Marta Lamas
Lourdes Diaque y el silencio
M al inicia este año: Lourdes Diaque, talentosa terapeuta y periodista, fue asesinada. Al parecer, el sábado primero salió de casa de su hermana en la ciudad de México y tomó un taxi. Al día siguiente la hermana fue convocada a reconocer el cadáver. La macabra historia podría inscribirse en la lista de atracos que terminan con la muerte de la persona asaltada, si no fuera por la forma atroz en que se encontró el cuerpo: con señas de violación e indecible tortura física. ƑAcaso la despiadada misoginia del asesino de Ciudad Juárez ya llegó al DF?
En un conmovedor texto sobre las muertas de Ciudad Juárez, María Teresa Priego denuncia el silencio y la evasión de toda una sociedad ante esos asesinatos. Se pregunta por qué esas muertes, con tal grado de salvajismo, no han trastornado a la opinión pública, por qué no nos hemos volcado a la calle para exigir justicia. A continuación ella interpreta esa serie de asesinatos como "un odio atroz contra lo femenino". Lo que el asesino tortura y ultraja no es una persona "sino un sexo femenino".
Al reflexionar sobre el horror de la muerte de esas mujeres, Priego se pregunta: "ƑCómo se entra en un duelo semejante?... ƑCómo se vela a una hija (o una compañera, diría yo) asesinada en la tortura?" Más adelante se interroga: "ƑCómo se vive cuando esa persona muerta se convierte para los demás en un número, en un expediente postergado? Cuando los investigadores no investigan y los jueces no imparten justicia."
Lourdes conducía los sábados un programa radiofónico comprometido con la causa de las mujeres llamado Sin Vergüenza. Con agilidad e inteligencia, planteaba temas, traía invitados, ofrecía información. A excepción de una noticia por radio que se escuchó en el estado de México, de la carta del tío en Reforma, las esquelas de compañeros y amigos, y de un homenaje en el IMER a su trayectoria, poco se ha comentado el caso. Aparte de la desolación que me embarga, me perturba el silencio en torno al caso. ƑCómo es posible que no se difundan las dramáticas circunstancias de su muerte? ƑPor qué los medios no usan sus recursos para informar y concientizar a la ciudadanía sobre la significación de esta muerte, tan espeluznantemente misógina?
Compañeros de trabajo de Lourdes suponen que los medios callan para que "la gente no se asuste". Otras personas consideran que el silencio es necesario para no entorpecer las averiguaciones. ƑDe cuándo acá el reclamo ciudadano "entorpece" a la justicia? El más alto deber de los medios en una sociedad democrática es opinar y hacer que la opinión pública se exprese. Precisamente lo que la ciudad de México requiere para que esto no se repita es que tanto sus habitantes como sus gobernantes lo sepan, opinen, exijan investigación y analicen los resultados.
ƑCuándo y dónde ha servido el silencio para detener el horror? El silencio alienta la paulatina reducción de un hecho aberrante en algo común. Ante la indiferencia, la barbaridad pasa a ser lo "normal". En su artículo, María Teresa Priego retoma como título el de una canción de Liliana Felipe --ƑA dónde van los que se van?-- y expresa que necesita pensar que algo de las mujeres muertas en Ciudad Juárez se va a los actos y las palabras, a las transformaciones posibles: individuales y colectivas, privadas y públicas.
Mientras el caso se resuelve y la Procuraduría de Justicia ofrece resultados los medios podrían analizar este ejemplo de salvaje misoginia. Hay que hablar de eso, manifestar nuestra indignación, exigir explicaciones, cuestionar el silencio. La única salida productiva al dolor es la palabra.