La Jornada jueves 27 de enero de 2000

* Astillero *

* Julio Hernández López *

En el aparato gubernamental hay segmentos que desean mantener la huelga universitaria cuando menos hasta el 2 de julio, pues de esa manera creen posible recuperar electoralmente la capital del país y beneficiarse a nivel nacional del voto del miedo que en 1994 hizo ganar al PRI.

 

Los beneficiarios de esa estrategia de endurecimiento y confrontación sostenidas son los halcones, que creen en los escenarios bélicos como mecanismo de conservación del poder. Esos expertos en pescar en ríos revueltos son quienes se han dedicado a sembrar las minas exactas que han estallado y seguirán estallando en cuanto se da un paso adelante en la búsqueda de soluciones sensatas. Los hechos, además (y las consecuencias específicas de esos hechos), muestran que algunos de los excesos cometidos en el movimiento universitario coinciden con los intereses y las intenciones de esas manos poderosas.

 

Los periodistas como pretexto

 

Este martes, cuando el rector Juan Ramón de la Fuente trató de ingresar a territorio de la UNAM, se produjo uno de esos detalles densos, viscosos, que muestran la participación activa de segmentos de poder que privilegian el enfrentamiento por sobre la conciliación.

 

Guaruras de origen desconocido (este columnista se avergüenza de usar el anterior juego de palabras: Ƒpuede haber en este país guaruras sin control, guaruras de quienes no se sepa de dónde provienen o a quién obedecen?) se disfrazaron de fotógrafos y camarógrafos de prensa para practicar un raro ballet político: por un lado, parecían proteger al rector (acaso una medida de seguridad tomada en la cúpula del poder, donde se habría decidido no permitir que De la Fuente corriera verdaderos riesgos, así éste lo hubiera querido genuinamente), y por otro parecían estar organizados para impedir, o cuando menos obstruir, el avance del rector hacia terreno universitario (acaso una decisión de geopolítica que buscaba impedir el avance físico y también político de De la Fuente).

 

El rector De la Fuente denunció esa suplantación de periodistas, y dijo que esa "infiltración" había sido vista por todos los mexicanos. Aprovechó el viaje el ex secretario de Salud para denunciar (con sustento) la participación de grupos ajenos a la universidad que, innegablemente, se han convertido en sospechoso apoyo físico de las tendencias más polarizadas dentro del movimiento universitario.

 

La policía, en territorio universitario

 

Pero, además, ayer se produjo otro episodio difícil, cuando agentes de la Policía Federal Preventiva (recuérdese que esa creación de Francisco Labastida funde elementos y criterios militares con civiles) actuaron, a pedimento de las autoridades universitarias, en maniobras de presunta vigilancia y protección de edificios universitarios "recuperados", como son la dirección de escuelas preparatorias y el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos que, si bien son inmuebles ubicados fuera de Ciudad Universitaria, igualmente son territorio de la UNAM, como las embajadas lo son de sus países sede.

 

Es decir, ayer, las fuerzas policiacas federales tuvieron presencia en zona universitaria lo que, dígase lo que se diga (como, por ejemplo, el hecho real de que la participación policiaca se dio a petición formal de las autoridades de la UNAM), coloca al problema universitario en otra lógica, en una lógica paramilitar (la Policía Federal Preventiva lo es), en una lógica de endurecimiento.

 

Ciertamente, la tozudez del núcleo dominante del Consejo General de Huelga parecería obligar a esas medidas, pero aquí es donde resulta interesante resaltar que no todo el cuerpo directivo del movimiento universitario parece, a su vez, actuar sólo por convicciones justicieras sino, además, o sobre todo, por trazos políticos hechos fuera del ámbito universitario.

 

Las aguas de la fuente no

apagan el fuego sinaloense

 

Un ejemplo claro de esas relaciones turbias es Iván Zavala, uno de los ultras de más relevancia, que antes fue un defensor explícito del salinismo y, ahora, en el torbellino universitario, ve al mismo tiempo cómo su hermano, Roberto Zavala, es uno de los personajes más cercanos a Francisco Labastida (Roberto fue inclusive subsecretario en Bucareli con su paisano). Zavala, tocado por la sospecha de que su relación con el labastidismo no sea por cuestiones de consanguineidad, sino de afinidad política, ha dejado de aparecer ahora en público, pues ha viajado a París con la intención de desvanecer las presunciones de que manos sinaloenses estuviesen atizando el fuego que, por otro lado, quieren apagar las aguas de la fuente.

 

Por otra parte, en el equipo de Labastida, como es sabido, participan otras voces que, provenientes de escisiones traumáticas de la izquierda partidista (como Jorge Alcocer) o de movimientos sociales (como Adolfo Orive) se han convertido ahora en los estrategas de las guerras prolongadas desde el poder.

 

Labastida pide más

energía, más dureza

 

Orive, en especial, ha tenido un papel esencial en el diseño de la estrategia labastidista de mano dura y empantanamiento en Chiapas, y ahora es uno de los asesores políticos básicos del sinaloense que, por cierto, ayer se manifestó de manera clara, indubitable, como partidario de acciones más enérgicas, más duras, en el asunto del paro universitario.

 

Muchas manos, muchos intereses, y muchos deseos de que el conflicto universitario perdure, para que así haya material propagandístico suficiente para desacreditar públicamente a los movimientos de izquierda y en especial al PRD.

 

Pero, además, y no es menor este dato, para ir creando las condiciones de hartazgo social que faciliten la restauración (con sus dos que tres cambios de estilo) del sistema político priísta (y no se olvide que en el cuartel de Labastida no se piensa en este momento con gran preocupación en los problemas inmediatos de las elecciones del 2 de julio, pues éstas se dan desde ahora por ganadas, sino de lo que se hará con el país en el futuro mediato, en especial la manera de seguir en el poder en el 2006).

 

Astillas: Asuntos de faldas: Luis Felipe Bravo Mena, presidente del PAN, no quiere debatir con sus colegas del PRI y el PRD, quienes llevan faldas, y exige que Francisco Labastida deje de estarse escondiendo tras esas prendas femeninas para evitar el debate directo con Vicente Fox. Mientras tanto, Amalia García y Dulce María Sauri anuncian que sí están dispuestas a polemizar en público, cuando menos entre ellas... Rosario Robles, por su parte, se declara con suficientes faldas para ir ante los asambleístas del Distrito Federal a explicarles cómo se están manejando los asuntos del gobierno capitalino, pero los diputados locales del PRI y del PAN prefieren ausentarse del informe que se realizará hoy en la Asamblea Legislativa que coordina Martí Batres. Panistas y priístas seguirán criticando a Rosario en declaraciones unilaterales de prensa y no en el recinto legislativo que les debería parecer natural para estos menesteres impugnadores... El tiempo le da toda la razón a Miguel Angel Granados Chapa. El personaje que el PAN prefirió impulsar a la gubernatura de Hidalgo, Francisco Javier Berganza, por considerarlo mejor opción que la del columnista, anunció ayer, en el CEN del PRI, rodeado de altos directivos de este partido, que deja el PAN para pasarse al tricolor. Berganza, quien como cantante que es se hace llamar solamente Francisco Javier, ya había anunciado meses atrás que Francisco Labastida le parecía el mejor candidato presidencial... Ayer tembló en la ciudad de México, pero no se tuvo noticia alguna de que Carlos Salinas de Gortari hubiese llegado a nuestro país a hacer alguna visita de cortesía a los mandos priístas que en estos días están afinando las listas de candidatos a diputados y senadores. Es posible que el ex presidente no haya honrado a la nación con su retorno, pues el temblor (en realidad, dos temblores) fue de poca magnitud y ninguna consecuencia negativa. Seguiremos temblando...