* Astillero *
* Julio Hernández López *
A lo largo de tantos años de abuso, la palabra de los políticos se ha desvirtuado lo suficiente para quedar ya arraigada como sinónimo de engaño o de mentira.
El presunto florecimiento de la democratización mexicana (que se estaría viviendo en los tiempos que corren, según esas hipótesis peregrinas) no ha llevado, sin embargo, a una revaluación del verbo político sino, por desgracia, de manera creciente, a una situación todavía peor, en la que no sólo sigue depreciándose el discurso de los buscadores tradicionales del poder (como serían los priístas) sino también de sus opositores, quienes presuntamente deberían hablar con claridad y verdad deslumbrantes.
Los ejemplos más claros de esa depreciación oratoria son el panista Vicente Fox y el perredista Cuauhtémoc Cárdenas (del priísta Francisco Labastida muy poco es lo que se puede decir de nuevo: podría leer la Biblia con una mano sobre el corazón y habría mexicanos que no le creerían, no necesariamente por desconfiar en sí de la persona del sinaloense, sino esencialmente de la institución que le postula).
Véase el caso extremo que encarna el ex gobernador de Guanajuato, enredado como está hoy entre el fuego cruzado producido por sus propias botas. La producción pedestre más reciente del ex ejecutivo internacional de la Coca Cola le ha llevado a generar sonoros escándalos hasta al interior de su propio partido, no sólo por el asunto de Francisco José Paoli Bolio (a quien primero consideró susceptible de ser sobornado, y ahora lo ensalza como gran contribuyente de la edificación panista) sino también por la extendida percepción que tienen las autoridades de ese partido de que los exabruptos vaqueros (la producción intelectual concebida como maquila de calzado) están resultando altamente costosos para las pretensiones electorales del panismo.
Fox, sin embargo, continúa tan campante con sus botas domingueras. Al extremo de pretender negar el haber emitido un comentario en el que equiparaba a la Iglesia católica con el PRI y que ahora desea desmentir atribuyendo todo a una presunta imaginación periodística de fábula. No era el primer golpe que infligía el candidato panista a las instituciones católicas, pues antes había pretendido hacer un uso electorero del estandarte guadalupano (en aquel intento espectacular del candidato sin primera dama de posicionarse como el nuevo Miguel Hidalgo sin Costilla) y ayer, en medio del escándalo, con la sensibilidad del clero católico especialmente indispuesta, don Vicente volvió a las embotinadas (o será mejor decir: embotadas) andanzas: rezó con evangélicos de Veracruz, en una demostración de que el tema religioso tanto tiempo guardado bajo llave por los políticos, ahora es juguete de dinamita en manos retozonas.
El candidato del PRD no anda en mejores condiciones, aunque más bien por abstinencias que por excesos. Silente por naturaleza, segunda esfinge michoacana por nacimiento, Cuauhtémoc no dice gran cosa, aunque sí pronuncie muchas palabras en la medida en que hace discursos y declaraciones de campaña. Pero, en medio de la gran crisis nacional, el Cárdenas de ahora no ofrece nada que conmueva a las masas como en el 88 salinista o en el 97 capitalino. Sus propuestas parecen reiterativas y gastadas, sin encontrar la veta que le conecte con el electorado y sus grandes necesidades. En ese contexto no es de extrañarse que, en opinión hasta de su gente más fiel, la campaña presidencial perredista no haya despegado, y que sea meramente voluntarista la esperanza de que, conforme a la experiencia de otros procesos similares, el cardenismo esté comenzando flojo para acabar cerrando con fuerza.
Es posible que uno de los puntos que dañan la imagen de Cárdenas sea su persistente actitud de evadir los requerimientos periodísticos de información mediante muletillas que hacen sentir a televidentes y radioescuchas, sobre todo, que no están en presencia de un político bien informado y con buena capacidad de reacción frente a imprevistos. El uso exagerado del verbo ver ("no veo", "sí veo", "está por verse") tampoco da seguridad en quienes sólo pueden conocer al ingeniero a través de los medios.
Pero tampoco ha habido buena suerte del tres veces candidato presidencial cuando en lugar de la improvisación ha hecho uso de textos escritos. Luego de hablar en el ITAM sobre temas económicos, Cárdenas ha debido luchar día con día para tratar de hacer entender que no dijo lo que varios creen que sí dijo, unos tal vez por mala intención (como lo ha denunciado el propio Cuauhtémoc) y otros por encontrar de verdad, como el autor de esta columna, variaciones y matices importantes (tal vez preocupantes para sus seguidores) en el discurso económico cardenista.
Ahora bien, si los tres principales candidatos están sufriendo cotidianamente para hacer que los ciudadanos entiendan lo que ellos quieren decir, peor les va a los otros tres aspirantes, que son meros actores de relleno (nótese la benevolencia de esta columna curtida en chile habanero, al dar por sentado que no es necesario frotar la herida priísta haciendo mención del discurso del Nuevo PRI y de las alegres planicies labastidistas, pues reconoce que sería rudeza innecesaria).
Porfirio Muñoz Ledo, que es el más brillante de esa tercia de aspirantes menores, está teniendo una importante difusión de sus palabras pero, con tan mala suerte, que no es posible entender ese realce (escamoteado antes, cuando su posición era de auténtico adversario del poder priísta) sin sospechar que se usa su verbo encendido para golpear al cardenismo y favorecer al priísmo (aun cuando la voluntad de Porfirio no fuese esa). Gilberto Rincón Gallardo está por las mismas. Rodeado de personajes emparentados con el renovado delamadridismo (y con la vertiente largamente empolvada de Miguel González Avelar) y proveniente de un proyecto en el que participaron de manera fundamental otros personajes labastidistas ahora abiertamente priístas (como Jorge Alcocer), el candidato del Partido Democracia Social aparece diluido y mortecino, a pesar de sus buenas elaboraciones teóricas, empañadas por la distractora y mediatizadora función práctica que le ha sido asignada a ese naciente partido. De Manuel Camacho poco se puede decir sin tener a la mano un termómetro con capacidad para diagnosticar aun las más altas fiebres políticas. Su más reciente incursión verbal ha sido para condicionar la difusión de las presuntas pruebas que tendría de las pillerías de Raúl Salinas šmediante horario estelar, triple A, en las principales televisoras nacionales!
En tal escenario de abatimiento del valor de la palabra, por tanto, no es mucha la esperanza que se puede tener cuando las decisiones colectivas son sometidas al imperio de una sola de ellas, el sí o el no, como sucedió ayer con el plebiscito universitario organizado por rectoría.
El sí abundante que debía ser mandato incontestable para reanudar clases en esa casa de estudios, deberá todavía adecuarse a la realidad política del grupismo, de la ultra, de la intolerancia. No basta, como se ve, la palabra, emitida como expresión de voluntad, para resolver los problemas políticos de México ni para facilitar la toma de decisiones.
Y es que, por desgracia, entre otras cosas, la historia brutal de la política mexicana nos ha llevado a ese doloroso desgaste de la palabra como instrumento transformador, liberador y justiciero, y nos ha instalado en un mundo de falsedad y doblez en el que, a veces, lo más saludable y deseado es el silencio, y la reflexión.
Astillas: Arturo Núñez anda desatado: cena de 25 años de matrimonio en el Distrito Federal, con unos mil invitados, entre ellos los diputados federales priístas y el mando tricolor, encabezado por Esteban Moctezuma. Este domingo, en un rancho de David Gustavo Gutiérrez (Ƒlo recuerda usted?) cercano a Villahermosa, comida de cumpleaños (52) con cinco mil invitados. Ya nomás falta que le ponga fecha al destape... En Chiapas, mientras tanto, el PVEM se sumó a la alianza de PRD y PAN con Pablo Salazar como candidato a recomponer el desastre alborista... Y en el debate de los aspirantes a la jefatura del gobierno del DF, Andrés Manuel le dijo a Jesús que era salinista, y Jesús dijo que Andrés Manuel tenía prestanombres, y Santiago dijo que... Y se acabó el espacio. Feliz domingo de arranque de campaña de Labastida, en Querétaro, en el escenario tradicional, obligado.