La Jornada domingo 30 de enero de 2000

Galeano

* VENTANAS

* Eduardo Galeano *

Morgan

El sol lo busca. Perseguido por el sol, Morgan corre por la playa, vuela sobre la arena y ondula en el oleaje, como si fuera delfín.

El sol lo atrapa en la orilla, cuando por un instante se detiene para sacudirse el agua del cuerpo, y entonces Morgan brilla, rojo de sol, envuelto en una aureola de espuma. Y nuevamente se echa a correr, dejando una estela de chispas sobre la arena, y el sol recomienza su cacería.

Viendo esa ráfaga fugitiva, dan ganas de aplaudirlo. pero Morgan se llama Morgan por su tendencia al delito, y las víctimas de sus fechorías no lo consideran tan admirable. Brincón y ladrón, a Morgan lo persigue el sol y también lo persigue el propietario de la pelota de tenis, o sandwich, o zapatilla, o prenda íntima que él ha usurpado para hundirse en el agua con el botín entre los dientes.

Nunca supo ajuiciarse. Tiene cuatro años recién cumplidos y hasta ahora, que se sepa, nunca nadie lo ha visto quieto, ni ha mostrado nunca el menor indicio de cansancio o arrepentimiento.

Manuel Monteverde, que tiene la misma edad, se sienta en una roca y reflexiona sobre el asunto:

ųSí ųdiceų. Morgan se porta mal. Pero hace reír.