El rector tiene la razón

* Horacio Labastida *

Después del 20 de enero y de los resultados del plebiscito, cuya limpieza consta a la opinión pública, la solución al conflicto de la UNAM está a la vista y en manos de la comunidad. El asunto central es la reconstrucción de la universidad con base en un congreso libre de presiones o imposiciones facciosas. Así lo exigió el CGH al iniciar su movimiento, y así lo han aceptado el Consejo Universitario y el rector De la Fuente. ƑNo es esta confluencia de voluntades ejemplo de un consenso de autoridades y huelguistas?, afirmar lo contrario sería convertir la certeza en falacia; y sin embargo, lo que sucedió la mañana del pasado martes en Ciudad Universitaria obliga a interrogarnos sobre el porqué de una reacción tan extraña al espíritu de la universidad.

Unicamente existen dos fuerzas que impulsan a la universidad: una es la fuerza de la razón, por virtud de la cual se logran conocimientos objetivos de la realidad que propician el mejoramiento de la vida común; la otra es la fuerza de la moral, o sea, el irrenunciable compromiso de la universidad con el bien como valor supremo que guía la conducta individual y colectiva, incluidos los gobernantes. Pero los deberes no terminan aquí: armonizar la verdad con el bien y procurar de este modo que nunca la ciencia se utilice para destruir, es la sabiduría que se cultiva de manera creadora en el diálogo de maestros y alumnos en la cátedra, los centros de investigación y al difundirse la cultura. Llevar adelante este enorme quehacer identificado con los más puros ideales de la comunidad, es lo que significa la celebración del congreso universitario, y aparte de la barbarie manifestada en la explanada de la rectoría, en el mencionado martes se registraron gritos de alumnos contra el plebiscito y una negativa a recibir el expediente que el rector intentó entregarles. ƑCuál es la causa de esta actitud incomprensible e incompatible con lo que la universidad es y pretende ser?

A casi diez meses de una universidad clausurada, la composición del cuerpo huelguista es tan clara como la luz del sol. Al lado de dos grupos minoritarios hay una masa mayoritaria fluctuante y no despreciable. Es obvia la existencia de una minoría que busca ventajas y satisfacciones materiales con motivo de la agitación estudiantil; otra minoría, muy activada por la rebelión, es la que descarga en ésta impulsos que de algún modo apaciguan frustraciones íntimas y ansiedades inconscientes; y junto a estos grupos, cientos de jóvenes honestos, insospechables de corrupción o de exaltaciones neuróticas, de manera sorprendente se adhieren o unen eventual o continuamente a los que rechazan soluciones para no perder privilegios, o bien a quienes izan banderas fundamentalistas.

Y la pregunta se repite, Ƒpor qué esos jóvenes honestos y serenos sienten similitudes con minorías corruptas y paradójicas? Es posible que la sicología ayude a encontrar la respuesta. El hijo pierde confianza y respeto por el padre si es agraviado por la práctica de una paternidad atrabiliaria, del mismo modo que el pueblo desconfía y rechaza a la autoridad cuando ha sido burlado por el poder público. Ahora bien, Ƒno es ésta la situación que prevalece en la historia moderna de México?, Ƒpodría alguien asegurar que el presidencialismo mexicano del último medio siglo representa los intereses de las clases medias y populares?, Ƒno son las injusticias que padece el pueblo las causantes del rechazo que se manifiesta en la universidad cuando subconscientemente se iguala la autoridad universitaria con la autoridad política? Quizá reflexionando de esta manera hallemos la respuesta que se busca. ƑAnte los hechos de ayer tomará conciencia propia la masa estudiantil seducida por corruptos y fundamentalistas? ƑUsted qué piensa? *