ƑNo había alternativa?

* Octavio Rodríguez Araujo *

Aunque no voté, fui de los que pensaban que era una exageración del CGH decir que el plebiscito era el preámbulo de la represión. Creí, ingenuamente, que el rector, quien debe ser prudente, según señala la Ley Orgánica de la UNAM, no cometería el error histórico de traicionar los acuerdos del 10 de diciembre y de usar el garrote policiaco en vez del diálogo y la negociación, elementos ųestos últimosų implícitos en el llamado a resolver el conflicto universitario entre universitarios, y mediante el uso de la razón y la inteligencia, como tantas veces se dijo.

Los errores del CGH, que he destacado y criticado en varios de mis artículos, no convalidan los errores de rectoría. Baste recordar que el Reglamento General de Inscripciones no obliga a los estudiantes, para ingresar a la UNAM, a ser prudentes, y que el CGH ha estado constituido mayoritariamente por alumnos. Pero incluso aceptando sin conceder que los estudiantes del CGH han sido imprudentes, necios, majaderos y sectarios, no puede concluirse que ellos iniciaron su movimiento nada más porque sí o movidos por manos oscuras que conspiraban contra la UNAM. Debe recordarse que el rector Barnés fue advertido, en su momento, que de seguir adelante con su iniciativa de elevar las cuotas propiciaría un movimiento estudiantil de gran envergadura y que, aun así, continuó, con lo cual no demostró la prudencia que le exigía la Ley Orgánica. Vale decir, en descargo, que el rector Barnés prefirió renunciar que usar la fuerza pública como solución del conflicto.

Los estudiantes más conscientes y activos de la UNAM iniciaron su movimiento como una reacción al aumento de cuotas, y de ahí fueron agregando otras demandas, por lo demás atendibles aunque no todos estén de acuerdo con ellas. Con el cambio de rector parecía que el conflicto tomaría otro rumbo, pues a diferencia de Barnés, que no aceptaba al CGH como interlocutor, De la Fuente, de entrada, lo consideró como tal, y así quedó establecido en el cuatro punto del acuerdo del 10 de diciembre. Parecían soplar nuevos vientos en la UNAM, pero en realidad, como vimos muy pronto, se trataba de una estrategia bien planeada, aunque no exenta de contradicciones. Más precisamente (lo planteo como hipótesis), se trataba de dos estrategias, como en la guerra: el plan A y el plan B.

El plan A consistiría en usar el plebiscito como justificación para que los universitarios, apoyados por los medios de desinformación masiva, intentaran la reapertura de la universidad. El mensaje del rector del 24 de enero, para que no hubiera dudas, daba la línea: convocar a toda la comunidad para que se instrumentaran las medidas que permitieran el reinicio pleno de las actividades académicas. Si fracasaba, entonces que la UNAM fuera reabierta por la Policía Federal Preventiva, después de provocar un sangriento disturbio en un plantel alejado de Ciudad Universitaria, la Preparatoria 3. Este sería el plan B, cuya conclusión sería la toma policiaca de la UNAM y la aprehensión ilegal de casi mil estudiantes universitarios, y después, como si nada, el reinicio pleno de las actividades académicas, y šojo!, la reconciliación.

El uso del plebiscito era evidente, aunque en su momento no calculáramos sus consecuencias. Sólo recordemos que al rector se le pidió, en varias ocasiones, verbalmente y por escrito, que explicara qué seguía después del plebiscito, y nunca respondió. Y también recordemos que de la misma manera se le pidió que proporcionara los datos del padrón del plebiscito, y nunca los proporcionó. La razón de ambas negativas fue también evidente: el rector no podía explicar su estrategia, que incluía el uso que se le dio al plebiscito, sin revelarla, y no podía dar los datos del padrón sin reconocer, en consecuencia, que no había sido la mayoría de los universitarios la que apoyaba su propuesta y el levantamiento de la huelga. Tanto el plan A como el B tenían que sustentarse en la verdad nunca demostrada de que el plebiscito era un cheque en blanco que le daba al rector el derecho de ignorar los acuerdos del 10 de diciembre (incluido "el diálogo como única vía para solucionar el conflicto") y de usar la fuerza pública para derrotar al CGH.

ƑEl rector De la Fuente creerá en serio que en estas circunstancias se podrá dar la reconciliación entre universitarios y entre éstos y rectoría? ƑAntes no les debe a los universitarios una explicación y una satisfacción que demuestren que no traicionó sus acuerdos con el CGH, que sus decisiones fueron prudentes y que no había alternativa? *