La trapacería

 

* Luis Javier Garrido *

Las autoridades universitarias no tienen más alternativa de solución al conflicto por el que atraviesa la UNAM que sentarse a la mesa del diálogo con el CGH, y no parecen haberse dado cuenta de ello.

1. La Rectoría de la UNAM no tenía hace nueve meses otra vía para enfrentar la huelga que la del diálogo público y no la tiene ahora, luego del éxito de la consulta estudiantil (18 19 de enero) y de un plebiscito de la Rectoría (20 de enero) que, a pesar de toda la propaganda recibida, no puede ocultarse que se organizó como un operativo de Estado sustentado en manipulaciones y amenazas antidemocráticas a académicos, estudiantes y trabajadores, y que carece no sólo de legitimidad sino que tiene además un vicio de fondo: ser ilegal. Una comunidad, por muy importante que se pretenda, no puede poner a votación si desacata o no el marco constitucional del país, y eso fue a fin de cuentas lo que De la Fuente, en su subordinación a Zedillo y a Labastida, exigió de los universitarios: que avalaran una propuesta que desconoce el carácter gratuito, público y autónomo de la Universidad Nacional.

2. El rector De la Fuente, como se sabe, es médico psiquiatra pero pudo haberse asesorado de algún abogado para no cometer la serie de errores garrafales que entrañan su propuesta y el plebiscito. La Constitución mexicana establece el carácter gratuito de la educación pública superior y la Ley Orgánica de la UNAM reconoce su carácter de entidad pública, pero en la propuesta institucional, que pretende atender los seis puntos del pliego estudiantil y que en realidad no resuelve ninguno, tras un planteamiento confuso De la Fuente propone violentar ese orden jurídico: restableciendo el Reglamento de Pagos de 1966, que establece cuotas anticonstitucionales (por muy bajas que éstas sean), dejando sólo interrumpidas las relaciones con el Ceneval que niegan el carácter público de la UNAM y negándose a dar marcha atrás en las modificaciones de 1997 que violentan la autonomía.

3. La "propuesta de la Rectoría" no sólo está sustentada en graves fallas jurídicas sino que entrañó un grave error político: al abandonar la vía del diálogo a la que se había comprometido el rector con el CGH, desconociendo su firma del 10 de diciembre en el Palacio de Minería, y haciendo perder a la comunidad un mes más para la resolución del conflicto.

4. El rector De la Fuente ha cometido errores similares a los de su predecesor en muy poco tiempo por una razón muy simple: ha actuado como emisario del grupo de tecnócratas obsedidos por la idea de privatizar a la UNAM y no ha pensado como universitario. La idea de un plebiscito amañado constituyó de entrada una forma de desprecio a la comunidad, pues sometía a su consideración no dos propuestas (la del CGH y la de la Rectoría) sino una sola, y lo hizo sin que mediase un diálogo público que permitiese a los universitarios informarse, y sobre todo utilizando, aún más que su predecesor, toda la maquinaria de desinformación del Estado, a fin de descalificar al CGH, engañar a los universitarios y confundir a la sociedad: actuando con todo el peso de la ingeniería electoral del "sistema".

5. El plebiscito institucional no podrá darle mucha credibilidad a las autoridades pues estuvo organizado por el priísta José Narro (ex presidente de la Fundación Cambio XXI del PRI), fue "vigilado" por gentes del "sistema", como Federico Reyes Heroles, quienes jamás denunciaron los métodos coercitivos de la Rectoría ni el derroche multimillonario que se hizo de los recursos de la institución, sin dejar de lado que fue avalado por las empresas que legitiman las elecciones del PRI. Los llamados a respaldarlo de Francisco Labastida (candidato presidencial del PRI), quien se lanzó en Chalco contra los huelguistas y calificó su consulta como "una burla" (19 de enero), o de Rosario Robles (jefa interina de Gobierno de la capital), haciendo declaraciones todos los días a favor de las autoridades, no hicieron más que evidenciar la injerencia del gobierno y de los partidos en el conflicto.

6. El gobierno "de Zedillo" creyó que con un plebiscito impuesto por la propaganda y en donde las autoridades no arriesgaran gran cosa, se iba a convalidar una salida unilateral al conflicto, y lo primero que ha logrado ha sido todo lo contrario: deslegitimar aún más al rector De la Fuente, exhibiéndolo como un hombre "del sistema" que para negarse a dialogar recurrió a una consulta manipulada, cuyos dos rasgos centrales han sido el derroche de recursos en los medios y las presiones ilícitas a los miembros de la comunidad universitaria, y que al contrario de lo que él piensa sale deslegitimado de la misma y con muy poca autoridad moral: y con un menor margen de maniobra para enfrentar la huelga.

7. El conflicto en la UNAM ha contribuido, por otra parte, a la redefinición del sistema político y de sus relaciones con la sociedad, y por ello resulta muy significativo que para enfrentar al movimiento estudiantil sean prominentes miembros del PRD los que le estén haciendo el "trabajo sucio" al gobierno y al PRI: encabezando la campaña de descalificación contra los estudiantes, haciendo la propaganda de una propuesta que tiende a acelerar la privatización de la UNAM y preparando el terreno para una salida de fuerza: esforzándose, a pesar suyo, en mostrar que no son una alternativa para el país.

8. El sesgo que tomó a inicios del 2000 el conflicto que opone a los estudiantes en huelga de la UNAM, empeñados en defender su carácter público y gratuito, con el grupo gobernante, que recurre a mil y un trapacerías en su intento por privatizarla, resume la confrontación cada vez más abierta entre amplios sectores del pueblo mexicano y los tecnócratas en el poder. La consulta de los estudiantes y el plebiscito del rector respondieron a dos modelos de universidad, una al servicio de la nación y otra al de las trasnacionales: y por lo mismo a dos proyectos de país. De ahí que a nadie extrañe que ambos procesos respodieran a dos formas de concebir la política y que frente a la consulta abierta del CGH, el plebiscito de la Rectoría se hubiese organizado con toda una serie de mecanismos de coerción: como un operativo de Estado.

9. Las cosas no son sin embargo muy diferentes a como lo eran hace dos meses, como pretende el rector. El conflicto en la UNAM no podrá resolverse más que por la vía del diálogo, y por ello una cuestión se impone. ƑPor qué es esto algo muy difícil de comprender para la burocracia universitaria?

10. O, en otras palabras, Ƒpor qué le tiene tanto miedo el gobierno "de Zedillo" a un diálogo público y abierto sobre una cuestión fundamental para la nación? *