Ť El sector vive en crisis desde 1994; se perdieron 10 mil empleos en 6 años


La avicultura poblana cayó 12% en 1999

Ť Las empresas venden sus productos a precios de ganga para sobrevivir, asegura la AAT

La Jornada de Oriente, Puebla, Pue., 6 de febrero Ť Desde finales de 1994, año en que la mayoría de los sectores productivos enfrentó una de sus peores crisis a raíz de la devaluación del peso y el desplome en el poder adquisitivo de la población, la industria avícola estatal ha establecido diversas estrategias para ser competitiva y no ceder ante la importación de huevo y pollo procedente de Estados Unidos. Sin embargo, las empresas que han logrado sobrevivir se vieron obligadas a mantener "precios de ganga" para no cerrar.

En 1999, por ejemplo, la producción de 17 millones de aves fue 12 por ciento menor a la alcanzada en 1994; la industria generó 132 mil empleos, 10 mil menos que hace seis años, y en Tehuacán hay 16 empresas, ocho menos que hace cuatro años.

Además, a la caída de la producción y del poder adquisitivo se sumó la ausencia de modernización, la presencia de la influenza aviar e inadeucados esquemas de comercialización, lo que dio como resultado el cierre de empresas y que un número indeterminado de pequeños productores se vieran obligados a buscar otras alternativas de ingreso.

Jorge García de la Cadena, gerente de la Asociación de Avicultores de Tehuacán (AAT), indica que en la región (que incluye al municipio Tecamachalco) se produce 95 por ciento del total de huevo del estado. Puebla se ubica en segundo lugar a nivel nacional en producción de este alimento con 20 mil cajas diarias y 148 mil toneladas de pollo. De estos totales, 30 por ciento de la producción de huevo y 45 por ciento de pollo se destinan al consumo estatal, y el resto se envía otras entidades del país.

Crisis constante

El gerente de la AAT explica que si bien durante 1999 la producción de huevo creció casi 5 por ciento, en los últimos seis años ha vivido en una constante crisis, debido a la caída económica de finales de 1994, la presencia de la influenza aviar y el aumento en el costo de los insumos (el alimento para los animales se cotiza en dólares), que significa 80 por ciento de los gastos de producción.

Asimismo, destaca que "la presencia de la influenza aviar a partir de 1994, aunada a la falta de cercos sanitarios en las diferentes entidades productoras, dio como resultado una fuerte caída en la producción y que muy pocos productores lograran superarla".

De acuerdo con reportes de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas ya han sido declarados libres de la presencia de la influenza aviar, y Puebla, Querétaro y Jalisco están en ese proceso.

García de la Cadena indica que ante la necesidad de no perder mercado, los productores se han visto obligados a aplicar cercos sanitarios en sus empresas a fin de garantizar la higiene y abatir la presencia de la enfermedad, que incluyen la aplicación de desinfectantes, incluso al personal y los camiones que ingresan a las plantas, lo que significa destinar una cantidad importante de recursos, y pocos productores tienen capacidad económica para ese fin.

Por otro lado, la falta de tecnología y de organización, carencia o insuficiencia de apoyos gubernamentales durante los últimos años, un alto costo del dinero, el bajo precio en el mercado y el reducido poder adquisitivo, contribuyen significativamente al deterioro de esta industria.

Además, los productores enfrentan un déficit en la importación de maíz para consumo avícola. En el último trimestre de 1999 la Secretaría de Comercio determinó suspender los cupos de importación del grano, ya que de acuerdo con el Tratado de Libre Comercio sólo se permitía el ingreso de 2.9 millones de toneladas sin arancel, pero la demanda aumentó a 5.2 millones. Ante tal situación, explica García, se negocia con la Secofi para que se autorice la entrada del excedente.

Y también enfrentan el contrabando "bronco" en la frontera norte, lo que orilla a los productores de esta región a buscar mercado en el centro del país, en una competencia desleal a la que se ven obligados para no perder presencia. "De ahí que se observen constantes ofertas de hasta 30 por ciento de descuento en el precio al consumidor. Es decir, nos colocan como en un sandwich", asevera.

Reportes de la Unión Nacional de Avicultores señalan que el consumo per capita de huevo no ha crecido conforme a las expectativas de los productores, ya que de 1994 a finales de 1999 la demanda no superó el índice de crecimiento poblacional.

En 1994 el consumo per capita en México era de 16.86 kilogramos al año; en 1996 la cifra cayó a 15.9 kilos y para finales de 1999 se registró un aumento "aparente" para llegar a 19 kilogramos, en promedio. Sin embargo, al analizar las estadísticas, se observa que en la población de escasos recursos el consumo cayó a 13 kilos en 1999.