperan llegar entre el 3 y el 5 de marzo.
Los mandos militares de Guerrero dicen que están aquí para combatir el narcotráfico y para aplicar la ley federal de armas de fuego y explosivos. Pero el comandante de la fuerza militar que desde hace un año está en la comunidad de La Concordia, municipio de Ayutla, dijo a la reportera Maribel Gutiérrez que no han encontrado en esa zona ni una sola arma, ni un solo sembradío de amapola y mariguana.
Y aunque en sus repetidas incursiones por comunidades indígenas los soldados preguntan por "los encapuchados", en referencia a grupos guerrilleros, los mandos nunca reconocen que están en Guerrero para combatir a la guerrilla.
Pero que están aquí, y en un número creciente, por los guerrilleros, lo acaba de reiterar el secretario general de Gobierno, Florencio Salazar Adame, quien criticó a la presidenta del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas de la ONU, Erika Irene Daes, quien a su paso por la entidad el pasado fin de semana y ante el cúmulo de denuncias que escuchó declaró que el Ejército debe estar en los cuarteles. Pero Salazar Adame no está de acuerdo porque, dice, "no podemos pensar responsablemente que se va a retirar el Ejército y vamos a dejar al EPR y al ERPI actuando libremente, porque entonces no le estamos dando seguridad a la población". Y ante las denuncias sobre atropellos de soldados, el funcionario replicó diciendo que hay grupos interesado en denostar al Ejército que "sirve con gran interés a la seguridad nacional y su presencia en Guerrero es positiva".
De los probables candidatos del PRI al Senado por Guerrero, Salazar Adame aparece como el más civilizado y el que mejor pondera el arte de la política, lo que indica cuán lejos estamos en Guerrero de una institucionalidad civil, civilista y civilizatoria y cuán cerca seguimos de la simple aplicación de la política de la fuerza.
Porque entre mayor sea la presencia del Ejército, menor será la fuerza de los políticos. Por eso es que los segmentos del Ejército que se ven favorecidos ųincluso en sus intereses personalesų con la permanencia del PRI en el poder, ven siempre como sus amigos a los políticos y funcionarios de ese partido, y tienden a ver como sus enemigos a los críticos de su actuación.
Quienes damos voz a los críticos del Ejército en Guerrero lo hacemos porque respondemos a los intereses de los guerrilleros o de los narcotraficantes, dicen sin dar la cara los mandos de la labor que desempeñamos en el periódico El Sur. Por esa visión interesada, a nuestros reporteros se les impide la entrada a actos organizados por el Ejército, que de ese modo violan quitados de la pena el derecho constitucional a la información.
Ahora resulta que los amigos del Ejército son los políticos del PRI que tienen a los militares trabajando de policías, que los exponen al repudio de la población, y no quienes promueven que los militares estén en los cuarteles, cumplan así el mandato constitucional.
ƑDe veras creen los políticos del PRI que si el Ejército deja de cumplir las labores anticonstitucionales que ahora les encomienda, los guerrilleros ocuparán las plazas? ƑQué espacio político tendría una guerrilla si existiese un Ejército dedicado a instruirse, preparado para ayudar a la población civil en casos de desastre o para defender a la patria ante enemigos externos? ƑQué denuncias publicaríamos los periodistas contra atropellos del Ejército? ƑQué simpatías podrían tener guerrilleros fanatizados que disparan contra nadie, que toman pueblos sin ningún pretexto?
Si la visión de Salazar Adame fuese cierta, entonces la historia de Guerrero sería al revés. Primero habría sido la guerrilla de Genaro Vázquez y luego las matanzas de Chilpancingo e Iguala. Y así con Lucio Cabañas, y más recientemente con el EPR y el ERPI.
ƑQuiénes son entonces los enemigos de los militares?