Ť El abasto del líquido, una de las necesidades más apremiantes, asevera


Conapo: la escasez de agua frenó el desarrollo de la mancha urbana

Ť Se privilegió la dotación para el Distrito Federal en detrimento del estado de México, expone

Bertha Teresa Ramírez Ť La grave escasez de agua frenó el desarrollo de la mancha urbana popular en la zona metropolitana de la ciudad de México durante la década de los noventa, se afirma en el estudio Escenarios demográficos y urbanos de la ciudad de México, realizado por el Consejo Nacional de Población (Conapo).

Servicios elementales como agua y drenaje no pudieron ser instalados en 50 por ciento de las colonia populares del estado de México, mientras se privilegió la dotación del líquido en el Distrito Federal, según el texto.

El abasto de agua, de acuerdo con el documento, constituye una de las necesidades más apremiantes en toda el área metropolitana y, desde el comienzo de los años noventa, 45 por ciento de la población metropolitana se asentaba en los municipios conurbados del estado de México; sin embargo, éstos sólo pudieron recibir 35 por ciento del caudal de agua disponible para la zona, mientras el restante 65 por ciento se destinó a cubrir las necesidades de esta capital.

En el estudio se indica que importantes erogaciones para obras de infraestructura, realizadas por el Estado en décadas anteriores a la de los noventa, contribuyeron a que la metrópoli alcanzara niveles crecientes de dotación de servicios, principalmente de agua y drenaje; no obstante, las dificultades financieras de la última década impidieron avanzar al ritmo deseado, lo que se reflejo, entre otros rubros, en la disminución del porcentaje de viviendas con agua entubada en los municipios conurbados del estado de México (de 61.5 por ciento en 1980 a 54 por ciento en 1990).

El abasto de agua potable ha sido siempre un elemento estratégico del proceso de urbanización de la zona metropolitana, se asevera en el análisis, y se manifiesta que desde hace décadas se han requerido fuentes cada vez más alejadas para dotar al área del líquido, lo que ha provocado el rompimiento del equilibrio ecológico de les regiones abastecedoras y la erogación de cuantiosos recursos, bajo la modalidad de subsidio federal a la metrópoli.

Lo anterior, luego de que la obtención de agua de fuentes artificiales y subterráneas y de la explotación de pozos se agotó en los años cuarenta.

A partir de 1950 se recurrió a fuentes externas al Valle de México, se iniciaron las obras del Río Lerma, que aportaron 10 metros cúbicos por segundo adicionales a la ciudad, con lo que se satisfizo las demandas del proceso de industrialización y el crecimiento acelerado de la población. Más tarde, la ampliación del sistema Xochimilco y los nuevos caudales obtenidos del Alto Lerma incrementaron la dotación del líquido a 36 metros cúbicos por segundo.

En 1980 la metrópoli dispuso de 50 metros cúbicos por segundo, de los cuales 76 por ciento eran para el DF y el resto para los municipios conurbados del estado de México, siempre según el estudio de Conapo. "De hecho, la dotación de agua potable fue, siempre, en favor de la población residente en el DF. En 1990, a pesar de que 45 por ciento la población metropolitana residía en los municipios conurbados, éstos sólo recibían 35 por ciento del caudal disponible".

El consumo promedio per capita muestra las diferencias metropolitanas: 198 litros por día para cada habitante de los municipios conurbados, ante los 303 que reciben los residentes en el DF.

Los contrastes no sólo se dan en relación con el volumen de consumo, sino también con las tarifas. El precio pagado bimestralmente en 1998 por consumo hasta de 50 metros cúbicos en el DF era de mil 116 pesos, y para el estado de México de ocho mil 415 pesos.

La dotación del líquido, se informa en otra parte del análisis, no es homogénea para todas las zonas de la ciudad de México, ya que las colonias del poniente tienen dotaciones mayores a 600 litros por habitante por día, mientras que las zonas del norte y oriente apenas alcanzan 20.

En las colonias populares de baja densidad, o en formación, 36 por ciento de viviendas tenían agua entubada, mientras que más de 90 por ciento de las casas habitación contaba con ese servicio en las colonias de clase media alta.