Ť Postulan una democracia que responda a la soberanía popular, dicen


Derrocar al presidente, el objetivo, aseguran etnias

Ramón Vera Herrera, especial para La Jornada, Quito, 18 de enero Ť Esta capital amaneció hoy con la sorpresa de una promesa cumplida: miles de representantes indígenas y sus familias comienzan a reunirse en el Prado del Arbolito, aledaño al ágora de la Casa de la Cultura, justo frente al parque central quiteño, el famoso Parque del Ejido, donde alguna vez las fuerzas reaccionarias arrastraron y quemaron a uno de los héroes nacionales: Eloy Alfaro.

Llegan a "derrocar al presidente de la república, al Congreso Nacional y a todo el Poder Judicial", como señaló una representante de la Amazonía ecuatoriana de la provincia de Orellana, y también "a defender la soberanía nacional y reunirse con todos los sectores ecuatorianos para instaurar un nuevo país" con un Ejecutivo que los represente a todos, porque "este gobierno es ya una ex administración que nadie respeta", concluyó la delegada.

ECUADOR-PAG 53 Los medios intentaron minimizar el suceso y hablaron de unos 2 mil indígenas, pero los cálculos más cercanos sitúan la cifra entre 15 mil y 18 mil, y los que llegaron son los primeros contingentes.

"Sólo de Cotopaxi se sabe que tienen que llegar 30 mil", comenta José Cocha, presidente de Jatarishun (que en quichua significa "levantémonos"), combativa organización de Saquisilí, y él debe saber: no se trata de un cálculo de sus fuerzas, es la certeza de acuerdos tomados en parlamentos comunitarios, cantonales y provinciales.

En Prado del Arbolito descansan en las suaves lomas, tomando el primer Sol en varios días, grupos de otavalos, saraguros, shuars, ashuars, cofanes, negros, quichuas del Oriente que dormitan, juegan con los niños, o van reponiendo fuerzas con algún arrocito con guineo y frijoles a 4 mil sucres el plato en los puestos ambulantes.

Alejandro Cofré, secretario de Jatarishun, contaba la experiencia de su grupo al llegar al retén militar instalado en el puente de Jambelí, a mitad de camino entre Sakisilí y la capital: "Los militares nos dijeron: 'Si cruzan por aquí tenemos que devolverlos, pero vayan por el sendero, por ahí no los vamos a detener'. Comenzamos a meternos al monte y bajando una lomita había tres soldados dormitando bajo una tanqueta. Pobre gente, lo que tiene que aguantar ahí en el frío, lloviendo tanto. Y que nos dicen: 'Oigan, nosotros tenemos que estar aquí pero tampoco estamos con el gobierno. Pasen nomás, que no los vamos a molestar", y nos regalaron dos botellas de ron Estelar para que nos calentáramos el vientre. Agregaron: 'No les va alcanzar más que para un traguito, pero tengan suerte'".

En la entrada del ágora de la Casa de la Cultura, donde comienza a sesionar con nutrido número de delegados y delegadas el Parlamento Nacional de los Pueblos, hay un cartelito que resume el día: "La fe y la verdad derrumbaron a Goliath".

Adentro se suceden, de viva voz, los recuentos de los sucesos de las diversas provincias de donde llegan a informar y a decidir lo que sigue: toda Orellana, en la Amazonía, está paralizada; la gente pretende tomar el aeropuerto de la capital provincial, y en la provincia amazónica de Napo funciona desde el día 11 un Parlamento permanente y toda comunicación hacia Orellana y Pastaza está bloqueada también.

Su delegado retruena la voz: "No rebajemos la fuerza que ya tenemos. Nuestro rechazo al gobierno es absoluto. Que se vaya a vivir un minutito en el campo, a la montaña, al páramo, para que siquiera pueda hacerse una idea de por qué luchamos".

Para las 11 de la mañana se habían paralizado todas las carreteras de Pastaza y la gente iba a tomar la sede de los poderes de la provincia; hubo una marcha a la que se sumaron todos los sectores, y los maestros fueron amenazados de quedar cesantes si se involucraban, pero en asamblea se pronunciaron por la desobediencia civil.

En Tungurahua, relata el delegado, no le tienen miedo al ejército ni a la policía: "Hace 15 días los desalojamos de la carretera, y lo volveremos a hacer".

El delegado shuar de Morona de Santiago insta "a la unidad del uniformado, del civil, del indígena, del cholo, del blanco, del montuvio y del negro; ésta no es sólo una lucha de indios, la patria es para todos, con dignidad y soberanía". El delegado quichua de Zamora Chinchipe, tan sólo dice: "A Mahuad le decimos: afuera. Estamos aquí desde siempre y para siempre".

Desde la costa llega también la voz de los montuvios, los negros y los migrantes quichuas provenientes de la sierra: las carreteras de los siete cantones de Esmeraldas están paralizadas al igual que en Porto Viejo y Manta, en Manabí. En Los Ríos se denuncia la represión policiaca encabezada por el gobernador provincial, sobre todo en Pueblo Viejo y Ventanas, donde se golpeó y se detuvo a 21 campesinos.

Los cuatro cantones del norte de Guayas también están paralizados y desde Colimes reportan que la policía disparaba al cuerpo, y aunque no se sabe de heridos de bala, la gente fue "salvajemente golpeada".

En Guayaquil la gente intentó tomar las antenas televisivas de Santa Ana, pero fueron repelidos. Loja, Asuay y Cañar mantienen también un fuerte bloqueo carretero.

Las resoluciones del día pueden resumirse así: inaugurar una democracia que responda a la soberanía popular; continuar rompiendo los cercos represivo e informativo; exigir la liberación de todos los detenidos bajo el estado de emergencia; proseguir la marcha pacífica pero firme hacia Quito; hacer un llamado a las fuerzas armadas y a la policía para que no desaten ni la violencia ni la represión.

También, llamar a los medios a decir la verdad y reportar con objetividad; instar a los países hermanos a estar vigilantes con "esta nueva democracia en manos de la soberanía popular", y, sobre todo, proseguir la lucha en unidad hasta derrocar a los tres poderes del país y buscar la transición a un gobierno democrático para todos.