Adelfo Regino Montes
Erika Daes en México
Si para el presidente Ernesto Zedillo, el EZLN es sólo un incidente histórico, con el cual no tiene mucha importancia platicar, la señora Erika Daes ųrelatora del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas de la ONUų ha exhortado desde Oaxaca al gobierno mexicano a que "respete los acuerdos de San Andrés", ya que será "para beneficio no sólo de los pueblos indígenas de México, sino para el resto de la población". Y es que, tanto para la ciudadanía de México, como para los diversos organismos internacionales, ha quedado claro, que por irresponsabilidad del presidente Zedillo, los derechos indígenas aún no se reconocen en la Constitución mexicana, alejándose con ello las posibilidades de lograr una paz justa y digna en Chiapas y en otras regiones indígenas del país.
Para el Presidente Zedillo, la palabra y el diálogo verdadero, "son una parte muy menor de la solución al conflicto de Chiapas. El problema de Chiapas es un pro- blema de desarrollo, es un problema de pobreza". Con esta afirmación, el gobierno mexicano no ha hecho más que ratificar su visión asistencialista del problema que vivimos los pueblos indígenas en México. Y quizás por eso, en la planeación que hizo el Instituto Nacional Indigenista (INI) sobre la visita de Erika Daes, resultaba más importante visitar las ruinas de Monte Albán y las empresas mezcaleras de Mitla. Platicar con las organizaciones de los pueblos indígenas, según la visión oficial, no tiene ahora la menor importancia, sólo hay que seguir profundizando los programas asistencialistas de Progresa, Procampo, Alianza para el Campo, Procedecom, entre otros.
Sin embargo, gracias a nuestra presión y al espíritu de apertura que ha caracte-rizado a la señora Daes, un número importante de organizaciones indígenas hemos podido mostrar fundadamente la cruda realidad que vivimos los pueblos indígenas de México y demandar al mismo tiempo, algunos de los asuntos que son preocupación nuestra en el ámbito internacional, en especial lo relativo a la adopción de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas y a la creación de un Foro Permanente de los Pueblos Indígenas en el sistema de la Organización de las Naciones Unidas.
Respecto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, la señora Daes manifestó su desilusión por los retrasos sistemáticos que diversos gobiernos del mundo han provocado para impedir su adopción. Y es que para muchos gobiernos, las palabras "pueblos indígenas", "libre determinación", "autonomía", "territorios", "sistemas normativos", simplemente son inaceptables, por sus implicaciones jurídicas y políticas en el contexto internacional. Ante esta situación, indígenas de diversas partes del mundo, hemos dicho que técnicamente es posible hacer compatibles estas exigencias indígenas con los intereses de los gobiernos, precisando que lo fundamental es la voluntad política que posibilite el reconocimiento de los derechos indígenas en el concierto internacional.
En este orden, y ante la petición relacionada con el establecimiento de un Foro Permanente Indígena en el seno de la ONU y el incumplimiento de Convenios y Tratados Internacionales (como es el caso del Convenio 169 de la OIT relativo a Pueblos Indígenas y Tribales), la señora Daes manifestó diciendo que "los gobiernos... no sólo el de México, sino el de muchísimos lugares, están tratando de retrasar el progreso para completar instrumentos internacionales que son muy importantes". Afirmó que para establecer el foro permanente se han hecho dos encuentros mun-diales, uno en Copenhague, Dinamarca y el otro en Santiago, Chile, para ir discutiendo los aspectos mas importantes y concretos, con el fin de posibilitar la constitución de dicho organismo al interior de la ONU.
Sin embargo, como nos lo hace notar Erika Daes, la resistencia de los gobiernos en el seno de la ONU es sumamente fuerte. Su resistencia no sólo obedece a los grandes intereses jurídicos, políticos y económicos que están en juego, sino a la visión asistencialista y discriminatoria de personas, como el presidente Zedillo, que consideran a los pueblos indígenas como simples objetos decorativos. Y frente a este tipo de actitudes y mentalidades, sólo la presión y la cooperación nacional e internacional de la sociedad civil, hará posible un cambio real y verdadero. Esperemos que la visita de Erika Daes a México sirva para agrandar este camino.