La normalidad

* Luis Javier Garrido *

LA CRISIS EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL lejos de resolverse se está agravando, y sólo el gobierno no parece darse cuenta de la situación y sigue empeñado con su obcecación autoritaria en extenderla a otras universidades y sectores del país.

1. El principal error del régimen al decidir el operativo policiaco-militar del 6 de febrero fue el de creer que la recuperación por la fuerza de las instalaciones les iba a dar el control ''de la universidad'', y muy pronto están saliendo de su error, pues los últimos acontecimientos muestran que está más vigente que nunca la lucha del CGH por los seis puntos del pliego estudiantil, que ahora son siete al exigirse la libertad absoluta de todos los estudiantes detenidos y que la vitalidad del movimiento estudiantil no ha menguado.

2. El fracaso de las políticas de fuerza del gobierno ''de Zedillo" ante la UNAM, no pueden ocultarse. El régimen enfrentó a la huelga estudiantil con la misma ''estrategia'' desde un principio: negándose a dialogar con el CGH sobre los seis puntos del pliego petitorio a fin de prolongar la suspensión de labores de manera deliberada para hacerle pagar sus costos al movimiento estudiantil, y aprovechar la situación para acelerar el proceso de desmantelamiento de la UNAM, y desde luego para utilizar de manera política los acontecimientos. Y ahora pretende que con ''la recuperación de las instalaciones'' y el encarcelamiento de cientos de miembros del Consejo General de Huelga en un "operativo quirúrgico" ya se terminó el conflicto y que todo puede volver a la aparente "normalidad" con la tesis de que "aquí no ha pasado nada".

3. La política oficial para combatir al movimiento estudiantil en esta nueva fase es muy clara y se ve todos los días en múltiples desplegados. La rectoría pretende presentar un discurso de reconciliación carente de contenido que le permita reanudar las labores, como si lo esencial del conflicto hubiese sido resuelto y, al mismo tiempo, intensificar la guerra sucia contra el CGH con el apoyo de la derecha universitaria y de los profesores y estudiantes perredistas que actuando en pinza se repartirían el control de las escuelas y le permitirían justificar una vez más su negativa a dialogar sobre los seis puntos del pliego petitorio y poder excluir al CGH del congreso universitario. El llamado de profesores y estudiantes perredistas a conformar "una organización más amplia que el CGH'', controlada desde luego por el PRD, que se sustentaría tanto en los restos del CEU histórico como en los Colegios Académicos recién formados (Milenio, 9 de febrero), no es parte más que de ese proyecto que pretende de manera absurda institucionalizar un movimiento social.

4. El gobierno sigue dando bandazos y los acontecimientos de los últimos días evidencian que las cosas no van a ser tan sencillas como pretenden Zedillo y Labastida, pues el conflicto lejos de resolverse se está agravando. La amplitud de las protestas internacionales por los monstruosos procesos seguidos a los estudiantes, que evidenciaron en los últimos cinco días el carácter represivo del gobierno mexicano, los reportajes en la televisión que mostraron que las instalaciones no habían sido dañadas por la huelga como pretendían algunos y el amplio respaldo a la marcha del CGH del día 9, hicieron recular a Zedillo, que ese mismo día retiró con precipitación a los contingentes de la PFP de las instalaciones de la UNAM y ordenó a la PGR liberar a muchos detenidos y retractarse de algunas acusaciones, aunque éstas no cambian lo esencial de los procesos, sustentados en acusaciones dignas de la más retrógrada de las dictaduras.

5. El saldo de la gestión del médico psiquiatra Juan Ramón de la Fuente está a la vista de todos: pudiendo enfrentar el conflicto por la vía del diálogo optó por simular una negociación a la que nunca estuvo dispuesto a exigir la solución de fuerza, por lo que ante su evidente incompetencia debería renunciar de inmediato al cargo.

6. ƑQué credibilidad podría tener un congreso universitario, organizado por De la Fuente, el rector que violó los acuerdos del 10 de diciembre que lo comprometían a dialogar con el CGH sobre los seis puntos del pliego estudiantil y que, antes que negociar, prefirió hacer entrar a grupos de choque y a paramilitares a sueldo a la Preparatoria 3, recuperar las instalaciones de Ciudad Universitaria por un operarivo policiaco-militar y acusar penalmente a los estudiantes que luchan por defender el proyecto histórico de la UNAM? ƑQué legitimidad puede tener un congreso organizado de manera unilateral por De la Fuente, y con sus propias reglas, aun cuando lo haya negociado con el PRD, y que ya se anuncia que no va a democratizar a la UNAM ni a reconocer los derechos constitucionales de los estudiantes a elegir carrera y a tener una educación superior gratuita, sino que tendrá como prioridad profundizar el proyecto de privatización? ƑQué calidad moral mostrarían los universitarios que aceptasen participar en un congreso que se reuniese al mismo tiempo que permanecen presos cientos de estudiantes, que son precisamente quienes lucharon por un congreso democrático?

7. El debate de los días previos a la ocupación policiaco-militar de la Ciudad Universitaria y las demás instalaciones de la UNAM fue muy claro, por lo que nadie puede llamarse engañado. El gobierno y el CGH discrepaban sobre un punto central, pues mientras los estudiantes argumentaban con base en lo pactado en Minería el 10 de diciembre, que la huelga se levantaría "simultáneamente" a la entrada en vigor de los acuerdos consecuencia del diálogo, la rectoría, que había roto de manera unilateral las pláticas y se seguía negando como en los meses precedentes a discutir los seis puntos del pliego estudiantil, planteaba la rendición del Consejo General de Huelga con base en un plebiscito en el que, aun con las prácticas fraudulentas, no había votado ni la mitad de la comunidad universitaria. Los escritores y artistas carentes de dignidad que firmaron el vergonzoso desplegado del 3 de febrero exigiendo ''la devolución inmediata de las instalaciones" sabían que existían los acuerdos de Minería entre la rectoría y el CGH para resolver el conflicto por la vía del diálogo, que el plebiscito había sido un fracaso para el rector y no constituía mandato para nada, y que ellos estaban sin embargo avalando de antemano el uso de la fuerza, como el PRD: que eran parte de la estrategia oficial para convalidar la toma policiaco-militar de las instalaciones. Y si ahora todos ellos piden la liberación de los detenidos y dan mil y un explicaciones no pedidas sobre su firma en apoyo a las políticas del régimen no es más que por lavar su imagen. No es de extrañar por lo mismo que en sus textos sigan culpando de lo acontecido a los estudiantes en huelga y pretendan que el conflicto ya concluyó.

8. Las políticas de Estado que de manera irracional pretenden ahora exculpar a las autoridades universitarias y a quienes sirvieron a la política de cerrazón del gobierno, y darle carpetazo al movimiento estudiantil, no pueden sin embargo ocultarse. Ignacio Solares (empleado de la rectoría), quien redactó el desplegado ignominioso ''de los escritores", confesaba de manera cínica a Proceso (Núm. 1214) que hizo aparecer en éste a varias personas sin consultarlas (como Julio Scherer o Tito Monterroso, quienes lo denunciaron), que incluyó a algunos extranjeros como el comandante nicaragüense Sergio Ramírez, y que pretendiendo engañar a todo mundo, el desplegado lo pagó la rectoría: como todas las inserciones de autoapoyo que De la Fuente está ahora haciéndose publicar.

9. El regreso a clases sin un diálogo público con el Consejo General de Huelga y sin resolver el conflicto, como pretende la rectoría, es un absurdo. La universidad no puede enfrentar su futuro reconociendo que fracasó la vía del diálogo: con las escuelas y facultades controladas por miembros de la PFP, que según se denunció se habían puesto la camiseta de "Auxilio UNAM", y con las comunidades divididas.

10. La lucha del CGH no ha concluido, como se vio en la marcha del 9 de febrero, una de las más numerosas en la historia reciente de México, y que mostró que el conflicto en la UNAM es ya un problema nacional de amplias dimensiones cuyo desenlace no parece estar cercano. *