Ť Comenzó el "levantamiento popular" contra Jamil Mahuad, afirman
Sorpresiva llegada de miles de indígenas a la capital de Ecuador
Ť Pese a que las vías de acceso estaban custodiadas, ingresaron por las montañas, estima la policía
Ap, Afp, Dpa y Reuters, Quito, 18 de enero Ť Unos 5 mil indígenas marcharon hoy por Quito en lo que denominaron "un levantamiento popular" para pedir la renuncia del presidente Jamil Mahuad ante su supuesta incapacidad para sacar al país de la severa crisis económica, y también la disolución de los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial.
"Venimos a fundar un nuevo Ecuador concebido bajo el punto de vista indígena y popular", dijo Antonio Vargas, líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie).
Procedentes de varias provincias del país, los indígenas llegaron a la capital esta madrugada burlando los controles policiales montados en los accesos a la ciudad y luego marcharon por la céntrica Avenida 10 de Agosto, pero a la altura del Banco Central la policía les impidió avanzar hacia el Palacio de Carondelet, sede del gobierno.
Mientras, chamanes vestidos con trajes tradicionales quemaron hojas y especias y tocaron tambores en señal del comienzo de "la era de la paz, la justicia y el trabajo".
La concentración se da en el marco del "levantamiento indígena y popular" que empezó el sábado, aunque inicialmente sin demasiada fuerza, y los participantes se instalaron por "todo el tiempo que sea necesario" en un céntrico parque de Quito.
Además, la Conaie pretende paralizar el país con un bloqueo de carreteras, que logró ser controlado parcialmente, aunque tomó fuerza en las provincias de Cotopaxi y Chimborazo.
Los indígenas, que representan entre 30 y 40 por ciento del millón 500 mil ecuatorianos, plantean la creación de "un gobierno de salvación nacional" integrado por representantes de las fuerzas armadas, las iglesias y los sectores civiles.
Un frente de ciudadanos, trabajadores y estudiantes también reclama la disolución de los tres poderes del Estado.
Ambos movimientos se oponen además a la dolarización adoptada hace una semana por Mahuad, quien asumió por un periodo de cuatro años y cinco meses, pero que a 17 meses de gestión afronta una oleada de descontento popular que pareció crecer en las primeras semanas del año 2000.
Espiral de violencia
José Eguiguren, secretario de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, hizo por su parte votos para que los ecuatorianos no entren en una "espiral de violencia que podría destruir al país", y manifestó su alarma porque "se están presentando índices claros de extrema violencia", aunque reconoció que la situación de pobreza "está llegando a niveles absolutamente insostenibles" en el país, que ostenta el mayor índice de inflación de América Latina y un desempleo y subempleo que suman casi 60 por ciento.
"El pueblo está en levantamiento progresivo de resistencia. Esperamos que el gobierno aguante 15 días o un mes. Estamos acá para sacar al gobierno", sostuvo por su parte Vargas, el líder de los indígenas.
Desconcertada por la llegada sorpresiva de miles de indígenas, ya que las principales vías de acceso eran vigiladas, la policía cree que éstos ingresaron a Quito "por las montañas" que circundan a la ciudad.
El gobierno reafirmó que la fuerza pública controlará el orden en el marco del estado de emergencia decretado por Mahuad el pasado 6 de enero, aunque el portavoz presidencial, Carlos Larreátegui, dijo que hay disposición para dialogar con los indígenas "siempre y cuando renuncien a sus pretensiones de destruir el orden constitucional".
A las protestas indígenas se suma una huelga por tiempo indefinido que los trabajadores petroleros comenzaron el lunes, pero que afectaba hasta ahora únicamente el área administrativa.
Por lo pronto, el presidente de la estatal Petroecuador, Wilson Pastor, anunció la venta anticipada de petróleo para conseguir recursos que constituyan "un colchón financiero" que sostenga la dolarización.
Autoridades económicas y Mahuad sostenían este martes, por segundo día consecutivo, intensas reuniones a fin de pulir las leyes que el gobierno enviará el viernes al Congreso para apoyar esa medida.
"Desearíamos que el Fondo Monetario Internacional nos acompañe en esto, pero durante el último año de intensas negociaciones ese organismo ha diferido las decisiones, los acuerdos, ha puesto demasiadas condiciones", se quejó el vocero Larreátegui ante la prensa.
El asesor económico, Guillermo Calvo, por su parte, aseguró que 'la dolarización es sólo un elemento. Acá se está quemando la casa y lo que hicimos fue apagar el fuego momentáneamente. Pero no nos engañemos, la casa está medio quemada".