El miedo a La Iglesia
* Gabriela Rodríguez *
Fue el candidato de Acción Nacional a presidente quien se puso a jugar con fuego en la ciudad de Monterrey, justamente en la sede del laboratorio de la derecha del país. Y aunque ahora intenta desdecirse, como todos los candidatos él conoce las reglas: se vale criticar a un partido, un funcionario, un candidato, un aliado, un programa de gobierno y hasta al presidente mismo, pero Ƒigualar a la Iglesia con el PRI?, comparar la desigualdad de condiciones y la imposición de una fuerza dominante sobre otras (por mil 500 y 70 años, respectivamente), ése sí es un acto irreverente. Colocar en el mismo saco a una institución religiosa y a un partido cada vez más corrupto es cometer herejía (del griego hairesis, que significa "elección"); es abrir la libertad de elegir y dudar de una única verdad.
Para Francisco Labastida resulta inadmisible: "es preocupante que se estén utilizando (las imágenes religiosas) para tratar de quedar bien, para ofender a quienes viven en el país..."; en tanto que Cuauhtémoc Cárdenas en una entrevista considero: "se me hace una insolencia, una comparación totalmente desproporcionada, una grosería y una falta de respeto". Más allá del peligroso riesgo de la interferencia de la Iglesia en las políticas públicas, la cuestión de fondo es Ƒpor qué tienen tanto miedo los políticos a las críticas de la Iglesia?
Dice la ciencia que la presencia o anticipación de un objeto no deseado o de una situación peligrosa remite a la experiencia del miedo, estado emocional que anticipa una situación negativa que puede dañar y que por tanto es "digna de ser temida". Los estados mentales ligados al miedo pueden tener un efecto paralizante, de pánico, o bien, un efecto motivacional, provocar acciones para evitar el daño y huir del peligro para protegerse. ƑDe qué situación peligrosa estarán huyendo los políticos?
Según refieren los historiadores, fue el emperador romano Constantino quien vio por primera vez en el cristianismo un medio pragmático de reforzar su propio poder militar y de unir el vasto y agitado imperio romano. El hombre que había mandado ejecutar a su propio hijo y hervir viva a su esposa, fue el estratega genial que reconoció en el cristianismo un medio de conquistar la disidencia. Atraído por la insistencia de la Iglesia por la uniformidad y mediante maniobras políticas se simplificaron los criterios para la aceptación de los miembros "para lograr la salvación, un ignorante necesitaba únicamente creer sin entender y obedecer a las autoridades". En poco tiempo se abandonó el panteón de los múltiples dioses y diosas, y se logró convertir en religión oficial al cristianismo, que no era más que un repudiado culto de menor importancia. Un credo universal y un solo rostro de Dios facilitó el sometimiento de miles. Con la imposición de cuatro evangelios se buscaba "hacer la voluntad de Dios, en la tierra como en el cielo", es decir, tanto en la esfera política como en la espiritual. Para el año 435 una ley amenazaba de muerte a cualquier hereje en el imperio romano.
Más de mil 500 años han pasado y se han atravesado etapas de oscurantismo: la Edad Media, la evangelización de otros continentes y la Reforma, así como la Contrarreforma, la secularización y el laicismo. En el siglo XX el incremento del catolicismo se ha potenciado con la dinámica demográfica; actualmente 17 por ciento del total de la población del planeta se asume católica. Mil millones de terrícolas católicos es una cifra resultante de variados procesos de expansión y reducción. Los europeos representan el continente perdido, región donde más de la mitad de la población ha desertado del catolicismo y tan sólo 41 por ciento reconoce al Papa como su líder religioso; los estadunidenses y canadienses afilian a 24 por ciento en las huestes católicas; Oceanía tiene 28 por ciento; y en Asía se ha doblado el porcentaje, aunque apenas alcanzan 3 por ciento los católicos. En Africa la población católica ya llega a 15 por ciento del total, continente donde se ha incrementado en dos décadas más del doble de creyentes en números absolutos (con 102.9 millones en la actualidad). Pero América Latina es, sin duda, la región donde los jerarcas católicos dominan y pueden moverse sin miedo sobre evangélicos, judíos y una diversidad de cultos minoritarios; y, aunque el número de creyentes ha decrecido, todavía 87.5 por ciento de los habitantes de la región se declaran católicos.
Para cuidar a los clientes/fieles en la región donde ha sido más aceptado el culto católico y en plena celebración de los 2000 años del nacimiento de Cristo, Juan Pablo II se ocupa personalmente de remover al coadjutor de Chiapas y legitima con prioridad en su saturada agenda las acciones de los jerarcas católicos locales: el perdón de los hermanos Salinas; el silencio ante la demanda de abuso sexual al padre Maciel, líder de Los Legionarios de Cristo; el castigo a los diputados que hablaron de los escándalos sexuales de religiosas y prelados de Yucatán; el llamado al confesionario de las mujeres que utilizan el DIU (quinta parte de las mexicanas) y la canonización de Juan Diego, esa figura indígena que bien podría facilitar el acopio de más seguidores y mediar en diversos conflictos regionales.
En virtud de la atmósfera local, no es de sorprender que, aunque el cardenal Norberto Rivera dudó de la veracidad de las declaraciones de Vicente Fox, lo que consideró inaceptable es la intromisión de los políticos en su Iglesia, y no a la inversa; y sí expresó, sin miedo, su desacuerdo en cuanto al concepto de equidad del candidato del PAN: "se entiende mal el derecho (a la equidad en el trato a las Iglesias) pues éste no es dar a todos por igual, sino otorgar a cada quien lo que le corresponde. šImagínese! que alguien propusiera que a todos los partidos se les dé el mismo financiamiento público, muchos se alegrarían, pero otros, los más grandes, sentirían que son tratados injustamente". Así confirma su identificación con el partido oficial, con ese derecho preferencial que merece toda institución dominante en cualquier región del mundo. El peligro es real y más que miedo debería generar pánico, no sólo entre políticos sino, sobre todo, a los ciudadanos creyentes de los valores democráticos ƑCómo defenderse al mismo tiempo de un nuevo PRI y de una nueva evangelización? *