* Sigfrid y Esteban Molet Guerra venden terrenos que no les pertenecen
Defrauda una inmobiliaria a 50 personas
* Afectados alertan a posibles compradores sobre las anomalías de la empresa Ubica
Josefina Quintero M. * Acusados de cometer fraudes millonarios en contra de al menos 50 personas, denuncias y procesos judiciales se apilan en los tribunales en contra de los hermanos Sigfrid y Esteban Molet Guerra, propietarios de la empresa Corporación de Desarrollo Inmobiliario Bienes Raíces Ubica.
Pese a las denuncias de los afectados, que señalan a los empresarios como responsables de la venta irregular de proyectos habitacionales en diversas zonas de la ciudad, continúan ofreciendo terrenos y casas en publicidades exteriores.
Y a la fecha, ninguna autoridad ha intervenido para detener el despojo de que han sido víctimas sus clientes, ya sean compradores o vendedores, con quienes han incumplido los contratos.
Tres terrenos son ejemplo de lo anterior: el de Millet 42, en la colonia Extremadura Insurgentes; Moras, en la Del Valle, y Ajusco 116, en la Portales sur.
Los compradores de esos predios no han podido adjudicarse la propiedad debido a que se encuentran en litigio, pues los hermanos Molet Guerra ni siquiera han cumplido con el pago ante quienes se los vendieron.
Víctimas del abuso y el despojo, casi 50 personas enfrentan legalmente a los hermanos Molet Guerra.
Todas ellas, de uno u otro modo, exigen la devolución del dinero que pagaron por la supuesta compra de una casa o terreno.
Compradores unos y vendedores otros, los demandantes advierten a posibles interesados sobre las irregularidades y fraudes cometidos por las empresas Corporación de Desarrollos Inmobiliarios Bienes Raíces Ubica y Mi Depa, Casas y Departamentos, entre otras, que pertenecen a la firma Molet Guerra.
Timos por millones de pesos
El 4 de julio de 1997, Romelia García Ramírez firmó con los hermanos Molet Guerra un contrato para la adquisición de una casa, la cual se construiría sobre un terreno ubicado en Ajusco 116, colonia Portales sur, según el compromiso adquirido por la empresa Corporación de Desarrollo Inmobiliario, SA de CV, que se encuentra en la calle Hidalgo 95, en Coyoacán.
Ese mismo día, García Ramírez entregó a Sigfrid Molet un cheque por un millón 351 mil pesos para asegurar la construcción de su casa, que le sería entregada en un plazo de un año, con un periodo de gracia de 60 días, según consta en el contrato, pero el plazo se cumplió y la construcción no se inició.
En septiembre de 1998, ante el incumplimiento de la inmobiliaria, García Ramírez exigió la devolución del dinero, más los intereses, para igualar su capacidad adquisitiva, pues así lo estipulaba la cláusula quinta del contrato.
Los hermanos Molet Guerra no aceptaron cumplir con esa cláusula y argumentaron que las autoridades habían negado los permisos de construcción y uso de suelo, pero a cambio le ofrecieron otra casa, aunque con un valor menor que lo pagado por la primera.
Además, relata García Ramírez, "bondadosos", condonaron 10 por ciento del precio de la propiedad ofrecida, siempre y cuando pagara una diferencia de 200 mil pesos. Ella se negó y decidió comenzar el proceso judicial, cuya resolución aún está pendiente.
Los hermanos Bellinghausen Zinser también fueron timados por estos empresarios de la construcción, a quienes vendieron una casa para la realización de un proyecto inmobiliario, que ocuparía los lotes 266, 287 y 270 de la manzana M, sección O, en la colonia Irrigación, de la delegación Miguel Hidalgo, con valor de 2 millones 200 mil pesos.
Como otros clientes de la firma Molet Guerra, los Bellinghausen Zínser recibieron un cheque posfechado al llevar a cabo un contrato de promesa de compraventa, el 30 de agosto de 1997, y cuando intentaron cobrarlo, la cuenta de los hermanos Molet Guerra no tenía fondos suficientes.
El retraso en los pagos obligó a los Bellinghausen a solicitar la rescisión del contrato, pero en ese momento los representantes de la inmobiliaria realizaron depósitos para comprobar que habían cumplido con los pagos, a pesar de no haber sido como se establecía en el contrato ni por las cantidades acordadas.
Dado que en principio las partes acordaron que la casa sólo se entregaría hasta liquidar la deuda, los Bellinghausen no perdieron la propiedad, lo que no detuvo a los Molet Guerra, que vendieron este inmueble a otros compradores, víctimas también del engaño.
Los contratos privados que ofrece la mayoría de las inmobiliarias en la ciudad de México no protegen de fraude a sus clientes, sean personas físicas o morales.
No obstante, los afectados deberán entrar en un proceso judicial que tarda no menos de un año para su resolución, tiempo suficiente para que los empresarios inmobiliarios hagan arreglos que los beneficien.
Aunque no faltan las denuncias de personas defraudadas ante la Procuraduría Federal del Consumidor, ésta se ha declarado incompetente para atender los casos.
El expediente de cada una de las personas defraudadas por los hermanos Molet Guerra se halla en el juzgado 33 civil, en espera de una resolución judicial.