* El director de la OMC dice que los defensores utilizan argumentos concretos


Moore: los detractores del comercio apelan a razones emocionales

* El líder de la AFL-CIO llamó a atender el mensaje de Seattle contra la globalización

Rosa Elvira Vargas, enviada, Davos, Suiza, 28 de enero * Con la única coincidencia de que la Cumbre Ministerial de Seattle estaba condenada al fracaso, defensores e impugnadores del libre comercio trasladaron sus diferencias y visiones sobre el fenómeno de la globalización al Foro Económico Mundial de Davos. Sus panegiristas aceptaron que tienen perdida la guerra propagandística, pues para su causa usan "argumentos concretos y a veces áridos, mientras que nuestros oponentes apelan a fundamentos emocionales como la ansiedad por la pérdida del empleo, la inquietud a favor de los trabajadores explotados o la preocupación por la transferencia de capitales''.

Mike Moore, director de la Organización Mundial de Comercio (OMC) atribuyó ese naufragio al alejamiento de posiciones entre los países del Norte y del Sur, los ricos y los pobres. "No estábamos, dijo, suficientemente próximos ni en agricultura, ni en inversiones, en competencia, en antidumping, en aranceles''.

En Seattle, lamentó el neozelandés, "no necesitamos ayuda alguna de los que protestaban para averiguar que hubiéramos podido fracasar solos''.

 

Las fuerzas ya no se puede sostener

 

Ubicado en el mismo panel donde el presidente Ernesto Zedillo realizó una rotunda defensa del libre comercio, el dirigente de la agrupación de sindicatos de Estados Unidos (AFL-CIO), John Sweeny, advirtió a los líderes políticos y empresariales del mundo: "Comprendan el mensaje de Seattle. No fue un rechazo aislacionista de los mercados, sino un llamamiento de los trabajadores del mundo que, con todas las voces distintas, hicieron un coro y dijeron que las fuerzas actuales no se pueden sostener, que la reforma fundamental es necesaria y que tenemos que actuar mejor''.

Posición en minoría dentro de la discusión ųsólo se acercaba a su postura el malayo Martin Khor, de la ONG Red del Tercer Mundoų, el líder de 13 millones de trabajadores de Estados Unidos fue aún más claro: "Si el sistema global sigue creando desigualdades, la destrucción ambiental va a llevar al barranco a los pobres, va a crear una reacción volátil, candente, con la cual palidecerá Seattle''.

Pese a que el presidente Zedillo había reiterado que no conoce ningún estudio serio donde se ubique una correlación entre los resultados negativos para la economía del país y el comercio o la mundialización, Khor inició su intervención asegurando todo lo contrario: "hay perdedores y hay vencedores en el comercio''.

La gran mayoría de los países ųapuntóų, sobre todo en Africa, algunos en Asia y otros en América Latina, no se han beneficiado de la liberalización. Entre aquellos que han perdido en ingresos per cápita, están algunos de los liberalizadores más rápidos''.

Así que un país en desarrollo típico, planteó del dirigente de la ONG, recibirá importaciones que afectarán a la industria nacional, pero no un incremento correspondiente de las exportaciones, y concluyó que la liberación del comercio no debe hacerse en forma automática.

Hay que volver a examinar los acuerdos, propuso Khor y tomar dos o tres años a corregir los desequilibrios y deficiencias de la OMC para restablecer la credibilidad en el organismo.

Habló también Lewis Campbell, presidente del poderoso consorcio Textron, quien apuntó que el colapso de Seattle apuntó un "golpe de cierto grado'' a la ampliación de la economía.

Vino enseguida Mike Moore y aseguró que aquellos que celebran el colapso de Seattle están en una posición similar así se festinara la extinción de Europa o la construcción del muro de Berlín. El libre comercio no curará todos los males del mundo, pero su falta empeorará las cosas, dijo.

El ex primer ministro de Nueva Zelanda asumió que ciertamente algunos países han retrocedido en la última década, pero ésto no ha sido a causa del comercio. En sus conflictos están la deuda, la infraestructura e incluso la gestión correcta de los gobiernos.

Para Moore los impugnadores del libre comercio han tomado a la OMC como algo a odiar; el mundialismo ųsubrayóų no es una ideología, no es una política, es sencillamente un proceso inevitable que se está acelerando y en el que no todo es malo y sí tiene mucho de bueno.

Pero para Sweeney de la AFL-CIO el mercado global que se ha forjado en la última década ahora tiene que rendir cuentas; "la semilla del rechazo a la globalización está en todos los sistemas políticos y en las naciones desarrolladas y no. Si a nosotros nos importa un desarrollo equitativo y sostenido entonces el impacto tiene que darse en la gente, no solamente en los ingresos, sino en el medio ambiente, la salud, la seguridad alimentaria, la participación democrática y el alivio de la deuda que no se pueden dejar al azar".

Dijo que Seattle fue una encrucijada y que, junto con millones de personas en el mundo, "nosotros nos comprometemos a no descansar, a seguir insistiendo en pro de los derechos de los trabajadores. El comercio, de la manera acostumbrada, no puede seguir sosteniéndose porque esta economía global o se reforma o se confrontará con una mayor resistencia".

Pero aquellos empresarios que acompañan al presidente Zedillo en su viaje, como Eugenio Garza del Grupo Axa y Carlos E. Represa, de Nestlé, no dudaron: hay que impulsar la liberación, lo mismo que los flujos de capitales y de tecnología.

Carlos Elizondo, director del Centro de Investigación y Docencia Económicas, aplaudió la posición presidencial, y dijo que México ya pagó los costos de la liberación comercial, y ahora tiene que aprovecharla.