* Jean Meyer *
ƑCuál bomba demográfica?
Nos han hablado tanto del peligro de la explosión demográfica que no vieron llegar la "implosión" demográfica de los países desarrollados de Europa y Asia que acaban de descubrir que los puede destruir la falta de nacimientos y el envejecimiento acelerado de su población. Lo que ocurre hoy en España, Japón y Rusia, para tomar los casos más espectaculares, ocurrirá mañana en los países que se creen aún amenazados por la "explosión". Y conste que no tengo nada contra el control voluntario de la natalidad y la paternidad-maternidad responsable.
Predecir el comportamiento demográfico de la humanidad es muy difícil. Nadie en 1900, cuando había mil 650 millones de hombres, previó que habría seis mil millones un siglo después. Las proyecciones para 2100 no son menos aleatorias, pero lo seguro es que toda Europa, Japón y China están amenazados a corto plazo por la disminución de su población total y especialmente de su población activa.
Sin cambio radical en su fecundidad o en la inmigración, entre 2000 y 2050, Italia vería bajar su población de 57 a 41 millones, España de 39 a 30 millones. Rusia de 147 a 121 millones. Es cierto que durante esos 50 años Africa vería duplicar su población y Pakistán también. Pero el fenómeno esencial sería el declino de toda Europa y de Japón, y más tarde, de China. Entre todos los países desarrollados, sólo Estados Unidos seguiría creciendo, para culminar en 350 millones de habitantes.
ƑPodemos imaginar lo que significaría la desaceleración y luego la parada de locomotoras socio-económicas como Alemania y Japón? Ahí está el caso de Rusia.
A una escala menor, la nacional, se percibe lo que amenaza a España, el país con menor tasa de fecundidad del mundo, en compañía de Italia y de Hong Kong. Si en 1974 nacieron en España 700 mil niños, esa cifra cayó a 360 mil en 1998. Con una tasa de 1.07% hijos por mujer fértil, la última del mundo (se necesita 2.1% para asegurar el reemplazo de una generación). El país no puede mantener la población existente sin recurrir a una inmigración masiva, africana o latinoamericana. Lo que abre interesantes perspectivas, tanto sociales como culturales y religiosas. Las relaciones entre los países ricos y los países pobres, entre las culturas nacionales, entre las razas, están llamadas a conocer un giro dramático. A ver cómo lo tomarán esos hombres que, por tener menos hijos, tendrán que aceptar más inmigrantes, esos "mojados", clandestinos, ilegales, rechazados hasta el día de ayer, si no es que de hoy.
Se calcula que España necesita importar, por lo menos, cien mil trabajadores inmigrantes en el presente año; según la ONU tendrá que aceptar 12 millones de inmigrantes en los próximos 50 años, lo que implica no sólo legalizar la inmigración, sino proclamar que es un fenómeno positivo. El sistema productivo descansará en gran parte sobre los inmigrados, los cuales no podrán más ser tratados como bárbaros indeseables, sino como salvadores indispensables. Y eso vale, más o menos, para toda Europa y para Japón.
ƑQué significa para América Latina, aparte de que su población excedente puede ir a rescatar a la vieja Europa? Que los vuelcos demográficos son rápidos y sorprendentes. Hace 40 años España tenía una alta natalidad y exportaba sirvientas obreros y peones; hoy, amenazada por el envejecimiento y el despoblamiento, se debe preparar a vivir bien su nueva naturaleza de país de inmigración. ƑQué nos depara el futuro en México y América Latina?