* La culpa sería de los mandos militares que traicionaron al pueblo, dice Vargas


Guerra civil en Ecuador, si en 6 meses

no se atienden demandas: indígenas

* Pide amnistía el líder rebelde, pero Noboa responde que se actuará con firmeza contra sublevados

Ap, Afp y Reuters, Quito, 24 de enero * Gustavo Noboa, presidente de Ecuador, adelantó hoy que actuará con "firmeza" contra el grupo de militares que apoyó el levantamiento indígena que el viernes pasado logró el derrocamiento de Jamil Mahuad, al tiempo que salían a la luz las rivalidades entre los jóvenes oficiales y los altos mandos de las Fuerzas Armadas, una de las pocas instituciones que goza de popularidad en este país andino.

A su vez, Antonio Vargas, líder de los indígenas y figura central del levantamiento que el viernes llevó al derrocamiento de Mahuad, advirtió sobre el peligro de una "explosión social que podría generar en guerra civil" si en un plazo de tres a seis meses no se atienden las demandas de su pueblo, sumido en la pobreza.

"Si hay una guerra civil, los responsables serán los mandos militares que traicionaron al pueblo y que faltaron a su palabra de honor", dijo Vargas en rueda de prensa tras su reaparición pública.

El líder de la Confederación de Indígenas de Ecuador (Conaie), quien dirigió el movimiento que tomó el Parlamento con el apoyo de un grupo de coroneles y luego integró un triunvirato que remplazó brevemente a Mahuad, aseguró que "no somos golpistas. Nuestro objetivo era formar un gobierno con democracia popular para desterrar la corrupción".

Ese triunvirato también estuvo integrado por el coronel Lucio Gutiérrez, ahora detenido sin que se conozca en dónde, y el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia Carlos Solórzano, quien se encuentra en la clandestinidad.

"La cúpula militar traicionó las aspiraciones del pueblo ecuatoriano. Los coroneles confiaron en los generales y después el general Carlos Mendoza rompió su palabra y abandonó la junta de gobierno", denunció Vargas, quien también aseguró que los altos mandos en realidad buscaron apoderarse del mando excluyendo a los indígenas, para establecer una dictadura.

Consultado sobre si los indígenas recurrirían ahora a la lucha armada, el líder de la Conaie aseguró que "vamos a seguir luchando", pero destacó que "nosotros, sin lucha armada, hemos estado casi ocho horas en el poder".

Vargas, por otro lado, pidió al presidente Noboa que dicte una amnistía y no reprima a los coroneles que participaron en el levantamiento popular. "Esperamos que se cumpla la promesa de los mandos militares de que no serán reprimidos", aseguró.

Pero el nuevo presidente dijo hoy que "aunque sea lamentable hay que poner disciplina, pues este es un país en el que la gente está acostumbrada a hacer lo que se le da la gana, en todo sentido".

"El país reclama no mano dura, sino firmeza", agregó el mandatario, quien hoy ratificó en sus cargos a los jefes de la fuerza aérea y marina, mientras el general Norton Narváez ascendió a jefe del ejército y el general Telmo Sandoval, que estaba en ese puesto, ocupó la jefatura del Comando Conjunto en remplazo de Carlos Mendoza.

La esposa del coronel Lucio Gutiérrez, que apoyó a los indígenas, reiteró en tanto su denuncia sobre la detención de su esposo, cuyo paradero desconoce. El gobierno ha declinado hacer comentarios al respecto, pero algunos medios de prensa dijeron que sólo Gutiérrez y otro militar están detenidos y los restantes se encuentran a la espera de una decisión del alto mando.

Por su parte, Mendoza defendió hoy su actuación durante una conferencia de prensa dada en el círculo militar, al asegurar que participó en el triunvirato como parte de una "estrategia" que explicó a los altos mandos para evitar derramamientos de sangre. "Expliqué (...) que yo iba a ser el chivo expiatorio".

Aseguró además que aceptó integrar la junta para evitar una "inaceptable" intervención del algunos militares en el derrocamiento de Mahuad, y una amenaza de división institucional "con impredecibles consecuencias dentro de las Fuerzas Armadas".

Pero el ex ministro de Defensa, general retirado José Gallardo, cuestionó a Mendoza quien, dijo, "se volvió demócrata" al no tener el apoyo de los mandos militares. La madrugada del sábado, tras recibir dos llamados de funcionarios estadunidenses que le formularon "sugerencias", Mendoza anunció que entregaba el poder al hasta entonces vicepresidente Noboa.

Gallardo sostuvo que Mendoza aprovechó el creciente descontento entre la joven oficialidad como una vía rápida para tomar el poder, pero Mendoza replicó que al ex ministro "los oficiales no le tenían respeto".

Las fuerzas armadas son una de las pocas instituciones populares en un país azotado por la corrupción, el índice de inflación más alto de América Latina y una creciente pobreza que afecta ya a más de 62 por ciento de los 12 millones de ecuatorianos.Un 65 por ciento de los ecuatorianos, según sondeos, apoya a los militares, y sólo 6 por ciento a los políticos.

La crisis económica, la misma que llevó a más de 5 mil indígenas a ocupar las calles de Quito la semana pasada, ha afectado también a los militares: los 35 mil hombres del ejército reciben un salario de entre 40 y 640 dólares al mes, y esta última cifra sólo corresponde a los altos mandos.

"Las Fuerzas Armadas finalmente se quebraron, fueron vulnerables a la turbulencia de la policía ecuatoriana", estimó Adrián Bonilla, analista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Por lo pronto, el país amaneció este lunes como si nada hubiera ocurrido 48 horas después del golpe que derrocó a Mahuad y la asunción de Noboa, quien continuó designando a los miembros de su gabinete, mientras comerciantes y estudiantes retomaban sus actividades, la cotización del dólar permanecía estable, y la bolsa operaba normalmente.