La Jornada miércoles 9 de febrero de 2000

Emilio Pradilla Cobos
Desoyendo las voces de la sociedad

Desoyendo las voces de la sociedad, sobre todo de los universitarios, que rechazaban el uso de la fuerza policial y pedían una solución por la vía del diálogo, el gobierno federal llevó a cabo el desalojo de la UNAM y la detención, hasta ahora, de cerca de mil jóvenes paristas.

Otra vez se impusieron los gritos de guerra de los halcones de los poderes político, económico, eclesiástico, informático y burocrático universitario.

El conflicto en la UNAM echa raíces en la política aplicada por los tres últimos gobiernos federales del PRI, que ha polarizado y escindido a la economía y la sociedad entre una minoría de integrados y beneficiados, y una gran mayoría de excluidos; los paristas son parte de ese gigantesco contingente de mexicanos empobrecidos y sin oportunidades que ha reproducido el neoliberalismo.

Como parte de su proyecto, el PRI-gobierno debilitó a la universidad pública, redujo sus recursos, introdujo en ella procesos privatizadores y elitizantes, a nombre de la "autosuficiencia" y la "excelencia", al tiempo que mantiene su estructura autoritaria de gobierno. Estos son parte fundamental de los componentes de la crisis de la UNAM que llevaron al conflicto.

Durante meses, por estrategia propia y ajena, las autoridades universitarias, preocupadas por conservar su poder y no por el futuro de la universidad, mantuvieron posiciones intransigentes, que junto con las similares sostenidas por la ultra del CGH, impidieron que se abriera un diálogo real entre universitarios para buscar caminos de solución.

La propuesta del nuevo rector De la Fuente, sacado del gabinete presidencial, y el plebiscito, fueron tomados por el gobierno, la burocracia y la derecha como pretexto para validar cualquier acción para romper el paro y recuperar las instalaciones, y no como un acto democrático de los universitarios que reafirmaba la necesidad del diálogo.

El ala dura del CGH no aceptó que el plebiscito cambiaba la situación, por lo que no reconoció lo ganado; los Acuerdos de San Andrés Larráinzar y otros incumplimientos de la palabra del gobierno explican la desconfianza, pero tampoco resolvió sus diferencias internas ni cambió sus métodos, ni enfrentó el aislamiento.

Hace tiempo que el Presidente pidió que los antiparistas se enfrentaran a los paristas. Las denuncias penales flotaban en el aire. Las provocaciones empezaron luego del plebiscito: los intentos fallidos de "recuperación" de instalaciones por pequeños grupos empujados por profesores y autoridades; la presencia de la Policía Federal Preventiva en las instalaciones devueltas por los paristas y, sobre todo, el provocado y confuso enfrentamiento en la Preparatoria 3, entre los enviados de rectoría y los paristas, sin control, con una reprobable actitud de los líderes ultras.

El PRI-gobierno, la derecha y los medios oficiales trataron siempre de involucrar en el conflicto al PRD y al Gobierno del Distrito Federal. Sin pruebas, los acusaron de ser sus promotores y apoyos, luego buscaron involucrar al GDF en acciones represivas contra los paristas; en ambos casos fallaron. Antes del desalojo, el PRI, en la Cámara de Diputados, resucitó el discurso persecutorio antisocialista de mediados del siglo XX; ahora quieren volver contra ellos el miedo de los ciudadanos, alimentado abiertamente por los medios de comunicación sometidos al régimen priísta.

Algunos creen que el conflicto se resolvió con el desalojo; el agravio a la UNAM y la persecución a los paristas lo ha agravado. ƑEs posible el diálogo plural e incluyente, necesario para transformar a la UNAM, en un congreso donde participen todos los universitarios, luego de la ocupación policial de CU, con el movimiento estudiantil aplastado, mientras cientos de estudiantes están en la cárcel y sometidos a juicio por delitos increíbles e improbables, luego de agraviar a los universitarios que rechazaban el uso de la fuerza y pedían el diálogo? ƑTendrá viabilidad el congreso universitario o se tratará de montar uno controlado por las autoridades y el gobierno federal, excluyente, para imponer las medidas que les interesan? Los estudiantes deben estar preparados para esta posibilidad.

Hoy, lo inaplazable es la liberación de todos los estudiantes detenidos, la salida de la Policía Preventiva Federal de las instalaciones universitarias, y el cese de la campaña difamatoria indiscriminada contra los paristas, PRD y GDF.

La responsabilidad de todos los inconvenientes que traiga desde ahora, como la fue antes, el conflicto no resuelto en la UNAM, será sólo del gobierno federal.