* Rechaza abrir en la OMC las preocupaciones ambientalistas y laborales


Fustiga Zedillo a globalifóbicos

* México se mantendrá en la línea del regionalismo abierto y la expansión comercial, asegura

Rosa Elvira Vargas, enviada, Davos, Suiza, viernes 28 de enero * Toda persona o agrupación que por motivos laborales o ambientalistas impugne o se oponga al libre comercio, recibió la censura y la reprobación del presidente Ernesto Zedillo. Los calificó de ''globalifóbicos'' y les espetó que sólo con libre comercio hay crecimiento económico, salarios crecientes y protección de la naturaleza. ''Hoy y en el futuro cercano, prohibir el comercio internacional equivale a prohibir las diferencias entre los países y eso es absurdo'', aseguró.

Así, semanas después de la frustrada reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Seattle, Estados Unidos, el mandatario mexicano utilizó su última comparecencia como jefe de Estado en el Foro Económico Mundial de Davos, para denunciar que existe una ''alianza peculiar'' en la que están lo mismo fuerzas de la extrema izquierda que de la extrema derecha y una multitud de organizaciones que al ver desacreditadas sus ''burdas ideas proteccionistas'' recurren a otros pretextos ''igualmente falaces y contrarios al interés de la gente más pobre en los países en desarrollo''.

Esos grupos, denunció, ''se están uniendo en torno a un propósito común: salvar a la gente de los países en desarrollo... šdel desarrollo!''. No asumen, consideró Zedillo, que quieren causar un daño intencional, y algunos con ingenuidad o con cinismo ''sostendrían que pretenden exactamente lo contrario y que por ello se oponen a una mayor liberalización del comercio y la inversión y, en general, a lo que hoy se conoce como globalización''.

Añadió que los participantes de tan peculiar alianza ''están estrechamente unidos por su globalifobia. Cada uno suele exponer fervorosamente, y en ocasiones con un cierto tono altruista, su propio motivo para ser globalifóbico''.

A pesar de lo sucedido en Seattle, planteó, ''de ningún modo debe menguar nuestros esfuerzos más serios por seguir liberalizando el comercio y la inversión. Las mentes que en verdad sean progresistas y estén sinceramente comprometidas con la superación de quienes padecen pobreza en los países en desarrollo deben ser convertidas, mediante la persuasión, en firmes aliados de esta tarea''.

Sin rodeos, Zedillo postuló ante los directivos de los principales consorcios empresariales del mundo, líderes políticos y comunicadores que forman parte del Foro de Davos --o que pagaron para asistir-- que no es válida la pretensión de abrir la OMC a las preocupaciones laborales o ambientalistas de esos grupos que se autoproclaman ''representantes de la sociedad civil''.

''Estos no son temas que deba abordar la OMC'', indicó, y de hecho entró en abierta contradicción con lo que en la misma reunión de Seattle del mes pasado planteó el presidente estadunidense Bill Clinton --quien intervendrá en este mismo foro el sábado--, de que el organismo mundial de comercio discuta las preocupaciones del impacto que tiene el libre comercio en materia laboral y del medio ambiente.

Frente a John Sweeney, que como presidente de la AFL-CIO (la mayor organización laborista de Estados Unidos) organizó las gigantescas marchas que pusieron en jaque la reunión de ministros de Comercio en Seattle, Zedillo no se detuvo y convocó a ''sentir una gran desconfianza'' de quienes desean que se impongan normas laborales básicas homogéneas a través de medidas burocráticas como condición previa para una mayor liberalización comercial, pues ''acaso'' su preocupación no sea la condición de vida de los trabajadores, deslizó, sino la competencia que indiscutiblemente desencadena el libre comercio.

A quienes pugnan por esa igualdad de condiciones de trabajo, Zedillo les dijo que no les importa soslayar que con frecuencia, la única alternativa para esa mano de obra es la pobreza rural extrema o una ocupación marginal en el sector informal de la economía, donde tampoco puede hacerse efectivo cualquier derecho laboral.

Para reforzar su dicho, el Presidente dio el ejemplo de Yucatán, donde ''lugareños de viejos poblados mayas'' hoy laboran en las ''nuevas fábricas de ropa'' o el de los ''migrantes rurales del sur'' de México ''que han encontrado trabajo en las enormes plantas maquiladoras de las ciudades norteñas de Tijuana y Juárez''.

Son los gobiernos nacionales y las instituciones como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), apuntó, las que deben velar por los derechos laborales; reiteró su compromiso personal con esa protección al trabajo, ''pero me opongo rotundamente a que esos derechos sean invocados para destruir las oportunidades de comercio, y con ello, las posibilidades de mejores empleos para los trabajadores pobres de los países en desarrollo''.

Escepticismo sobre pretextos ambientales

Zedillo no se detuvo ahí. Dirigió su mira hacia los que emplean ''pretextos ambientales'' contra el libre comercio. También por ellos ''siento un gran escepticismo'' sobre todo porque ''la integración tiende a mejorar el medio ambiente, no a empeorarlo''.

El libre comercio, razonó, al promover el crecimiento económico, genera al menos ''una parte'' de los recursos necesarios para preservar y restaurar el medio ambiente, la propia gente, al tener ingresos crecientes exige medidas en el mismo sentido. Además, las ''ocupaciones marginales'' suelen ser muy contaminantes y México, en el tiempo que lleva de tener un acuerdo comercial con América del Norte, no ha recibido ninguna planta industrial que se haya trasladado de Estados Unidos para huir de normas ambientales más estrictas. Para esos problemas de contaminación también deben existir otros organismos y no ser la OMC la que se ocupe de ellos, apuntó.

Y si bien en apenas dos líneas plasmó que más allá del libre comercio también se requieren políticas macroeconómicas sanas, desregulación interna, inversión continua y creciente, mayor educación y otros elementos, para conseguir el desarrollo económico ofreció a Mike Moore, presidente de la OMC y participante en el mismo panel, que México continuará trabajando con ahínco por un orden internacional con oportunidades verdaderamente efectivas de libre comercio para todos.

México, cerró Zedillo, se mantendrá con pleno apego a las normas de la OMC y con base en un enfoque de regionalismo abierto y expansión, ''nunca de reducción del comercio''.