* Monsiváis: ningún pueblo acepta padecer Alzheimer


La historia de los indios sí es un cuento de cuentos, dijo Florescano

* Comentaron Memoria indígena, libro del historiador

* La marginalidad que sufren impone el ghetto del recuerdo

Arturo Jiménez * Pese a que los pueblos indios perdieron su Estado, así como la escritura y las formas de transmisión de la memoria a sus descendientes, sorprende que después de 500 años sigan ''contando el mismo cuento", el cual está vinculado a los orígenes de la civilización mesoamericana, dijo Enrique Florescano durante la presentación de su libro Memoria indígena.

Carlos Monsiváis, uno de los comentaristas la noche del pasado miércoles, resaltó que la percepción de los indígenas sobre sí mismos cambia ante el impacto de la globalización, la cual ''se añade a su resistencia a la amnesia, pues ninguna comunidad acepta tranquilamente padecer Alzheimer".

La principal aportación de Memoria indígena (Editorial Taurus), confió Florescano, es indagar los orígenes de la memoria y percibir que la historia antigua sí es un ''cuento de cuentos" ųen alusión a lo dicho por Jan de Vosų, pero lo extraordinario es que, por ejemplo, el mito de los mayas es el mismo de los mixtecos, nahuas o purépechas.

''Es decir, los indígenas se contaron un mismo cuento a lo largo de mucho tiempo, y relatado con una misma estructura y serie de capítulos, además de estar contado visualmente e inscrito en el calendario", dijo el historiador y agregó que se trata de ''la memoria de la sobrevivencia de la historia de un pueblo, de sus identidades, valores y tradiciones".

Luego de recordar que no se había escrito un libro sobre cómo los indígenas conservan, almacenan, difunden y heredan la memoria, Florescano respondió a De Vos, quien le había preguntado cómo se ubicaba él frente a la memoria indígena, como mexicano e investigador:

''Yo, historiador educado también en la tradición occidental, del libro, cuando intenté leer los mitos de los antiguos pueblos de Mesoamérica no los entendí, y me sentí muy mal que como historiador mexicano no entendiera una parte de la cultura profunda de mi propio país.

''De modo que me impuse el reto de indagar esa memoria y tuve que despojarme de mis prejuicios de cultura occidental para aceptar que la memoria indígena es fundamentalmente oral y que se difunde mediante el rito, el calendario, la ceremonia, y no por el libro, como me habían enseñado mis maestros que se difundía la memoria y se escribía la historia."

 

Arreola y el quedarse sin nada

 

A los indígenas, dijo Monsiváis tras leer una cita de La feria, de Juan José Arreola ųreferida en el libro de Florescanoų, les quitaron todo, menos la memoria, la cual es ''la propiedad original, que sólo disuelve la muerte", la que tiene ''la capacidad de verificar internamente que las tierras, el libre albedrío, las costumbres, las estelas, las vasijas, los dioses, la lengua, el lenguaje corporal, les pertenecía".

Acerca de la autonomía con que funciona la memoria indígena, el escritor aclaró: ''Es la marginalidad de los indígenas la que impone el ghetto del recuerdo". Y afirmó que ''el redescubrimiento" de la memoria indígena se debe a la ampliación del mundo académico, pero también a los avances contra el racismo y al culto ''ahora avasallante" por el arte prehispánico.

Sin embargo, Monsiváis dijo que ''las comunidades indígenas de la Conquista, al día de hoy, se relacionan con la sociedad mexicana, mucho menos mestiza de lo que se afirma, por las vías del sometimiento, la explotación, el despojo. En una palabra, por el etnocidio''.

De Vos basó su intervención en la frase de José Saramago: ''Somos cuentos de cuentos, nada". Y añadió: ''Somos cuentos de cuentos, nada más, nada menos". Habló de la dificultad de las interpretaciones consecutivas de los especialistas acerca de la cosmogonía indígena, sobre todo en un texto de divulgación, como el de Florescano.