ƑSólo promesas ambientales?
* Iván Restrepo *
Los tres candidatos que realmente disputan la Presidencia de la República recorren el país en busca del voto. Tanto el licenciado Labastida como el ingeniero Cárdenas y el señor Fox han hecho muchas declaraciones sobre lo que harían de ser electos. El tema ambiental lo mencionan, pero en todos los casos se trata de promesas.
Por ejemplo, Labastida presentó en julio sus ideas ante industriales. Fueron diez, y van desde mejorar la reglamentación ecológica en los diversos niveles de gobierno y promover una política de prevención con medidas que ataquen las fuentes contaminantes, hasta acciones para regenerar y conservar acuíferos, aumentar la extensión de las áreas naturales protegidas y crear un millón de empleos al año con base en un desarrollo sustentable. Con una que otra variante, sus promesas son muy semejantes a las de anteriores candidatos del PRI, y así nos ha ido.
También anuncia un vigoroso programa turístico en la zona costera, algo que alarma, pues esta actividad es responsable de la destrucción de invaluables recursos naturales y de propiciar el uso irracional del agua. Lejos de ser factor de desarrollo ha sido de desigualdad y basta observar lo que sucede en las costas de Oaxaca y, especialmente, en Quintana Roo, donde los megaproyectos originan destrucción ambiental y marginación. El área que más crece, la hoy llamada Riviera Maya, arrastra ya 80 por ciento de la población en extrema pobreza y falta de servicios públicos básicos. La ocupación salvaje del territorio se ha impuesto al discurso de las instancias oficiales, enterrando un ordenamiento ecológico aprobado en 1994 para dicha zona, y que se publicitó como ejemplar.
En cuanto a Cárdenas, sus propuestas ambientales las llevó por el país en sus dos campañas anteriores y buscan atacar los problemas que nos aquejan desde hace lustros. La novedad es que un grupo de simpatizantes del ingeniero, entre los que destacan Alejandro Encinas, secretario del Medio Ambiente del gobierno de la ciudad de México, y la delegada en Coyoacán, Laura Itzel Castillo, formaron un grupo nacional, Suma, para elaborar la agenda de trabajo ambiental del candidato perredista. Parten de la premisa de que es necesario el trabajo político y la participación social para contrarrestrar el deterioro del país, a partir de una visión de sustentabilidad en el corto, mediano y largo plazos; algo que prometieron, palabras más palabras menos, los presidentes Salinas y Zedillo, pero que nunca cumplieron. Urge que el grupo Suma divulgue la agenda referida.
Por su parte, el PAN viene integrando la plataforma del señor Fox, pero hasta este momento se desconoce su estrategia para resolver los problemas ecológicos urgentes. En plática con un grupo de comunicadores, dijo que esa plataforma se nutría de la consulta que realiza su equipo de trabajo con la población. No está por demás anotar que cuando fue gobernador de Guanajuato no pudo acabar con la erosión, la contaminación del agua, que provocan industria y asentamientos humanos, ni con la deforestación. Ahora, gracias a su alianza con el Partido Verde Ecologista, de seguro su oferta no será la maravilla, pero sabrá cómo se convierte el ambiente en negocio familiar que alimentamos con nuestros impuestos.
En fin, aunque las campañas brillan más por la diatriba que por los programas, y la tele y algunos medios refuerzan el poder del dedo elector de Los Pinos, los candidatos comprueban que la gente no desea vivir más de promesas. Sus estrategias sobre el cuidado del agua y los bosques, la erosión, el uso de sustancias químicas en el agro, la contaminación de las ciudades y los desechos tóxicos de la industria deben llevar a soluciones viables y efectivas y, paralelamente, que en las tareas de reconstrucción ambiental figure la mejor gente y no amigos, compañeros de escuela, grupo burocrático o político, o incondicionales, como es costumbre. Asimismo, algo urgente: que existan mecanismos de seguimiento y evaluación, donde participe la ciudadanía para saber realmente si la agenda ambiental se cumple y no como sucede en cada sexenio. *