* José Cueli *
El valor y la tolerancia del rector
Ante las circunstancias que rodearon el intento del rector Juan Ramón de la Fuente de entrar a la UNAM surgen, en primera instancia, múltiples interrogantes frente al despliegue de violencia e irracionalidad. ƑQuién ha movido aquí, sobre el material humano la oscuridad de semejante irracionalidad?, Ƒel CGH todo?, Ƒun cegeachero solo?, Ƒpor qué?, Ƒde dónde procedía ese supuesto CGH? De nuevo estamos en el principio, en el círculo cerrado y en el por qué. Todo parece indicarnos que las respuestas nada tienen de racional.
Amenazador se vislumbra el panorama de la UNAM, que proyecta sobre el país una medida tan injusta como inecesaria por parte del grupo del CGH, que ni siquiera recibe una aprobación unánime de aquellos que lo respaldan. Resulta incomprensible que la discordancia de unos pocos no pueda ser neutralizada por un plebiscito que recibió la aprobación mayoritaria, vía el voto (en un proceso abierto y transparente) de parte de la comunidad universitaria que clama (con razones y por derecho) por el regreso a clases y la transformación de la universidad.
El rector De la Fuente y sus colaboradores cercanos ųDrucker, Pérez Pascual, Rossi, León Portilla, De la Barreda, Reyes Heroles, Corderaų fueron acordonados por la incomprensión y la irracionalidad que hacen del conflicto universitario una lucha incivil, en el que la violencia se enseñorea, y maestros respetados como Alejandro Rossi fueron lastimados de manera salvaje.
Curiosamente este hecho vandálico en abrupto contraste con la hombría del rector adquiere un atisbo de claridad ecuánime que abre las puertas a la confianza de la mayoría de los universitarios y que por efímera que sea nos muestra su rostro benéfico en medio del grupúsculo que humilló con saña a destacados maestros. Sobre la barbarie brilló esa claridad que emerge de la tolerancia siendo matizada por el valor de los académicos. Esa tolerancia que es una cualidad humana y que para conseguirse requiere de un arduo trabajo y una labor delicada y voluntariosa.
Para que la tolerancia germine, ésta requiere de cuidados solícitos y no siempre se acierta, ya que queriendo dar con ella, es fácil caer en la indiferencia y la cobardía. La lección magistral del rector De la Fuente y de los maestros universitarios que lo acompañaron es que en su misma fragilidad, ante la masa irracional, halló su valor, su hombría.
Es fácil calcular la dosis de peligrosidad que se juega y despliega en el terreno de la tolerancia, ante la que los enemigos de la razón se oponen con el feroz poderío que les confiere el anonimato en la masa y le da esa terquedad impenetrable que parece tomar su fuerza no de la razón y los ideales sino del irracional instinto de muerte anclado en la compulsión a la repetición, lejos, muy lejos de la capacidad de reflexión, la simbolización (vía los recursos del lenguaje) en lugar de la actuación impulsiva y los recursos elaborativos, dejando cerradas las vías a la creatividad, la sublimación y el raciocinio.
Muchos universitarios apostamos por una UNAM pública y gratuita. Lo que no entiende el CGH, en su irracional terquedad, es que la mayoría ų89 por cientoų lo que no aprobamos es la violencia de la huelga, el daño y el deterioro inconmensurables que ésta ha traído. El rector, aun sin poder pisar la UNAM, dio al CGH una lección de racionalidad, expresada en su tolerancia para entender las causas de la irracionalidad de los jóvenes de ese consejo.
Este intento de comprensión del rector ųno de imposiciónų al CGH (ver discurso del 24 de enero) refleja el afán de tomar en cuenta al CGH, distinguirlo y distinguirse con lo que lleva de humano. Asimismo, templa la convivencia universitaria y confiere (a la vez que restituye) a la UNAM, la cual preside, el título de entidad racional, pensante e inteligente.