* Obra meditada y con retórica paciente, sostiene Hugo Gutiérrez Vega


Antinous, de Fernando Pessoa, es un poema en inglés poco conocido

* Versión en español de Cayetano Cantú y José Férez Kuri que publica editorial Acrono

* El escritor portugués aborda la historia de amor entre Antinoo y el emperador Adriano

Mónica Mateos * En Grecia, Antinoo nació hombre y se convirtió en dios. Su don fue la belleza, alabada no sólo por quien más lo amó, el emperador romano Adriano, sino por inumerables artistas que inspiraron sus obras en la hermosura del joven efebo.

El amor entre el muchacho de 18 años y el gobernante de 54 concluyó de manera trágica. Veinte siglos después, esa historia aún inquieta la pluma de diversos autores y es tema de un poema poco conocido, escrito en inglés, del portugués Fernando Pessoa.

Traducido al español por Cayetano Cantú y José Férez Kuri, la editorial Acrono ha publicado este ''poema de juventud de Pessoa, escrito en un inglés arcaizante, con influencias isabelinas que denota mucha admiración por los románticos, sobre todo por Keats, Shelly y Browning", explica Hugo Gutiérrez Vega, quien presentará el libro la tarde de este miércoles en la Casa del Poeta.

 

Luto de ocho años

 

''Quizá por ser uno de sus poemas ingleses, o tal vez debido al tema, Antinous de Pessoa es poco conocido y no se incluye en la mayoría de sus antologías. Las detalladas sensaciones del acto sexual con un cadáver que el poema nos impone, vigorosas como la edad del poeta, ponen más en duda la ociosa discusión acerca del supuesto celibato de autor", explica en la introducción del libro el traductor Férez Kuri.

La historia que conmovió la pluma del escritor lusitano es la siguiente: en el Olimpo, Antinoo es el primer dios cuya existencia humana fue real. Bello, inteligente y astuto, el joven griego llegó a Roma en el siglo II para ingresar al Pedagogium donde sería educado. Allí lo conoció el emperador Adriano (76-138 dC), quien de inmediato lo convirtió en su acompañante favorito.

A los 18 años, el muchacho murió ahogado en el río Nilo. La historia especula respecto de las causas: algunos piensan que su muerte se debió a un complot cortesano, mientras que las versiones románticas explican que se suicidó con el fin de que las aguas sagradas fueran benevolentes con las cosechas en su país natal, para ganar la inmortalidad y alargar la vida de su protector.

Adriano sufrió sin límites la pérdida de su amante. Se encargó de consagrarlo y deificarlo venciendo la oposición del Senado romano; además de mandar hacer inumerables estatuas y pinturas con la efigie de Antinoo, en el año 123 ordenó que se bautizara con ese nombre una estrella recién descubierta y que se llamara antinoica a la flor roja usada en las guirnaldas. También se acuñaron monedas con la imagen del nuevo dios para propagar su El mundo cl‡sico fue algo entra–able para Pessoa culto.

El luto y lamento del emperador duraron ocho años, tiempo en el que trató de quitarse la vida en repetidas ocasiones y decretó la muerte de todos aquellos que se lo impidieran. El 10 de julio del año 138, Adriano murió debido a una sobredosis de medicamentos.

Escribe Pessoa:

''šOh manos que asieron las tibias manos de Adriano,/ Cuya frialdad ahora las siente frías!/ šOh cabello antes preso en bandas!/ šOh apenas atrevidos ojos!/ šOh desnudo cuerpo viril y femenino/ Que pareciera un dios a los mortales!/ Oh labios cuya roja apertura tocar pudo/ Los sitios de lujuria con arte y variedad!/ šOh dedos hábiles en cosas que no se dicen!/ šOh lengua que en la otra lengua, a la sangre audaz tornaba!"

 

Dualidad y metáfora

 

''Ese gran amor fue muy importante para Grecia, porque el emperador romano, a través de Antinoo, amó el mundo clásico griego y no sólo lo respetó sino que protegió la Acrópolis y otros monumentos", apunta Gutiérrez Vega.

Desde la Roma clásica y hasta la fecha, han sido varios los poetas -y no los historiadores- quienes recuperan el relato que se encuentra en el Himno, de Numenios de Heraclea; el Elogio, de Mesomedes de Creta, y la Oda de Pancratis, de Alejandría, entre otros.

''Más cerca de nuestro tiempo, la relación entre la belleza de un joven y la pasión que un hombre maduro siente por ella, ha encontrado en la dualidad Adriano-Antinoo una metáfora clara y de suficiente contenido para imaginar, idealizar y comparar sus circunstancias: así, Shakespeare, Hölderlin, Whitman, Wilde y Stefan Georg, por nombrar sólo a unos, han escrito su sentir ante esta forma de amar", escribe Férez Kuri. También está el gran retrato de Antinoo que hace la escritora francesa Marguerite Yourcenar al recrear la vida de Adriano.

Gutiérrez Vega opina que el poema de Pessoa dedicado a Antinoo manifiesta el amor del autor por el mundo clásico, ''se ha dicho que es un ejercicio retórico, que es un poco escolar. No lo creo. Es una obra muy meditada, con una retórica paciente. No estaba trabajando en su propia lengua. A los heterónimos quizá no les hubiera costado trabajo, pero para Fernando Pessoa que era tan portugués, tan milenarista y apegado al mundo de la lengua portuguesa este debió de haber sido un ejercicio difícil".

 

Pasión carnal ansiosa de eternidad

 

Fernando Antonio Nogueira Pessoa (1888-1935) escribió una parte de su poesía en inglés debido a que vivió en Sudáfrica de 1896 a 1905, donde estudió la primaria y la secundaria en una escuela de monjas irlandesas.

El poema Antinous lo escribió en 1915 y es el primero que publica con su nombre en 1918; la versión que editó Acrono es la que reformuló y publicó en 1921 en su editorial Olisipo.

''El Pessoa que escribe Antinous es otro de los personajes que él se inventó, aquí está posesionado por Adriano, que es el amante abandonado, condenado a la ausencia por la muerte. El poema es un gran lamento, como si fuera un trino griego. Es bastante complicado porque el autor usa mucho inglés del siglo XVIII y XIX, pero el sentimiento es de un latino. Realice la traducción porque se me hizo una injusticia que sólo existiera una versión española estricta, sin movimiento", dice el traductor Cayetano Cantú.

El Antinous de Pessoa es la ausencia, la muerte, el lamento de Adriano, la evocación del cuerpo, de los juegos sexuales, del amor perdido. Nada más:

''Cuando el amor y la muerte se encuentran no sabemos qué sentir./ Cuando la muerte trunca al amor no sabemos qué saber./ Ahora su duda espera, ahora su espera duda;/ A lo que su deseo soñaba el sentido del sueño se oponía/ Y congelaba en un turbio vacío./ Más de nuevo los dioses avivaron el apagado brillo del amor.

''Tu muerte me produce una lujuria enorme/ Una pasión carnal ansiosa de eternidad./ En mi sino imperial la confianza pongo/ Y que los altos dioses, que emperador me hicieron,/ No priven de una vida más real/ A mi deseo de que vivas para siempre y destaques/ En su mejor tierra como fresca presencia./ Hermoso sin serlo tanto, porque ahí/ Nada destruye nuestros deseos/ Ni duele el alma con cambios, tiempo y lucha."

(Antinous, de Fernando Pessoa, se presenta mañana, a las 19:00 horas, en la Casa del Poeta, Alvaro Obregón 73, colonia Roma. Participan Hugo Gutiérrez Vega, Cayetano Cantú y Conrado Tostado. Lectura del poema por Arturo Beristáin.)