Ugo Pipitone
Un par de cosas
L a primera es, naturalmente, la victoria de Ricardo Lagos en Chile; la segunda, esa megafusión multimedial que acaba de ser anunciada en Estados Unidos. Dos temas que tienen asonancias o, cuando menos, ecos cruzados. Comencemos con Chile.
Lagos llega a la Presidencia de su país con una ventaja de dos puntos porcentuales sobre su oponente. Lo cual sugiere varios temas. Uno entre todos: Ƒcómo usar la Presidencia para evitar el posible enfrentamiento entre las dos mitades políticas del país? El hecho de que más de 48 por ciento votaran por Lavín (el candidato conservador) obliga a todos los chilenos a hacerse una pregunta incómoda: Ƒpor qué? Una mitad conservadora y otra progresista: Ƒes ésta la imagen correcta de la realidad chilena de inicio de siglo? Tal vez sí, tal vez no. Como quiera que sea, Chile es la expresión viva de una enseñanza global: no se gobierna nunca para una sola parte del país. La construcción política es, justamente, esto: armazón de compromisos institucionales que permitan a una sociedad desplegar lo mejor de sí misma.
Pero, hay algo más. Han pasado 30 años y, otra vez, un socialista llega al gobierno de Chile. Y, a diferencia de Allende (que los tiempos no ayudaron), tendrá que demostrar la capacidad de ampliar el área de los consensos sociales (más allá de la estrecha ventaja electoral) hacia las reformas progresistas que el país necesita. El próximo gobierno de Lagos tendrá que penetrar el espacio conservador con razones que no pueda dejar de reconocer. Y, al mismo tiempo, tendrá que reforzar la armazón democrática del país.
Ningún gobierno democrático puede, ni debe, ser el instrumento de una revancha social. Desde el socialismo, como patrimonio de culturas, se trata hoy de dignificar la función institucional mostrando, al mismo tiempo, que laicismo y voluntad solidaria son claves esenciales de cualquier construcción política digna de ese nombre. Estas son las tareas esenciales que, en medio de urgencias económicas, sociales y políticas, tendrá que enfrentar el futuro gobierno de Lagos.
El otro hecho, mencionado al comienzo de esta nota, es la fusión empresarial más grande (y que también podría revelarse como la más importante) de la historia económica moderna. Me refiero a la voluntad de Convergencia señalada en los días pasados por el principal proveedor de acceso a Internet, America OnLine (AOL), y por la empresa multimedial (sistemas de cable, televisión, cine, información) más grande del planeta, Time Warner. Tanto para tener un orden de magnitud, digamos que el valor del capital acumulado de esta fusión, si llegara a completarse, sería de 350 billones de dólares, algo así como cuatro quintas partes de la riqueza anual producida por México.
Ese encuentro de gigantes significa que Time Warner tendrá la posibilidad de penetrar mucho más intensivamente entre los consumidores a través de Internet. Y AOL podrá usar el patrimonio informativo y de diversión más grande del mundo. Una fusión que obliga a algunas preguntas. ƑEs saludable la creación de un Behemoth de esta envergadura para los ciudadanos de Estados Unidos? ƑFavorecerá la pluralidad y la honestidad informativa? Y además, Ƒserá positivo para el mundo entero un mayor control estadunidense sobre entretenimiento e información globalizados? En estos momentos, el pensamiento va hacia Zamyatin, Orwell y Aldous Huxley.
He aquí una de las posibilidades de la globalización: la formación de gigantescas empresas con un formidable poder para condicionar valores y comportamientos de miles de millones de seres humanos. Otra vez, Estados Unidos nos muestra una de las más conflictivas fronteras del futuro: el control de la información y los límites de la iniciativa privada.
Regular las fusiones que amenacen con formar intereses privados capaces de condicionar poderosamente la vida colectiva, es, obviamente, una forma de autodefensa democrática. La globalización es, a todas luces, el mar en el cual tenemos que navegar. Pero esto no significa que todas las corrientes de este mar tengan que ser aceptadas como decretos divinos que no toleran regulaciones humanas.