PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
Parlocracia mexicana
* Proyecto pastoral para las elecciones del 2 de julio * 200 mil fieles católicos en capacitación sumarán 2 millones de votos a Labastida * El PAN, preocupado por el priísmo de la jerarquía católica * Los millonarios gastos electorales atentan contra la inflación * Recorta Banco de México el circulante
Sorpresas que da la vida en esta parlocracia que vivimos. Ahora resulta que gracias a la reforma salinista al artículo 130 constitucional, que se aprobó por mayoría en el Congreso (sí, votaron a favor priístas, panistas y hasta perredistas) las iglesias le entraron a la política. Curas y pastores están en campaña. Y precisamente cuando el presidenciable Vicente Fox, asesorado por los estrategas del PAN y de su equipo de campaña se atreve a comparar a la Iglesia católica con el PRI, el cardenal Norberto Rivera sale al púlpito de su catedral y demanda a los partidos políticos que no hagan proselitismo usando su institución y su grey. Dice el señor cardenal: "Si la jerarquía católica prescinde de la política, que los políticos no se metan con la religión". El líder de la Iglesia entra al debate, y su equipo en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) declara que los fieles (la mayoría de los ciudadanos del padrón electoral) dirán en las urnas la última palabra. El nuevo escándalo de Fox se minimiza dos días después, cuando la jerarquía católica anuncia la renovación del proyecto pastoral Compromiso Político del Cristiano, que hace varios años creó el hoy cardenal de Monterrey, Adolfo Suárez Rivera, quien, vale traer a cuento, presidió la CEM en el sexenio de Salinas de Gortari (1988-1994). Sin más, se conoce que el objetivo primordial de ese compromiso en el nuevo milenio es capacitar a más de 200 mil fieles para los procesos electorales del 2000. Muy seguramente los feligreses ofrecerán misas y rezarán rosarios, guiados por sacerdotes, obispos y arzobispos, para que la Divina Providencia ayude a este México nuestro a dejar atrás la parlocracia para alcanzar la paz eterna allá en la democracia del reino de los cielos. Vale por los católicos que harán rezos y cantos en las parroquias, y también por la promoción del voto: cada uno de los 200 mil fieles capacitados llevará a 10 feligreses a las urnas.
Q ué va: los curas hacen política hoy como en el pasado, sólo que ahora, en la parlocracia mexicana, la política es abierta y escandalosa. šHay muy buenos parlanchines! La declaración del presidenciable Fox que escandalizó a moros y cristianos tiene su razón de ser. La cúpula del PAN está muy preocupada por el intenso trabajo político de la jerarquía católica. Obviamente, los panistas no abrirán fuego directo contra los líderes de la Iglesia, perderían mucho más que con las escandalosas declaraciones de su candidato, que alientan el sentir opositor de los evangélicos contra el sistema (como lo hiciera en la guerra cristera, paradójicamente, el general Calles, fundador del mismo PRI). Llamaron a su hombre fuerte, Diego Fernández de Cevallos, católico de a de veras para negociar lo que se pueda con los jerarcas de la Iglesia. Y es que en los asuntos y las campañas políticas del PRI-gobierno se ha hecho público y notorio el aval y la presencia de algunos cardenales, como el papable Norberto Rivera, o Juan Sandoval, el de Jalisco; de arzobispos como Emilio Berlié, de Mérida, y de obispos como Onésimo Cepeda, de Ecatepec, y Luis Reynoso Cervantes, de Cuernavaca. šBueno, hasta el nuncio papal, Justo Mullor, hace política! (si el relevo del obispo Samuel Ruiz de la diócesis de San Cristóbal no sólo es eclesial, es todo un relevo político). Y como nota social le refiero que, como se esperaba, el arzobispo de la Iglesia ortodoxa, Antonio Chedraui, aprovechó su cumpleaños número 64 para hacer una gran fiesta que reunió a la grey priísta, desde Dulce María Sauri, presidenta del tricolor, hasta su candidato presidencial, Francisco Labastida. Chedraui, quien lleva una intensa vida social (casi como la de Onésimo Cepeda), convidó al festejo a puro priísta y uno que otro periodista.
Y bien, si la carta pastoral del cardenal de Monterrey (por cierto, unos documentos político-religiosos que vale la pena consultar), modernizada por la jerarquía eclesiástica, según cálculos de la directiva tricolor, sumará 2 millones de votos ųcifras muy conservadorasų a la causa de Francisco Labastida, y también el proyecto de promoción electoral Redes 2000 ųa cargo de Teresa Uriarte, la esposa del presidenciableų atraerá 3 millones de simpatizantes, más los 8 millones de votos duros del PRI, uno se pregunta por qué habrán de gastarse los cientos de millones de pesos en espacios publicitarios, si la elección está prácticamente decidida a favor del priísta Labastida. Ayer mismo, los Amigos de Fox anunciaron que reunirán 220 millones de pesos para sumar a la campaña del candidato del PAN, que costaría unos 450 millones. Estas cifras son las que se cuentan; los gastos reales de las campañas políticas, que se pagan en dinero líquido, contante y sonante, son los que preocupan, y mucho, a la Junta de Gobierno del Banco de México, que ayer mismo decidió sacar de circulación 180 millones de pesos diarios, a partir de hoy. O sea, que les guste o no a los presidenciables, ųparticularmente al del PRIų el polémico gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, está dispuesto a continuar a toda costa con la restricción monetaria como arma en el combate a la inflación, y los candidatos tendrán que ajustar a la realidad sus propuestas económicas, y de ganar la Presidencia, convivir con un autónomo Banco Central que ya tiene muy claros sus compromisos. Como avance, hoy miércoles, el Banco de México enviará a la Comisión Permanente del Congreso el Programa Monetario para el 2000, cuya prioridad es reducir la inflación a 10 por ciento, y persistir hasta ubicarla en el nivel de los principales socios comerciales en un plazo no mayor de tres años... Por lo pronto, a cuidar las finanzas, porque en la parlocracia mexicana, los gastos de dos años electorales seguidos ų1999 con las primarias y 2000 con las constitucionalesų significan a la nación varios cientos, miles de millones de pesos, y ya no hay dinero que alcance.
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