Ť Aclaración a Luis Mandoki Ť
Ť Elena Poniatowska Ť
Me refiero por única vez a algunos comentarios de Luis Mandoki en torno a la muerte de Gaby Brimmer, que expresó desde Los Angeles en una conversación telefónica el 6 de enero, a las 9:00 de la mañana, por Radio Televisa, y que escuché puesto que me entrevistaron después de él.
A propósito del libro que escribí, Gaby Brimmer (Grijalbo, 1979), Mandoki declaró que lo único que me interesa es el dinero, que soy mezquina y ambiciosa; que la superproducción que él dirigió despertó mi afán de lucro y celebridad y que le parecía muy triste que a la hora de la muerte de Gaby volviera yo a mencionar el enojoso asunto de la película. Quien lo mencionó en ese momento fue el mismo Mandoki.
Al respecto deseo aclarar algunos puntos:
Para escribir el libro sobre Gaby Brimmer entrevisté a su madre, Sari Brimmer, y a Florencia Morales Sánchez (no las entrevistó Gaby), e hice el trabajo de edición que requiere cualquier libro para que resulte informativo y atrape el interés del lector. Gaby me pidió que incluyera algunos de sus poemas, cosa que hice con enorme aprecio. Asimismo, la fotógrafa Mariana Yampolsky, mi amiga del alma, tomó algunas de las fotografías que acompañan al libro junto a las que yo misma tomé de Gaby, Sari y Florencia en el jardín de su casa.
Una de las personas entrevistadas fue necesariamente la misma Gaby, cosa que hice con simpatía, paciencia y cariño.
Al terminar mi libro, le doné 50 por ciento de los derechos de autor a la propia Gaby, en vista de la admiración que me provocó la extraordinaria lucha que siempre mantuvo contra su parálisis cerebral.
Tiempo después de la publicación del libro, Luis Mandoki se puso en contacto conmigo a fin de rodar una película a partir de él.
En conversación que grabé, Mandoki repitió con insistencia que no tenía dinero para pagar los derechos de autor y que sólo disponía de unos 2 o 3 mil dólares.
''Bueno ųle respondíų, si esa es la situación renuncio a mi 50 por ciento y que todo sea para Gaby''.
Lo remití a la escritora, le di su dirección y le dije que Gaby La Gaviota quería y podía volar sola.
Pasaron algunos años y Mandoki me invitó, por medio de Luciana de Cabarga, para que asistiera a la filmación en Cuernavaca y hablara de Gaby con Liv Ulman y Norma Aleandro (las dos grandes actrices de la película), cosa que hice con entusiasmo. Incluso el último día de la filmación, en la librería El Parnaso de Coyoacán, Luis Mandoki hizo una toma mía en una escena de firma de libros de Gaby Brimmer.
A lo largo de los años siempre, siempre he tenido una considerable dificultad para defenderme. Son mis amigos y ahora mis hijos quienes dicen: "ƑCómo vas a dejarte?". Tengo tendencia a pensar que no vale la pena refutar los ataques a los que se expone cualquiera que, por alguna razón, aparece en público.
Posteriormente me enteré de que Mandoki me había mentido cuando leí una copia del contrato relacionado con derechos de autor, copia que obtuvo el despacho Larrea Richerand y Sánchez Jasso, y entonces supe que el cineasta había pagado 35 mil dólares en contrato firmado a espaldas mías, puesto que yo era la autora, aunque apareciera como coautora por la deferencia hecha a Gaby. Además de esa suma, Mandoki se obligaba a pagar un porcentaje sobre las entradas brutas. El contrato está registrado en la Sogem. Los abogados Larrea Richerand y Sánchez Jasso me aconsejaron demandarlo civil y penalmente, y tuvieron un par de entrevistas con los abogados de Mandoki para remediar el fraude.
Por radio, en la entrevista de este 6 de enero de 2000, Mandoki dijo que la demanda no prosperó porque los abogados no encontraron cargos suficientes que perseguir, cuando la verdadera razón fue que me di cuenta que en la demanda quedaría involucrada Gaby y por eso decidí no presentarla. Nunca hubo demanda. Solicité, en cambio, que por lo menos respetaran en un mínimo aspecto mi derecho como autora y se me incluyera en los créditos de la película, que se hizo posible gracias a mi libro. Yo no pedía dinero, pedía justicia.
El crédito debía ser "adelante", con tres segundos en pantalla, "a cuadro", "fijo", con letras del mismo tamaño que el de las actrices principales y el texto "From the original work by Elena Poniatowska". Mandoki me negó ese crédito.
Según me dijeron quienes asistieron al estreno de Gaby: A True Story as Told to Luis Mandoki (yo me encontraba ausente de México) no se me dio más que un crédito mínimo, en letras diminutas, al final de la película, entre un montón de nombres, ya cuando los espectadores se han levantado de sus asientos, y el título, Gaby, una historia verdadera contada a Luis Mandoki, resulta una falacia, porque el cineasta se enteró de la vida de Gaby mediante mi libro. Era difícil que Gaby se inventara otra biografía, de por sí la historia de su vida es lo suficientemente impactante. Por eso, la mayoría de las escenas de la película resultan iguales a lo que Gaby, Sari y Florencia me contaron.
Ahí terminó mi relación con Mandoki pero no con Gaby, a la que seguí estimando tanto como a Florencia Sánchez Morales, cuya nobleza y capacidad de entrega siempre despertaron en mí un sentimiento de asombro. Sin embargo, cuando algo me duele, procuro alejarme o por lo menos no ponerme de nuevo en el lugar de las patadas.
En cuanto a Mandoki, preferiría no volver a hacer aclaración alguna, a menos que sea ante el Poder Judicial.
Para desmentir también la afirmación de Mandoki, de que mis abogados dijeron que mi demanda en contra suya no prosperaría, firman conmigo Gabriel Larrea, Roberto Sánchez Jasso y Juan Antonio Ascencio.