* Orlando Delgado *

Greenspan y Ortiz

Hace unos días, Alan Greenspan se presentó ante el Comité Bancario del Senado con motivo de su nominación para un cuarto periodo como presidente del Banco de la Reserva Federal, la famosa Fed. En esa audiencia se comentaron aspectos centrales del funcionamiento de la economía estadunidense, tanto de carácter monetario como del sector real; frente a la pregunta de un senador republicano en relación con la conveniencia de revisar las leyes de inmigración, dada la escasez creciente de fuerza de trabajo, Greenspan señaló que ''la demanda agregada está generando presiones importantes en la cada vez menor disponibilidad de la oferta de trabajadores desempleados. La medida obvia que puede usarse es expandir el número de personas disponibles, tanto para áreas específicas como en general. Y pienso que la revaloración de nuestras políticas de inmigración está claramente sobre la mesa''. (The New York Times, 27/1/00, C5).

La expansión económica de Estados Unidos, que no sólo ha sido de largo aliento, sino que se ha dado a ritmos importantes (entre 3 y 4 por ciento), ha provocado que el mercado laboral tenga un desempeño extraordinario: el número de trabajadores empleados es el mayor en la historia, la tasa de desempleo es la menor en 30 años (4.1 por ciento) y los salarios reales se han incrementado, tras varios años de estancamiento; además, los grupos con desventajas (negros, hispanos, madres solteras, etc.), cuya situación económica no había mejorado por décadas, ha experimentado algunos progresos.

El comportamiento del salario medio real para los hombres fue de 1.7 y 2.3 por ciento en 1997 y 1998, en tanto que para las mujeres fue de 1.9 en el primer año y se mantuvo constante en 1998. La información disponible para noviembre de 1999 indica un fuerte incremento de los sueldos y salarios de orden del 5 por ciento real. Por lo que se refiere a los indicadores de desempleo, el índice no incorpora a los que no buscan empleo debido a que consideran que no lo conseguirán; aumentando estos trabajadores ''desanimados'' a los que buscan trabajo y no lo encuentran, se agregan 0.4 puntos porcentuales, lo que significa 4.5 por ciento de la fuerza de trabajo estadunidense en el desempleo.

Es precisamente este desempeño el que enmarca la preocupación de los legisladores norteamericanos y de Greenspan; por ello, el presidente de la Fed señaló: ''Todas las experiencias que he visto, sugieren que la gente que busca entrar a Estados Unidos, lo hace buscando trabajo y por las oportunidades que tenemos aquí... Pienso que la revisión de nuestras leyes de inmigración, en el contexto del tipo de economía que gozaremos la década próxima, está en la mesa''.

En México, en cambio, el informe de Ortiz ante el Congreso con motivo de la presentación del programa de política monetaria, que incorpora un análisis de los resultados económicos de 1999, en lo que se refiere al mercado de trabajo da cuenta de una reducción sin precedente de la tasa de desempleo, que en noviembre fue de 2.09 por ciento ''la más baja que se ha observado para ese mismo mes desde que se calcula dicho indicador'' y que, en el promedio anual, resultó de 2.5 por ciento. Se agrega que la afiliación al IMSS desde principios de 1996 creció por cuarto año consecutivo, alcanzando 2 millones 884 mil 759 empleos, sin señalar que esto implica que en esos cuatro años se incorporaron al mercado de trabajo 4 millones 600 mil jóvenes, de los que un millón 715 mil 241 no encontraron un empleo, ni siquiera de carácter temporal.

En consecuencia, la tasa de desempleo que se festeja, oculta el enorme número de mexicanos, jóvenes y no jóvenes, que saben que el mercado formal no les ofrece un puesto de trabajo que los remunere de acuerdo con sus necesidades, lo que los lleva a buscar ocupación en la economía informal o, de plano, en actividades ilícitas. Es evidente que si la información del Banco de México se propusiese explicar las verdaderas razones del creciente peso de la economía informal y de la delincuencia, tendrían que cuestionar la situación existente en el mercado de trabajo que, como cualquier buscador de empleo sabe bien, no resulta halagüeña.