Ť Altos precios y desorden en la comercialización, entre las causas: ANEC
Cae 10% el consumo de maíz y frijol
Ť Los productores no alcanzan a cubrir costos y muchas cosechas siguen almacenadas
Angélica Enciso L. Ť El consumo de maíz y frijol, los dos alimentos básicos de los mexicanos, cayó 10 por ciento el año pasado debido a que el precio al consumidor se elevó --sin que los agricultores se vieran beneficiados con ello--, así como al desorden en la comercialización y a la caída del poder adquisitivo, señaló Víctor Suárez Carrera, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras (ANEC).
Los productores de maíz han recibido en los últimos tres años el mismo precio por tonelada, que se ubica en mil 350 pesos en promedio, y el costo de la tortilla durante ese periodo pasó de 2 pesos a 4.50, por lo que en este caso quienes se benefician son los industriales de la masa y la tortilla y de la harina, agregó.
Los frijoleros venden en 2.50 pesos el kilogramo --con costos de producción de siete pesos--, y para el consumidor el producto va de los 8 a los 10 pesos. Entre enero de 1994 y 1998, el costo de la canasta básica se elevó en 240 por ciento. Tan sólo el precio de la tortilla se incrementó 350 por ciento; el de la harina de maíz en 320 por ciento, y el de la masa en 220, indica información de ANEC.
Excedentes productivos
El problema no es sólo para los consumidores, ya que los productores tienen casi 200 mil toneladas de frijol de la cosecha anterior almacenadas y ya están frente a la producción de la actual, que de acuerdo con la Secretaría de Agricultura llegará a las 673 mil toneladas, 300 mil menos que un año antes.
En Sinaloa los agricultores tienen existencias de la producción de frijol de otoño-invierno de 1998-1999, la cual se encuentra en bodegas y cuyos costos de pignoración por tonelada son de 70 pesos al mes, situación que les ha ocasionado pérdidas por 200 millones de pesos.
A partir de octubre de 1998 Conasupo salió del mercado de frijol y desde entonces el desorden prevalece en detrimento de los 250 mil productores, de los precios, de su ingreso y de los consumidores, señaló Víctor Suárez. Explicó que la paraestatal compraba 40 por ciento de la cosecha, la sacaba del mercado para regular la oferta, pero ahora esta acción la deben realizar los agricultores que en su mayoría son de temporal y no disponen de recursos.
Mientras en los estados productores de Nayarit, Sinaloa, Zacatecas, Chihuahua y Durango permanece almacenada la leguminosa, el consumo se redujo 10 por ciento en las principales zonas consumidoras que se ubican en el centro y sur del país.
Agregó que el gobierno no ha impulsado un esquema que apoye un nuevo sistema de comercialización, por lo que en este momento existe el problema de la sobreoferta de la leguminosa, propiciada también porque el año pasado se importaron 100 mil toneladas de frijol de Estados Unidos y Argentina.
Pese a que la producción nacional que llega a los 1.2 millones de toneladas es suficiente para el consumo doméstico que es de la misma proporción, la leguminosa quedó incluida en el TLC y la cuota del año pasado fue de 80 mil toneladas, sin que se cobrara arancel.
Por ello, Suárez considera importante que en la Ley de Ingresos aprobada en diciembre quedara estipulado un cobro mínimo de arancel a las importaciones en el marco del TLC de un 30 por ciento, aunque no sea el estipulado en el acuerdo para este año.
Frente a esta situación, la ANEC propuso que los 150 millones que se adicionaron a Alianza para el Campo se destinen a la formación de un esquema regulador del mercado de frijol, basado en la formación de cinco consejos estatales para el ordenamiento del mercado en las entidades productoras, con la participación de las organizaciones de agricultores y los gobiernos estatales y federal, además de que se creen cinco fondos, también estatales, para apoyar los costos de financiamiento para la comercialización, pignoración y transporte.
Efectos de la liberación
Luego de que el año pasado desapareció Conasupo y el subsidio a la tortilla, el mercado de maíz quedo abierto y los productores obtuvieron bajos precios por tonelada del grano que no les permiten cubrir los costos de producción de 6 mil pesos por hectárea. La ''brecha entre los precios de la tortilla y de la harina de maíz, con la materia prima, se amplió de manera escandalosa'', dijo Suárez.
En entrevista expone que el consumo de tortilla, ya sea de harina de maíz o masa nixtamalizada, se redujo 10 por ciento, mientras el de harina de maíz tuvo una caída de 18 por ciento.
Para los productores la situación es cada vez más difícil, ya que sin disponer de apoyos suficientes para producir tienen dificultades para vender las cosechas. Además se encuentran ante una concentración de la comercialización, debido a que la transnacional Cargill adquirió el año pasado cerca de un millón de toneladas de maíz de una producción de 18 millones de toneladas, a lo cual se agrega que las importaciones rebasaron nuevamente la cuota establecida por el TLC de casi 3 millones de toneladas, al llegar a 5 millones de toneladas.
Sólo entre 1994 y 1998 se importaron de Estados Unidos 5.3 millones de toneladas de maíz por arriba de la cuota, sin que por ello se pagaran aranceles, lo cual significó una pérdida por este concepto para el país de mil 500 millones de dólares. En total en este periodo el promedio de importaciones fue de 6 millones y el año récord de compras fue 1998 con 8.7 millones de toneladas, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Ante esta situación, estimó Suárez Carrera, sería necesario crear un consejo nacional para el ordenamiento del mercado de maíz, además de que considera una injusticia que sigan sin cobrarse los aranceles establecidos en el TLC, ya que la liberación de este producto, fijada para el año 15 del acuerdo comercial, se dio de inmediato.